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VÍCTOR MORA, EL HÉROE DEL ATLETISMO COLOMBIANO

Este polémico deportista siempre con sus comentarios ácidos no dejó de lado la Medio Maratón de Bogotá al calificarla de “circo” porque, según él, los organizadores de este evento lo único que hacen es enriquecerse a costa del dinero de las inscripciones y la ayuda a los atletas colombianos es casi nula.

Por: Fabio Andrés torres
Por: Fabio Andrés Torres

Transcurría el año de 1981. Michael Jackson paso a paso se convertía en el rey del pop; nacía MTV, el canal dedicado a transmitir 24 horas vídeos musicales; Lady Di le daba el sí a Carlos de Gales en el altar y, el 31 de diciembre de ese mismo año, el atleta bogotano Víctor Mora, se coronaba campeón por cuarta vez en la mítica carrera atlética de San Silvestre en Brasil. Se convirtió entonces en el primer latinoamericano en ubicarse la mayor cantidad de veces en lo más alto del pódium.

Tres décadas después “El Indio”, como fue apodado despectivamente por un periodista radial, reside en Brossard provincia de Quebec (Canadá) desde hace seis años junto a su segunda esposa Dora Janeth y su hija de nueve años Lina Sofía. Desde la distancia y a través de la pantalla del computador, se escucha del otro lado una voz que dice “buenas noches, no lo estoy escuchando bien”. Aparece así Víctor Mora, con su abultada cabellera y poblado bigote, con gesto adusto, tal como se le veía en épocas de gloria, por allá en las década de los años 70 y 80.

El autor en entrevista con Víctor Mora vía Skype
El autor en entrevista con Víctor Mora vía Skype

Tras una larga jornada de trabajo, Mora atiende esta entrevista a través de Skype desde una mesa de noche en su cuarto, vestido de sudadera azul y camiseta blanca a la primera pregunta sobre su niñez, hace un pequeño silencio y responde “mi infancia fue como la de todos los muchachos, fue la de un niño criado con algunos consentimientos y permisiones, pero nada en especial”, se extiende en la respuesta y sólo hasta una nueva pregunta logra parar.

El periodista Julio César Sandoval, manifestó “Víctor Mora era una persona que no le gustaba hablar con la prensa, pero al final de su carrera se volvió más comprensivo con los medios”.

No sólo el imponente paso que marcaba Víctor Mora en las numerosas carreras de la gran carpa del atletismo mundial lo daban a conocer como uno de los hombres a vencer en cada prueba disputaba en cualquier lugar del planeta, sino que su ahínco para liderar los derechos de los deportistas colombianos lo hicieron merecedor del respeto de sus colegas y la opinión pública.

Fue así que para los Juegos Deportivos Nacionales de1974 disputados en Pereira “El Indio” decide no participar en estas justas porque encontraba inaudito que la Perla del Otún, una ciudad más pequeña que Bogotá, tuviese una pista atlética y la capital del país no. De igual forma, en 1976 Mora rechazó ser el deportista del año por el diario “El Espectador”, porque le imponían vestirse con ropa de un patrocinador del evento para asistir a la gala de ceremonia. El atleta no aceptó.

Este polémico deportista siempre con sus comentarios ácidos no dejó de lado la Medio Maratón de Bogotá al calificarla de “circo” porque, según él, los organizadores de este evento lo único que hacen es enriquecerse a costa del dinero de las inscripciones y la ayuda a los atletas colombianos es casi nula.

En otro aspecto en el cual éste deportista no dejaba cabos sueltos era en el riguroso entrenamiento que realizaba, apodado “entrenamiento a lo Víctor Mora”, rotulo impuesto por sus colegas de la época, Domingo Tibaduiza y Álvaro Mejía también campeones de la San Silvestre. Este adiestramiento consistía en realizar 12 o más intentos en los 400 metros para bajar las marcas establecidas, teniendo en cuenta el cómo entrenaban sus adversarios.

mauricio-gonzalez-semifondistaEstos arduos y extenuantes entrenamientos hicieron que las dos mejores marcas en la prueba de 5.000 metros en Colombia, impuestas por Domingo Tibaduiza y Víctor Mora, se perpetuaran por más de 30 años hasta que en abril de 2013, Mauricio González, el mejor fondista de la actualidad superara a Víctor Mora por tres segundos y quedando a dos Domingo Tibaduiza quien posee la mejor marca en esta modalidad desde 1978.

En respuesta a esta situación Mora concluye que esto se debe a que los corredores de la actualidad no corren por mejorar marcas y ganar carreras como lo hacían él y sus contemporáneos, sino que el foco central de la nueva sangre del atletismo colombiano es la participación de carreras donde la bolsa de premios sea generosa, además Mora reitera que el recambio generacional en el atletismo colombiano nunca se efectuó.

González reafirma la posición de Mora, a entender, que en la actualidad se corre por dinero a diferencia de épocas anteriores donde la gloria jugaba un papel destacado. Hoy en día el atleta diseña su calendario para participar en las carreras que le traigan mayores beneficios a sus cuentas personales.

Es de conocimiento general que los resultados exitosos de Víctor Mora en los diferentes escenarios del mundo le bastaron para ser admirado y reconocido en Colombia. A tal punto que su popularidad llegó al colegio de sus hijas donde eran vistas como unas atletas tal como su padre: “en la época del colegio, mi hermana y yo tuvimos muchos problemas en la clase de educación física porque nos exigían más de la cuenta por el hecho de ser hijas de Víctor Mora”, aseveró María Constanza Mora.

De otro lado, Mora afirma que su participación en los Juegos Olímpicos de Munich 1972 y Montreal 1976 no fueron las mejores presentaciones que pudo hacer en su carrera y la razón a ello es que en el año de 1972 lo hicieron correr maratón, modalidad en la cual no estaba preparado porque su especialidad era semifondo y en el 1976 a falta de unos días de las justas una lesión mermo el buen nivel que presentaba por aquellas fechas.

Desde 2008 Canadá ha sido su casa y aunque allí no es una gloria o una persona reconocida, vive tranquilamente con su familia, como empleado en un parqueadero donde su labor diaria se resume a acomodar carros y a esperar cumplir el tiempo para recibir la nacionalidad canadiense.
El deseo de obtener esta nacionalidad se basa en su hija menor; para que ella pueda vivir en un país que pueda ofrecerle una calidad de vida que no cree que en Colombia pueda encontrar.

Regresar a Colombia es su meta a mediano plazo. Volver a esa tierra que cada 31 de diciembre al son de “faltan cinco pa’las doce” y la “Gran Fiesta de los Hogares Colombianos de Jorge Barón vibra como hizo con sus triunfos en la San Silvestre. Esa misma que con el paso del tiempo se reveló como una nación que solo está en los gozosos, no en los dolorosos, y que lo envió completamente al baúl de los recuerdos.

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