De colombiano a canadiense

En busca de una mejor calidad de vida, más oportunidades de trabajo y una educación óptima, un total de 3.678 nacionales emigraron a Canadá en 2012 como residentes permanentes.
Tal vez muchos colombianos se sientan identificados con eso de buscar un mejor futuro en el exterior; no solo para si mismos, sino también para su familia. Pues en un país como Colombia, en el que el nivel de desempleo es uno de los más altos de América Latina con un 9,7% en 2013, es la economía número 27 en el mundo y un conflicto interno vigente, es normal que sus habitantes busquen otros lugares para vivir.
Canadá, desde hace unos años, es el destino que muchos colombianos eligen para comenzar una vida nueva, pues entre 1995 y 2005 un total de 26.000 personas han inmigrado este país, la mayoría en calidad de refugiados, según el Perfil Migratorio de Colombia de la Organización Internacional para las Migraciones.
Son varios los programas que la embajada canadiense ofrece para que los colombianos emigren a este país. Entre ellos están, el Programa Federal de Trabajadores Calificados, Programa federal de Oficios y Programa de Experiencia en Canadá, sin embargo, el que interesa con mayor fuerza es el de Trabajadores Calificados por parte del gobierno de Quebec, provincia que hace parte del país.
¿Por qué Quebec?
¿Cuál es el interés de esta provincia en particular para atraer colombianos aptos para trabajar a su territorio? La respuesta a esta pregunta tiene causas, tanto políticas, como económicas.
En 1980 Quebec, como provincia francesa, propone por primera vez su separación de Canadá con un referendo que no tiene éxito y al igual sucede en 1995. Tras la primera derrota miles de ciudadanos quebequenses sienten miedo de quedar desprotegidos como territorio independiente y se van a vivir a otras ciudades, principalmente, a Toronto. Es así como la provincia queda poco poblada y en la actualidad cuenta con poca mano de obra joven para trabajar, es decir casi el promedio de edad para 2004 era de 39,3 años, según el estudio Quebec: cifras en mano hecho en 2005.
De tal manera, que para seguir creciendo como provincia, y como país, nacen este tipo de programas en busca de repoblar el territorio. El plan de Canadá es satisfacer las necesidades de su mercado laboral con un programa de inmigración que garantiza el empleo y el crecimiento económico, según informó al portal Kien y Ke, el portavoz de Ciudadanía e Inmigración de Canadá, Remi Lariviere.
En 2012, un poco más de 4.000 colombianos enviaron su solicitud para ser residentes permanentes de este país. Canadá no es solo el segundo estado más grande del mundo, sino que también cuenta con el puesto 14 dentro las mejores economías y su índice de desempleo de 7,2 por ciento.
¿Cómo irse?

Si hablamos de requisitos los tres programas nombrados anteriormente, tienen cada uno una serie de exigencias que personas como Martha Rodríguez, colombiana que reside en London, Canadá hace tres meses, recomienda asesorarse muy bien ya que los contenidos de la página web no son tan fáciles de entender.
Esta colombiana de 39 años aplicó por primera vez para la visa de Trabajador Calificado en la provincia de Quebec, en junio de 2010. “Duramos llenando unas tres horas esos primeros formularios que hicimos, pero nuestro proceso duró casi cuatro años”.
Como fisioterapeuta de la Universidad del Rosario, la carrera de Rodríguez forma parte de una extensa lista que el gobierno canadiense ha creado en busca de convocar las personas que hayan estudiado ciertos campos de la sociedad. Dentro de las que se destacan diferentes disciplinas de las ciencias de la salud, tecnologías o idiomas.
Lo anterior no significa que si su profesión no se encuentra dentro de esta lista, el gobierno canadiense no pueda estar interesado en usted como trabajador calificado. “Para este proceso, la clave es la paciencia. Sé que como colombianos esa habilidad nos cuesta un poco, pero es que aquí todo es así” explica Rodríguez, mientras aclara que lo ideal es llevar con calma cada uno de los ocho pasos que, por ejemplo, pide Quebec para convertirse en residente permanente.
Dentro de los pasos que más recuerda Rodríguez dentro del proceso son: “primero se pasar la solicitud para saber si uno es un buen candidato o no; después uno debe recopilar todos los diplomas de lo que ha estudiado; posteriormente le programan cita de entrevista; siguen los exámenes médicos; un estudio de seguridad y finalmente solicitan los pasaportes para la visa”.
El gobierno de Quebec pide a los solicitantes que tengan un nivel medio-alto de francés en la entrevista, de tal manera que es un requisito básico poder mantener una conversación de hora y media. Pero todo este proceso tiene un costo, para una familia de cuatro personas, como la de Rodríguez, se debe tener la disponibilidad de 4.000 a 5.000 dólares, pues cada paso exige cierta cantidad de dinero.
