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I JUST PUMPED WITH SILICONE

 

Durante años cientos de personas transgeneristas (Aquellos que sienten que su sexo biológico es contrario al género al que pertenecen) han recurrido a medidas extremas para hacer coincidir su cuerpo con su mente. En muchas ocasiones este tipo de procedimientos que incluyen inyecciones de aceites de cocina, de motores entre otras sustancias tóxicas, llevan a los que se someten a la muerte.

Somebody says my face’s ain`t right. Alguien me dijo que mi cara no estaba bien

Laura Weinstein Nisenbaum es Bogotana, tiene 31 años, su familia vino de Europa y tiene ascendencia judía. Jamás tuvo grandes necesidades, sin embargo, tiene una característica que la hace resaltar en la multitud capitalina entre la que camina todos los días, y no son sus rasgos europeos, ni su altura, pues en esos aspectos es una colombiana más.

Ella, al igual que una pequeña pero cada vez más notoria comunidad de personas en el mundo, no siempre fue chica, ya que nació siendo hombre y fue criado como tal, lo que psiquiátricamente se conoce como disforia de género.

Creció en las inmediaciones del Parque El Virrey en Bogotá, y a los 14 años tuvo su primer contacto con el mundo de las mujeres transgeneristas. “Yo veía las mujeres trans que se hacían sobre la carrera 15, y pregunté quiénes eran esas personas, y cuando me explicaron me sentí identificada” En esa época, sin embargo, no había distinción entre los diferentes tipos de disidencia de género, por lo que todas las personas que tenían estas tendencias eran considerados “travestis”.

Cuando Laura comenzó a pensar en la idea de hacer el tránsito sus amigas la presionaron para que no lo hiciera. “Ellas me decían que yo vivía en un buen sitio, que tenía oportunidades, y podía estudiar, así que que al principio les hice caso con la firme convicción de que algún día iba a retribuirles todo lo que me habían enseñado”.

Para Laura, las mujeres transgénero en ejercicio de la prostitución son heroínas, una muestra de personas guerreras por pararse en una esquina, no porque les guste, sino porque la sociedad no les ha dejado otro espacio que el de los marginados a la zona de tolerancia.

Laura decidió hacerles caso a sus amigas, estudió Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y regresó a Bogotá.

Fuck that! I’ll make myself flowless, and not just with some cosmeticals
A la mierda todo! Me haré perfecta y no solo con cosméticos.

Cuando Laura estaba en Israel, aun siendo un chico, creó un grupo llamado Travestis Bogotá, uno de los primeros grupos que existió en las redes sociales para tratar el tema de los derechos de las personas transgeneristas.

“Habían muchas preguntas y pocas respuestas en el grupo. Descubrí que no todas las personas trans son iguales, que las situaciones cambian dependiendo del estrato, de la cultura y del contexto en el que se construye, mientras que en Colombia son la escoria de la sociedad, para los indígenas, los transgeneristas son vistos como semidioses”.

transgeneroPor su experiencia en Israel, Laura menciona que en medio oriente la concepción es distinta, mientras que en occidente los gays, bisexuales y lesbianas tienen cierto grado de aceptación y los transgeneristas son mal vistos, en los países del medio oriente, las personas transgeneristas tienen todo el apoyo estatal y los gays, bisexuales y lesbianas son perseguidos en muchas ocasiones.

La vida de Laura no ha cambiado, pues según ella, antes no podía vivirla a plenitud “No hay nada más grande que la capacidad que tiene una trans para dar un amor, que en algunas ocasiones, se niega su propia felicidad para poder brindársela a otros, pero llega un momento en el que uno decide que tiene que hacer su vida y tiene que ser feliz”.

Después de su inicio en el mundo del activismo, decidió dar el gran paso a la edad de 24 años, y comenzó un tránsito paulatino “Al principio pasé a ser una persona muy andrógena, y ya después comencé a desarrollar mis rasgos femeninos, fue un tránsito muy lento”.

I’m in a backroom falling at needle., Estoy en el cuarto de atrás cayendo entre agujas.

Para todo tratamiento de re asignación de sexo, es necesario pasar primero por una revisión de un psiquiatra que patologice el estatus de la persona con la afección conocida como “Disforia de género”.

Sin embargo, esa no es ninguna garantía del tratamiento, pues en el caso de Laura, sus recursos económicos facilitaron el proceso de tránsito. “Tú puedes certificarte, pero eso no garantiza que el Estado cubra tu tratamiento. En este momento te patologizas, te haces la cirugía y como en mi caso, me toca pagarla a mí porque el Estado no cubre ningún tipo de procedimientos por considerarlos estéticos”.

The cakes ain’t god given but look how they feature. Las tortas no se me dieron pero mira como lucen.

