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¿Podrían llegar a tener un matrimonio feliz?

Divertido, amable, conversador son tal vez las cualidades más significativas de David Arteaga, un joven politólogo que como muchos hombres es apasionado por el fútbol. Este bogotano  nunca imaginó que su vida iba a tener un giro tan definitivo que  cambiaría su forma de pensar.

Por: María Camila Herrera Salazar

A la edad de 17 años, en plena adolescencia, su madre le confesó que se había enamorado de una mujer. La incertidumbre, perplejidad y asombro invadieron el alma de este joven, el cual había crecido en una familia tradicional, compuesta por un padre y una madre. Por encima de sus sentimientos Sandra Marcela Rojas, la madre de David consideró  primordial lo que su hijo pensara y quiso preguntarle si estaba de acuerdo o no con su relación, de tal forma que si él no estaba conforme optaría por terminar con su enamoramiento.

El amor de David por su madre era tan grande que la aceptación sería el camino a tomar, él consideraba que su progenitora también tenía derecho a ser feliz, “seria mentira decir que no fue duro, es extraño obviamente porque ella ya había tenido parejas masculinas y acostumbrarme a verla con otra mujer fue complejo”, afirmó.

Cientos de prejuicios pasaron por la mente de David hasta el punto de alcanzar a  afectar la unión familiar que con los años se fue solventando.

Tiempo después David logró  alejarse de uno de los tantos tabús con los que  creció, en una sociedad conservadora en donde aquellas personas que tienen  pensamientos, apariencia, gustos e ideales diferentes de la mayoría, son vistos como extrañas, así como en algún momento lo sintió este joven.

Con fortaleza y valentía David y su familia decidieron asumir esta situación, poco a poco con el pasar del tiempo este suceso pasó de la sorpresa a la aceptación y a la enseñanza. “Estos ocho años para mí en mi condición de heterosexual han sido un proceso de aprendizaje”, afirmó el joven.

Tiempo después Sandra Rojas y su pareja  Adriana Elizabeth González fueron una de las primeras parejas del mismo sexo en tener en Colombia una unión marital de hecho, figura de reconocimiento ante un notario.

Aunque la vida de David cambió por completo esto ayudó a que el aprendiera a aceptar, respetar la diferencia y no juzgar a las personas que lo rodean, “hay que entender que no todos somos iguales, que no a todos nos gustan las mismas cosas y que tampoco está mal que eso sea así, antes por el contrario”, afirmó el bogotano.

David aclara que el amor que profesa por ambas familias y el amor que ambas le tienen es exactamente el mismo y se considera afortunado, pues tiene las dos visiones de familia, una tradicional compuesta por su padre, la esposa de su padre y un hermano, y otra diversa compuesta por su madre y la pareja de su madre, lo cual le da argumentos para hablar sobre el tema del matrimonio igualitario con el que está de acuerdo, para que así algún día su madre pueda casarse.

Panorama actual

En Colombia sería un gran paso para la construcción de una verdadera democracia, llevar a cabo la legalización del matrimonio igualitario. Actualmente se está reflejando en el Gobierno el poder de las mayorías sobre las minorías, y no un sistema donde se busca la libertad, la igualdad y el respeto al individuo, donde se escuchan las minorías y se tienen en cuenta la diversidad y el pluralismo.

Hoy en día en pleno siglo XXI el tema de la sexualidad sigue siendo una controversia, tanto así que diariamente se registran cientos de casos de discriminación, como fue el pasado 29 de septiembre de 2013 cuando un joven homosexual fue atacado brutalmente al punto de mutilar su oreja por un grupo neonazi en Chile.

En países como Rusia la homosexualidad ha sido durante mucho tiempo objeto de persecución, esto se evidencia en gran cantidad de proyectos homofóbicos en este país, como por ejemplo la prohibición que castigará con cárcel los actos que ofendan los sentimientos religiosos en Rusia, o el estudio de la decisión del parlamento en prohibir donar sangre a los homosexuales.

Colombia no se queda atrás. Un estudio de la Universidad Pedagógica revela un preocupante panorama de homofobia en los colegios, donde 7 de cada 10 estudiantes discrimina a sus compañeros homosexuales y según la Corporación Promover Ciudadanía se estima que 62 homosexuales fueron asesinados el año pasado. Es inconcebible que Colombia, un país tan rico en términos de diversidad cultural no reconozca la diferencia.

Sin embargo en pequeña medida Colombia ya ha desempeñado un papel positivo en el creciente número de países, que luchan en las Naciones Unidas contra la persecución y la discriminación, por orientación sexual e identidad de género, por esto sigue de cerca todo el proceso legislativo que se lleva a cabo en el Congreso de la República el cual anima a este país a unirse a la comunidad de estados  como Argentina y Uruguay a que las personas homosexuales disfruten de plena igualdad de derechos, como contraer matrimonio, independientemente de su orientación sexual.

Esta lucha que a veces parece ser inalcanzable para muchos pertenecientes a la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), ya que el Congreso de la República no ha sido capaz de legislar acorde a la constitución de tal forma que está actuando conforme a un pensamiento de un estado laico, es decir de orden religioso.

Lucha por una aceptación social

Mujeres como Blanca Inés Durán Hernández, demuestran que este flagelo en Colombia aún persiste pero que se puede combatir. Esta activista política  actualmente se desempeña como la Directora de la Defensoría del Departamento Administrativo del Espacio Público (Dadep) y fue  primera alcaldesa local homosexual en la historia de Bogotá “El trabajo en la alcaldía fue muy fuerte a nivel emocional, ya que era una persona públicamente homosexual y debido a eso recibí muchos ataques como comentarios, también tuve una amenaza de muerte por grupos neonazis hasta el punto de que algunas personas realizaron quejas a la alcaldía mayor por mi nombramiento, por el simple hecho de ser homosexual”, afirmó Duran.

 Las personas en esta ciudad tienen una doble moral en la que se acepta que una persona sea homosexual siempre y cuando se “mantenga en el closet”, pero si es homosexual y lo dice públicamente ya no es bien visto, tanto así aún existe miles de personas que no han tenido la libertad de expresar su orientación sexual. “Deben sentirse orgullosos de lo que son, nadie tiene derecho ni a decirnos que no nos merecemos nuestros derechos, ni nadie tiene derecho a decirnos que tenemos que vivir ocultos de otra forma”, afirmó la exalcadesa.

El 10 por ciento de la población en el mundo pertenece a esta comunidad, sin lugar a dudas el matrimonio igualitario en Colombia es para muchos un anhelo, así como la madre de David que aún desea casarse con su pareja. En Colombia hay más de cuatro millones de personas pertenecientes a esta comunidad que están que se preguntan diariamente ¿Podremos llegar a tener un matrimonio feliz?

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