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¡Adopta una mascota!

El amor se encuentra en formas diferentes, pero cuando lo recibimos en cuatro patas encaja perfecto en nuestro corazón como un par de zapatos hechos a medida.

Catalina Blanco
Por: Catalina Blanco Gómez

Birgit  Lemberger, alemana de corazón y colombiana porque le tocó, se enamoró por primera vez a los ocho años. Pero su amor era imposible, prohibido, testarudo.

Él tenía rastas largas y negras que parecían una selva densa y espesa. Sus ojos eran tan brillantes que con sólo una mirada lograba iluminar el pequeño mundo de nuestra protagonista. Aquel personaje se había criado en la calle, no tenía modales ni decencia al comer, por eso los papás de Birgit no dejaban que entrara a la casa.

La madre de su amado tenía mala fama, se le veía constantemente cambiando de pareja sentimental y a su padre se le consideraba un vagabundo… con ese pasado no tenía ningún futuro. Aún así juntos, vivían el presente, jugaban todo el día y en las noches contaban las horas para verse de nuevo.

adopta-una-mascota-2A su gran amor lo conocían como “Apolo” y era el perrito del barrio. Un cruce entre French Poodle y algún otro canino que logró despertar en ella un inmenso amor por los animales.

Pero contrario a los cuentos de hadas en esta historia el idilio entre Birgit y Apolo no fue feliz para siempre. Un par de años después su caballero de brillante armadura murió y con él se fue su primer amor.
Entonces, ella debió seguir con su vida, tenerlo enmarcado en su memoria y tatuado en su corazón.

Años después se arriesgó a enamorarse de nuevo y no precisamente de su esposo. Su nuevo amor perruno es Josefa. “Después de rescatarla logró enamorarnos en la casa y es la alegría de mi alma”, dijo Lemberger.

En esta ocasión su cariño no fue suficiente para un solo animal. A los pocos meses su pequeña hija adoptiva recibió a sus hermanitas peludas, Ramona: adoptada también y Sasha: una gigantesca labrador que, a pesar de su tamaño, se siente intimidada por las otras dos. Así se conformó su hogar. “Adoptar un animalito, cualquiera que sea su especie, es un acto de amor”, afirma esta animalista.

La vida, siempre llena de sorpresas, giró nuevamente y este cuento tampoco tuvo un final feliz, nadie comió perdices o encontró al hombre de sus sueños cabalgando en algún bosque. Esta vez Ramona murió después de afrontar cáncer de huesos “entendimos que era la voluntad de Dios – afirma Birgit mientras su voz se quiebra- era momento de descansar y tengo la certeza de que ella se encuentra en el cielo de los perros”. Si ese lugar existe más de uno quisiera recibir su eternidad allí.

Ni se compra ni se vende
Bien dice el pasodoble de Manolo Escobar: “Ni se compra, ni se vende, el cariño verdadero. No hay en el mundo dinero para comprar los quereres…”.

Adel de 21 años es empleado de un puesto de animales en el sector de la Caracas (Bogotá). Él mismo los vacuna, desparasita y cuida desde hace dos años sin saber muy bien de veterinaria.

El amor se puede encontrar en esa zona desde 150 mil pesos en adelante y viene con garantía. Para ese joven vendedor de mascotas, su profesión es tan respetable como cualquier otra mientras que para Caroline vender animales es un acto salvaje.

“Uno puede tener varias opciones de adquirir un animal y duele cuando existe un negocio tan lucrativo en la calle acosta del dolor de estos seres. ¡La solución es adoptar! Los criaderos sólo se dedican a reproducir, reproducir y reproducir sin fijarse en la problemática que ya existe en Colombia. En nuestro país no tenemos humanidad para tratar a las personas, mucho menos para cuidar a las criaturas que nos dio Dios”, responde la animalista frente al tema.

adopta-una-mascotaAdopta, esteriliza y educa
“A algunos se les olvida de dónde vienen: los colombianos somos el resultado de la mezcla de muchas razas. ¿Te gustaría ser discriminado por no ser de raza? A ellos tampoco ¡Adopta un animal criollo!”, es la invitación de la fundación La Huella Roja

Sonia López, veterinaria egresada de la Universidad Nacional de Colombia, conoce muy bien este tema y por eso recomienda adoptar o apadrinar pero no comprar. “He recibido muchos pacientes que se han comprado en los criaderos. No quiero generalizar, pero la mayoría de esos lugares no tienen personal especializado. Ellos manejan prácticas inadecuadas y los cachorros necesitan mucho cuidado”, afirma.
En la capital colombiana se encuentran más de 15 mil animales, de los cuales 45% de ellos se encuentran sin hogar. Por eso López propone y apoya la esterilización canina, pues la sobrepoblación de “peluditos” crece a pasos agigantados.

“Recomiendo la esterilización en el 90% de los casos, porque no estoy a favor de la venta de mascotas. Hay demasiados perritos para adoptar de diferentes tamaños, formas y colores. No se justifica comprar cuando podemos darle un hogar a un ser que lo necesita”.

“La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que tratan a sus animales”, aseguraba Gandhi años atrás y el pasado 23 de febrero apareció en Colombia el “Hitler de los perros”, quien contrario al líder y pensador indio recomendó matar 2 o 3 caninos a la semana, afirmando que esto no causaría ningún daño en la sociedad. ¡Como si nuestro país no fuera de por sí muy violento ya!

La polémica idea nació en el municipio de Concordia (Antioquia) por parte del concejal Antonio Jesús Vélez Correa. El político sugirió además que los perros callejeros son una plaga para su comunidad…como si la mayoría de los gobernantes y legisladores elegidos por votación popular con sus actos de corrupción no lo fueran.

Y aunque algunos, como el concejal de Concordia (Antioquia) Antonio Jesús Vélez Correa recomiendan matar a dos o tres perros por semana, muchos hemos hecho caso omiso a ello y hemos apoyado la noble causa a la que invita López, la adopción. Motivo por el cual día a día es más común ver mascotas ‘raza única’ (criollos) en distintas casas enamorando a sus dueños. Así como el hogar de Birgit y sus tres fieles hijas orejonas que no la desamparan y se han convertido en la luz de sus ojos.

Ellas le han enseñado que quien haya dicho que la felicidad se puede comprar es porque nunca adoptó un animal.

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