Para Laura, el procedimiento no se limitó únicamente a una reasignación de los genitales, sino que fue un poco más allá. Para ella no fue una gran dificultad, pero por su trabajo como activista sabe que esa oportunidad no se le puede brindar a todo el mundo. “Haciendo cuentas un poco elevadas, teniendo en cuenta un tratamiento de feminización, unos implantes mamarios, una nariz y una vagina, sale por unos 37 millones de pesos. Si hacemos cuentas, pues no es tan caro, pero teniendo en cuenta una persona transgenerista que no tenga recursos económicos, que viva al diario, y ofrezca sus servicios por $5.000 pesos, a qué hora va a pagar 37 millones de pesos”.

I’m a blackmarket beauty, I’m not a girl you should have know. Soy una belleza del mercado negro, no soy una chica deberías saberlo

La ironía para Laura radica en que el tratamiento es supremamente económico para el Estado, pero no para las personas. Ella dice que en Madrid, donde varias amigas realizaron su procedimiento de tránsito, no hay que hacer ni tanto papeleo, ni hay que pagar.

Sin embargo, en Colombia todo es más complejo, en el caso de las mujeres transgeneristas que ejercen la prostitución, las cirugías de reasignación de sexo, están mucho más allá de estar al alcance.

En su caso personal, por todas sus facilidades tuvo una exitosa reasignación de sexo, y una recuperación sobresaliente, lo que la llevó a conocer al hombre de su vida, su actual esposo, un hombre heterosexual que en la vida imaginó involucrarse con una mujer transgenerista, hoy conoce su condición y la apoya en su trabajo comunitario.

I’m gonna pump myself. Me voy a inyectar a mí misma
“Sería muy interesante, que las personas pudieran acceder a estos procesos, ir al cirujano, al especialista, pasar por todo el procedimiento, pero como no pueden hacerlo recurren a los aprendizajes por medio de otras” dice Laura, en medio de sus luto por cientos de mujeres trans, amigas y desconocidas que mueren por malos procedimientos.

Mientras Laura pagó los 37 millones de pesos, otras mujeres trans, pensaban que si a algunas le funcionaron las hormonas baratas de dudosa reputación, entonces ellas mismas se las aplicaban, eso sí, sin regularidad, o en grandes cantidades, ocasionando serios problemas de salud y complicaciones hormonales.

La diferencia está en la cantidad de dinero del que se disponga, las que más dinero tienen, como Laura, se operan, las que no tienen tantos recursos, pero no están mal, recurren a hormonizarse por largos periodos, y todas las demás, que vienen siendo la gran mayoría, recurren a procedimientos caseros que van desde las pastillas anticonceptivas a todo tipo de líquidos y aceites que logran inyectarse, y que terminan llevándose sus vidas.

Otras ahorran un poco, y terminan en alguna clínica clandestina, donde le realizarán un mal procedimiento, o le implantarán elementos nocivos para la salud, que en el mejor de los casos terminará por deformar y arruinar su figura y sus cuerpos.

I’ts not fix a flat, this shit is top shelf (This is not FDA approved). No hay vuelta atrás esta mierda es de primera (No está aprobado por el FDA).

“Se inyectan las hormonas semanalmente y les generan complicaciones enormes, o para lograr un cambio estético muy grande, se inyectan cosas como aceites, siliconas liquidas, aceite de motor o de cocina, a veces aceites para aviones, o lo que puedan conseguir” dice Laura.

Menciona que entre las experiencias que ella ha visto en sus grupos de apoyo, el 100% termina en el hospital por complicaciones, y aunque el Estado cubre las complicaciones, los costos por las correcciones y los tratamientos para conservar la salud de una persona transgenerista que fue sometida a un mal procedimiento, puede salir por 650 o 700 millones de pesos.

My shape is plastic it’s so nice, I’ll be your flotation device. Formé mi cara plástica tan bien, seré tu dispositivo de flotación.

Dentro de la comunidad transgenerista hay diferentes tipos de disidencia, están los comunestravestis que son aquellos que simplemente disfrutan el vestirse con la ropa correspondiente al género opuesto, están los transgeneristas que son los que son catalogados psicológicamente con disforia de género, y otros muchos, entre los que resaltan los drag Queens, aquellos que hacen un travestismo artístico. Ni siquiera ellos se salvan de los malos procedimientos.

Una de las autoras de la canción Silicone, es Detox, una Drag Queen estadounidense que resultó finalista en el popular reality Ru Paul Drag’s Race. Ella ha padecido complicaciones ocasionadas por una mala cirugía en los labios, que es notoria en varios de sus videos.

Actualmente se dedica a la actuación y a la producción musical. La canción silicone en la que se basa este trabajo es una muestra del activismo al que recurre a veces para visibilizar los problemas de la comunidad trans.

Laura hoy dirige varios grupos de apoyo a transgeneristas, y es voluntaria en el centro comunitario LGBT, dedicándose a ayudar a todas las mujeres trans que quieren hacer su tránsito y que no cuentan con los recursos para ello. Incentiva la despatologización de las mujeres trans, y trabaja en un proyecto de regulación para que el Estado cubra las operaciones de reasignación.

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