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Nuevas vidas, nuevos problemas

Por: Claudia Patricia López

La ignorancia frente a las preguntas ¿Cómo planificar? Y ¿Cuáles son los métodos de planificación? Ha hecho que la población colombiana crezca más día tras día aumentando así los desplazamientos, la violencia, la pobreza y la desigualdad.

Al gobierno colombiano los embarazos generados anualmente le cuesta aproximadamente 2 billones de pesos. Por ejemplo, el solo parto de una mujer le sale por $1’000.000, y entre controles prenatales, medicamentos, entre otros, se puede estar gastando entre $2’000.000 a $3’000.000.

¡Imagínese por cuánto nos sale a los colombianos que una mujer esté encinta, especialmente las de bajos recursos! ¿A dónde van tantos impuestos? ¿Por qué el país está como está económica, moral y socialmente hablando?

El 22.5% de las mujeres en el continente entre los 14 y los 19 años de edad quedan en estado de embarazo al año. En Colombia, una de cada cinco mujeres está embarazada o lo ha estado antes, por primera vez, ya sea por accidente, por error, por los tragos, o por otras razones; estos primeros bebés en la mayoría de los casos no son deseados. ¿Pero y los segundos?

El 3.8% de los jóvenes en nuestro país discuten con sus padres sobre relaciones sexuales, los cuidados, los beneficios y las consecuencias ¿Y el otro 6.2% qué?

Embarazos adolescentes:
Es estúpido, pero las jóvenes creen más en los consejos que les dan sus amigas sobre las relaciones sexuales y los cuidados que hay que tener con estas, que en los de las personas mayores como por ejemplo un familiar ¡Ja! Como si ellas “las súper amigas consejeras, que todo lo saben” no fueran igual o más ignorantes e inexpertas en el tema.

El maltrato familiar, los traumas psicológicos, las cicatrices morales, las violaciones sexuales, entre otras, son las razones por las cuales muchas de las jóvenes colombianas buscan irse de la casa para convivir con un novio al que, amen o no, les sacará de ese mundo en donde vivir es un problema.

Compartir habitación con 19 personas en los estratos bajos, como sucede en Cazucá, Ciudad Bolívar, en muchas partes de Soacha, y en otros lugares no solo de Bogotá sino del país, es una situación compleja.

Irse a vivir con un hombre que no responde económicamente por ninguno de los gastos, y que encima de todo las maltrata físicamente estando embarazadas o aun habiendo dado a luz recientemente, es mucho peor.

El maltrato es algo que tiene sin cuidado a muchos de estos padres que en su momento de placer, no pensaron en las consecuencias, y muchas veces obligaron con labia a su pareja a no usar protección, porque según ellos, son mucho hombre para ese tipo de cosas.

Hijos no deseados, una pareja a la que no aman, trago, tabernas, mujeres fáciles y una música que deja ver claramente la influencia que tienen sus letras como por ejemplo:

“Soy un hombre soltero, no tengo compromiso para irme pa’ la calle a nadie pido permiso, tengo un corazón grande muy fiel y muy leal puedo querer a muchas y a todas por igual. Eso no es vida no, no, no, eso no es vida, si eso no es vida entonces que es la vida, es serle fiel a una mujer y entregarle su querer cuando cumpla 80 yo lo pienso hacer…”

Su equivocada percepción sobre su papel en la vida como hombres, contribuye a que muchas de estas jóvenes con 3 o 4 criaturitas de no más de 5 años, tengan que criar a sus hijos lejos de sus padres biológicos, o que muchas veces estos niños crezcan bajo el ejemplo de un padre ladrón que junto a una pandilla de hombres roban y matan con tal de obtener un celular, que andan con una y con otra mujer frente a su mamá, llenándola de lágrimas y moretones.

Las mujeres de estratos 1 y 2 principalmente, son en su mayoría madres de hijos no deseados, pero uno entiende que el primero haya sido un “accidente”, pero ¿y los otros qué? El punto radica en que estas mujeres desconocen totalmente los métodos de planificación, y la educación sexual que brinda el país no ha asomado nunca las narices en sus vidas.

Como bien pudimos observar en el programa periodístico que transmiten en Caracol Televisión, Séptimo Día, hace unos meses atrás en su crónica “Una situación embarazosa”, adolescentes aseguraban que hervir una cerveza con 10 tabletas de acetaminofén 10 minutos después de haber tenido relaciones sexuales con su pareja sin protección, les evitaría un embarazo no deseado. Meses después nace una criatura a la que seguramente le esperará el mismo destino que su madre prematura.

Muchas de estas jóvenes madres son hijas de una mujer que vivió la misma historia, pero hace 14 o 20 años atrás. El miedo de las nuevas abuelas a hablarle a sus hijas e hijos sobre el sexo trae como consecuencia el que estén condenadas a repetirlas, y por no ser sinceras e inculcarles una educación rica en valores, las niñas vuelven a vivir tristemente lo que su madre ya vivió y de lo que seguramente se arrepintió, pero demasiado tarde.

Las compañeras de barrio, estudio y rumba, aseguran a sus amigas que acceder a los anticonceptivos ó la pastilla del día después es imposible, razón por la cual, las niñas acuden a usar bicarbonato con limón y pasárselo amargamente esperando así no ver en su vientre un bebecito.

Este y otros descabellados ‘remedios’ solo se quedan en una falsa ilusión, pues estas pócimas no expulsan el semen de la vagina, como bien creen muchas de estas niñas.

