El clásico número 285, entre los equipos capitalinos, aún no termina por convencer a los hinchas cardenales, quienes disgustados con el arbitraje, salieron del Campín con el sabor de la derrota.

Con Agustín Julio asumiendo el rol de director técnico de Independiente Santa Fe, tras la sorpresiva renuncia del uruguayo Gerardo Pelusso, el equipo rojo no desentonó en el cásico capitalino. La velocidad y el pundonor evidenciado en el primer tiempo, no fueron suficientes para que Santa Fe aprovechara el mar de errores de los zagueros azules.

Incierto, como es el futbol habitualmente, dió como vencedor a un Millonarios que no generaba fútbol, no tenía el balón y lanzaba pelotazos sin destino. Su única llegada clara al campo rival partió de un tiro de esquina cobrado por Jonathan Estrada, quien asistiría a David Mackalister Silva y este abríría el marcador 1-0 ante un  Santa Fe que se iría sorprendido al vestuario.

El cuadro embajador, ampliaría la diferencia gracias a un penal inexistente de Sergio Otálvaro sobre Michael Rangel. Una falta que solo vio el arbitro central. El encargado de poner el marcador 2-0 fue Jonathan Estrada quien con un remate certero, hizo imposible la la atajada del portero cardenal.

El arbitraje, liderado por el central Gustavo Murillo, dejó muchas críticas. Llenó de tarjetas amarillas el juego, perdonó la expulsión a Rafael Robayo -Quien debió ser expulasdo tras una falta sobre Jonathan Gómez cerca del área- y a Michael Rangel que no se cansó de simular faltas para obtener un penalti.  A quien no le perdonó el cartón rojo fue a Jonathan Gómez. El argentino salió del encuentro aplaudiendo al juez.

Son ya seis clásicos que el equipo embajador no pierde. Su juego aún no termina por convencer, pero ha logrado resultados que lo tienen compartiendo puntos con el segundo de la tabla. Por su parte, Santa Fe con un futuro incierto, espera la llegada de un nuevo técnico y la decisión de que Omar Pérez  no abandone el cuadro cardenal.