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DESCONECTADOS

 Por: Ana María Pelaez

¡Vamos a ir a TRAP! ¿TRAP, qué será eso? Lo primero que vino a mi mente fue el género musical que se encuentra de moda últimamente, una mezcla entre el reggaetón y el rap. No tenía sentido, una salida de campo no podía relacionarse con este género musical bastante explícito con temas sexuales. Deje a un lado mis especulaciones y pregunte. -Son juegos de escape reales. Tienes que resolver una prueba llena de acertijos, dependiendo del ambiente que escojas.- me respondió Camila Quintero, una compañera de clase que propuso la idea. No tenía conocimiento que existiera un espacio como este, así que busqué más información sobre TRAP.

Grandes expectativas comenzaron a surgir entre todos los que íbamos a asistir. A pesar de que nadie tenía conocimiento alguno de este lugar, la página web y algunos videos que abordan el tema de TRAP, daban una idea de lo que sería. La ansiedad continuó constante hasta el momento en que llegamos al lugar. Un pequeño local, sumido el primer piso en medio de una casa de tres pisos. Paredes rojas, una puerta blanca y tres ventanas juntas tapadas con stickers alusivos a TRAP. Fue un poco desalentador ver un lugar tan simple y sencillo, me imaginé un lugar tan espectacular y deslumbrante como la idea de unos juegos de escape reales.

El interior del lugar correspondía exactamente a lo que me había imaginado desde afuera, un espacio pequeño con tres cuartos y una sala adecuada como una recepción. Aquí se hizo una presentación general sobre TRAP (Team Race Against Puzzle), su historia, trayectoria y establecimientos alrededor del mundo. Así mismo, como en cualquier otro juego nos explicaron las reglas a seguir, basadas en inconvenientes que se habían presenciado previamente durante la realización del juego. Regla tras regla iban siendo comprendidas por todos los asistentes, hasta que el silencio se rompió en la recomendación número 1: “Olvídate de tu celular por 60 minutos. Seguro podrás sobrevivir sin él por un rato”. Varios comentarios fueron lanzados al aire mostrando un asombro, sin convertirse en signos de molestia ni disgusto. Varios expresaron inmediatamente la necesidad de tener el celular. Algunos mencionaban que querían grabar o tomar fotos, otros procedieron a esconderlo rápidamente, y unos cuantos lanzaron soluciones para poder entrar con ellos. Sin embargo, ninguna petición fue aceptada por el encargado del lugar, diciendo: -Nos pusimos el reto de desconectar a las personas una hora de los celulares, y lo estamos logrando.-

Todos procedimos a guardar nuestros celulares para poder comenzar con el juego. Procedemos a entrar a la segunda puerta, donde se encontraba nuestro escenario seleccionado, la bomba. Un cuarto adecuado y ambientado perfectamente para sentir que te transportas a otro lugar. Nos dan las indicaciones para comenzar, y avanzar hacia nuestra primera pista. Empieza a correr el reloj, 60 minutos para resolver la prueba. La primera pista nos dejó a la deriva, no entendíamos por donde comenzar. Una habitación de aproximadamente 3 metros por 3 metros, no nos daba mucho para buscar. Unos de un lado para otro, mientras los demás fijos en los objetos que despertaban más curiosidad y esperanza de encontrar la siguiente pista. “Aquí hay algo” gritó una de mis compañeras, demostrando su ingenio. Tras esta pista, surgieron las demás, unas con mayor dificultad que otras. Una alta dosis de lógica e ingenio se necesitaron para cumplir la misión, que finalmente no lo logramos resolver.

Lo importante y destacable del lugar fue la capacidad de atrapar a las personas por la emoción y el entretenimiento del juego, olvidando todo lo demás. Por mi mente no pasaba nada más que descifrar esas pistas inconclusas que arrojaba la habitación. Me encontraba envuelta en medio de los desafíos mentales, acertijos, pistas misteriosas, llaves y candados para resolver la misión y escapar. Por 60 minutos, sentí que era parte de un juego, de esos que juega mi hermano menor en su computador o en su Xbox. Debo aceptar que el propósito de TRAP de traerle a Bogotá una nueva posibilidad de diversión que estimule la mente de una manera sana, se cumplió. Fui tragada por los acertijos, y comprendí lo que es una hora de diversión sin celular.

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