Entonces ya no les queda sino criar a los primogénitos que llegan a sus vidas, y para mantenerlos por el resto de su existencia, sus opciones de trabajo varían entre hacer el aseo a casas vecinas, reciclar, lavar ropa de los amigos o compañeros de barrio, y en el peor de los casos, prostituirse, pues la mayoría de estas jóvenes no llegan a ser ni bachilleres.

Dormir sin comer es pan de cada día en estos hogares, pues el dinero a veces no alcanza ni para la panela del desayuno. Las goteras, la humedad, el frío, y las infecciones, es lo que da solución la pregunta que hombres y mujeres deberían responderse a tiempo ¿Por qué planear un bebé?

Asumir un rol de adulto no es tarea fácil, y menos si tienes 14 años y estas a punto de dar a luz a tu primogénito. Aprender a diferenciar las muñecas de trapo de una de carne y hueso es psicológica y moralmente degradante.

Conozco el caso de una niña, que a sus 13 años dio a luz a su primer hijo, y hasta cuando éste cumplió 1 año de nacido, la preadolescente descubrió esa gran diferencia. Tuvo que madurar a la fuerza, comprendiendo que jugar a ser mamá (cosa que me parece degradante), no es lo mismo que tener que trabajar para alimentar a una criatura absolutamente vulnerable.

¿Realmente existe la educación sexual en Colombia?
Ningún colegio del país está obligado a orientar la educación sexual de sus alumnos. Son pocas las instituciones que una ó dos veces al año llevan a un conferencista, para que dicte una charla a los estudiantes adolescentes sobre la sexualidad.

Dicha charla es enfocada hacia un sentido biológico y religioso básicamente, cosa que por supuesto no sirve de nada más que para recordar el nombre de los órganos genitales, y escuchar susurros y risas por parte de los estudiantes, quienes al oír nombrar la palabra vagina, pene, eyaculación o menstruación, se sonrojan y se burlan de los otros, ignorando así la complejidad y seriedad del tema.

Colegios cristianos, católicos y evangélicos, prohíben este tipo de acercamiento con la sexualidad, y en el único momento que tocan el tema, es cuando hablan de los mandamientos de Dios y del por qué se debe llegar virgen al matrimonio, como si realmente fuéramos a estar castos y santos para ese entonces.

En otros países, como Holanda o Suecia en donde antes 16 de cada 100 mujeres quedaba embarazadas, la ley obligó a los colegios a educar sexualmente a los estudiantes, yendo al grano y hablando abiertamente del tema con ellos, razón por la cual el cuento de la cigüeña pasó al baúl de los recuerdos.

La realidad afloró, y el uso de la verdad a la hora de educarlos se convirtió en una herramienta amiga. Desde los primeros años se les instruyó a los niños en el tema, y luego se optó por distribuir de manera gratuita preservativos mensuales entre los alumnos que fueran mayores de 11 años, lo cual llevó a que hoy día solo 5 de cada 1000 mujeres aproximadamente queda embarazada (en su mayoría por deseo y no por error), mientras que en Colombia, 21 de cada 100 mujeres queda en cinta, y cada vez la cifra se torna más preocupante, pues hay por ejemplo 25.000 colegios en Bogotá, en donde las niñas están embarazadas todo el tiempo.

«La educación nunca hace daño, la ignorancia sí» lema que se lee y se escucha en toda Suecia desde 1995, cuando se aprobó la ley la cátedra obligatoria.

Simón Gaviria Muñoz en Octubre de 2009 planteó un proyecto de “Ley de cátedra obligatoria”, conocida también como: “Cátedra de salud sexual” en Colombia, con el fin de seguir el ejemplo de países extranjeros como los nombrados anteriormente, equilibrando así el problema de los embarazos no deseados.

El proyecto llegó al Congreso de Colombia, que decretó que se obligara a las instituciones a realizar actividades que se incluyeran en las áreas académicas para garantizar un desarrollo óptimo en la sexualidad de los estudiantes, pero tal vez olvidaron que es un tema de gran importancia que merece un área completa en la que se instruya correctamente a los alumnos, y la meta realmente se cumpla.

Al parecer la cuestión quedó en el mismo cuento de llevar 1 ó 2 veces al año un conferencista al colegio como para cumplir ante el Ministerio de Educación con la nueva norma exigida, pero no se dio con el punto en sí de la razón de la propuesta.

Definitivamente esto muestra la falta de conciencia e ignorancia existente, al descuidar así los futuros dirigentes y educadores de la nación.

Pienso entonces que el problema es más complejo de lo que todos pensamos, pues los adultos son mucho más ignorantes en el tema que los mismos jóvenes. Sacerdotes, Ministros, Padres de familia y hasta los mismos profesionales como tal realmente son ridículos. La relevancia de este tema la tienen aplastada, y el país cada vez se acerca más a un colapso irreparable.

A los niños que viven en un hogar ejemplar, en donde la mayor preocupación es la educación, el amor y los valores que se le dan allí, se les puede fortalecer dicha formación en el colegio, equilibrando el proceso de desarrollo.

Y en cuanto a los pequeños que en sus casas no encuentran orientación, corrección, amor y educación, pienso que hay que educarlos profundamente en las instituciones educativas, y a la vez, educar a quienes ven por ellos para que la formación sea la indicada.

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