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FIDEL CANO: EL ESPECTADOR, UN DIARIO AL «QUE LE GUSTA ENRIQUECER LOS DEBATES”

Por: Sara Valentina Quevedo

Entrevista a fidel cano

La vida de Fidel Cano siempre ha estado asociada al periodismo. “Yo nací entre papel, tinta, rotativa, periodistas”, dice este hombre cuyo apellido paterno nos remite al diario El Espectador, el periódico más antiguo del país.
Cano es un enamorado de esta profesión y quizás por ello todos los días lamenta no haber podido trabajar nunca con su tío Guillermo Cano, maestros de periodistas y un faro de la libertad de prensa, asesinado por sicarios del narcotráfico hace 31 años, un caso que se mantiene impune.
En esta entrevista, Cano reivindica las ideas liberales de sus ancestros que a lo largo de los 130 años de El Espectador  han estado al servicio del público y de los “derechos de la gente”.
“Un periódico fuerte en opinión, que le gusta enriquecer los debates, no convencer a nadie, pero sí enriquecer los debates con opiniones diferentes. Hacer investigación, ser transparente”, resume Cano, que no oculta su orgulloso por dirigir uno de los diarios de referencia en América Latina.
¿Usted cree que la trayectoria periodística que ha tenido su familia, la familia Cano, influyó en su infancia y adolescencia para ser quien es hoy en día?
Sí, totalmente. Yo nací entre papel, tinta, rotativa, periodistas , todo el tiempo, y además, en la casa se hablaba todo el tiempo del periódico. De manera que, claro, eso entró por muchas partes.
¿Qué anécdota puede recordar?
Mmm, soy muy malo para las anécdotas, no sé… Yo hacía un periódico dentro de la redacción. Cuando era pequeño, tendría diez, doce años, pasaba mis vacaciones en la redacción del periódico. Debía ser bastante aburrido para los periodistas que estuviera por ahí, pero precisamente para no molestarlos tanto, me ponía a hacer un periódico y después lo repartía entre la redacción.
Este año se cumplen treinta y un años del homicidio de Guillermo Cano. ¿Cómo afectó este hecho el ejercicio de su carrera periodística? ¿Le dio miedo o por el contrario le impulsó a seguir adelante?
Me impulsó. Uno de mis lamentos es no haber trabajado nunca con Guillermo Cano, salvo en esas cosas que hacía yo cuando era pequeño. Yo entré a hacer periodismo, empecé a hacer mis prácticas, cuando lo asesinaron. Pues obviamente fue un impacto muy grande para todo el periódico, para la redacción, para la familia. Pero sentimos que todos debíamos meternos y ayudar a empujar el barco, de manera que lo que hizo, fue iniciarme en el periodismo.
El asesinato de su tío, de otros periodistas y de dirigentes políticos por defender sus ideales, son una muestra clara de la censura que existía o existe. Hoy en día, ya superada la época del narcotráfico y otros agentes del conflicto, ¿se puede decir que existe libertad de prensa en Colombia?
No, yo creo que ese fue un momento muy particular en el que atacaron las cabezas de todos los poderes, incluyendo el del periodismo, de una manera muy radical, digamos, o muy visible. Pero eso no quiere decir que hoy en día,  los periodistas en las regiones estén mas tranquilos. El narcotráfico no se ha superado ni mucho menos. Tal vez sí esté superado el efecto de los grandes carteles en contra del Estado. Pero las mafias siguen, el negocio sigue.  Ahora hay mafias, además del narcotráfico, en minería ilegal, en los recursos públicos, incluso, en las regiones, donde todavía se sigue utilizando la violencia como una manera de imponerse y de acallar a quienes los descubren o los desvelan o cuentan de sus andanzas. De manera que estamos lejos de que haya libertad de prensa total en Colombia.
En el tiempo que lleva a cargo de El Espectador, ¿cuál cree que ha sido el legado del diario para mantenerse como uno de los periódicos más importantes del país por casi ciento treinta años?
Proteger ese legado que le fijó el fundador hace ciento treinta años como un periódico liberal ante todo, con unas ideas liberales, pero que, además, defiende unos ideales ciudadanos, los derechos de la gente. Un periódico fuerte en opinión, que le gusta enriquecer los debates, no convencer a nadie, pero sí enriquecer los debates con opiniones diferentes. Hacer investigación, ser transparente. Yo creo que todo eso, y en esta época, adaptar ese legado a los nuevos públicos.
¿Qué características del diario modificaría?
Profundizaría en la búsqueda de nuevos lenguajes. Creo que eso es algo muy importante en esta época, aunque protegiendo siempre el lenguaje que creo que es la esencia, nuestra herramienta principal. Pero tal vez no haya muchas cosas que cambiar. Me gustaría hacer muchas más cosas, poder tener más recursos para hacer muchas más cosas, poder pagarles mejor a los periodistas. El Espectador es necesario en este país por eso, porque muestra otra perspectiva, porque se interesa en unos temas, que pueda que no sean los más sexis, pero que son importantes para la sociedad. Y creo que eso hay que seguirlo haciendo mientras exista El Espectador.
¿Qué noticia soñaría publicar?
Esa pregunta siempre me la hacen y nunca la sé responder. Los periodistas estamos para dar información, para buscar información y para tratar de darle elementos a la gente para interpretarla. No creo que uno se deba casar con que pase algo o que no pase. No creo que esa sea la función de un periodista.
¿Existe alguna noticia que, por el contrario, no se imaginaría poner en las primeras planas de los periódicos?
Pues no, tampoco. Obviamente no quisiera poner uno cosas negativas, de muerte, de violencia, pero la información está por encima de todo.  Hay momentos en que uno puede tomar la decisión editorial de no llevar un tema de violencia en su portada, algo que tratamos de hacer acá en la medida de lo posible. Pero la información está por encima de todo y uno no puede tratar de ocultar la realidad simplemente por no molestar a nadie. Tampoco creo que esa sea la labor de un periodista.
Ya que habla de que la información está por encima de todo, siendo director de El Espectador ¿se ha censurado algún tipo de información?
No, realmente no, nunca he tenido que hacerlo. Por supuesto que hay momentos en que la información es mucho más delicada y que uno tiene que mirar con doble cuidado, pero si una información se sostiene periodísticamente, si tiene los elementos de rigor suficientes, no tiene por qué ser censurada.
Esto quiere decir que el diario es completamente independiente. ¿Se puede afirmar que no responde a los intereses del grupo Santo Domingo, dueño de El Espectador?
Pues, yo nunca he recibido esa orden y como director jamás me han insinuado que no difunda alguna publicación. Nosotros hemos publicado informaciones que incluso han afectado al grupo y ha recibido el total respaldo, así no les guste mucho. (risas) En cabeza de Alejandro Santo Domingo porque los mandos medios sí tratan obviamente de influir, pero siempre cuando llega a una instancia como él dice que ese es el costo de tener un periódico liberal. Para eso pues es que lo tienen.
Separando un poco su cargo y adentrándonos en sus opiniones e ideología política, ¿está usted de acuerdo con el proceso de paz?
Sí, y además es una idea afín con toda la trayectoria de El Espectador. El periódico siempre ha apoyado la salida negociada de nuestro conflicto, de manera que sí.  Obviamente, uno tiene sus reparos con ciertas cosas pero, yo creo que es una oportunidad para que este país cambie. El Acuerdo, es apenas el paso político y a nosotros nos toca, como ciudadanos, ver si eso lo convertimos en la paz.
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