Sin embargo, cada proceso es diferente y unos son más largos que otros. Por ejemplo, el de esta fisioterapeuta duró cuatro años porque su esposo es un exmilitar que trabajó durante algunos años en Irak. “Canadá es un país socialista, por lo que el tema de los derechos humanos es determinante, de tal manera que el estudio de seguridad de mi conyugue duró mucho más porque hacían falta unas certificaciones”.
“Canadá no es para todo el mundo”
Al igual que Rodríguez, Carmen Cantor, una odontóloga colombiana decidió viajar en 2007 a Quebec como trabajadora calificada en busca de mejores oportunidades de trabajo, un mejor futuro para sus hijos y un país más tranquilo.
“Todo mi proceso lo hice por medio de una agencia es decir, ellos llenaron todos los formularios y yo solo tenía que seguir requisitos. En ese tiempo eso me costó unos 5.000 dólares para mis dos hijas, mi marido y yo”.
Cantor llegó a Montreal, la ciudad más poblada de Canadá, después de un trascurso de dos años después de haber aplicado por primera vez a la residencia permanente. “Cuando uno llega todo es muy bonito, porque todo le parece nuevo a uno, pero con el pasar del tiempo se vuelven difíciles ciertas cosas”.
Durante el año y medio que Cantor “logró sobrevivir” en Canadá, su esposo fue el que trabajó, ya que ella debía cuidar de sus hijas menores de edad, que por políticas de este país, siempre deben permanecer al cuidado de un adulto. “Estar todo el día en la casa fue lo que me comenzó a desesperar”.
Asimismo, uno de los mayores beneficios, y razón por la cual las dos colombianas escogieron Canadá como su lugar de residencia, fue el estudio para sus hijos. Esta nación cuenta con un sistema educativo totalmente gratis que permite elegir entre una educación libre de credo o católica. Esta última, según Rodríguez, es la que más se acopla a los valores latinoamericanos de la unión familiar, el trabajo duro y aprender a valorar las cosas.Esta colombiana aclaró que es un país muy bueno, porque los subsidios que ofrecen son realmente beneficiosos. “Aquí dan ayudas por todo, aún más en Quebec. A uno como residente recién llegado el gobierno lo subsidia, hay algunos que les dan dinero por estudiar o les facilitan créditos”, como también lo ratificó Rodríguez.
Pero las dos consideran que todas estas ayudas, a veces, son un arma de doble filo, pues hay inmigrantes que abusan de los subsidios y podrían llegar a desangrar el sistema. Es el caso de algunos refugiados, que como afirma Rodríguez “entran por Búfalo [frontera con Estados Unidos] o simplemente llegan al país con alguna razón por la cual no pueden permanecer en su nación natal”. El problema no es este, sino que algunos de ellos, nunca declaran que ya tienen un trabajo estable y siguen recibiendo la ayuda.
Aunque para Cantor la soledad y la falta de su familia fue la que la hizo desesperarse y devolverse para Colombia al año y medio, para Rodríguez es cuestión de cambiar el “chip” con el que uno creció como colombiano. “Uno llega acelerado, pensando que su situación económica va a cambiar de un día para otro, algo así como un sueño americano, y no es así. Aquí todo es con procesos y un paso a paso que a que no se está acostumbrado, ese es el principal problema de los colombianos acá. Además del idioma que es una barrera muy grande”.
Las dos colombianas coinciden en que lo más difícil es estar lejos de la familia, de esa historia que, tanto ellas como sus hijos, no pueden dejar atrás, porque son sus raíces. Por su lado, Rodríguez afirma que les inculca a sus menores su patria para que no la olviden, pero también les deja claro que esta es la nueva vida y que tiene que acoplarse a este país.
“Yo me devolví, porque simplemente no era feliz. El clima es algo que me dio mucho más duro, las bajas temperaturas se me hicieron insoportables”, asegura Cantor. Aunque, según Rodríguez, en Canadá todo está hecho no solo para soportar las inclemencias climáticas, sino también para acoplarse a la nueva cultura, y si bien, esta colombiana no ha vivido su primer invierno le han recomendado “no ponerle mucha tiza a eso, es cuestión de tener buena ropa y ya”.
“Es cuestión de adaptarse”
Aunque Cantor afirma que tener que devolverse para Colombia fue algo duro, sí recomienda a Canadá como un buen lugar para vivir. Para ella lo más importante es que quienes deseen aplicar para residentes permanentes, sean personas jóvenes que se sepan adaptar rápido al sistema y, lo más importante, que realmente sea su ideal de vida vivir fuera de su país. Esto último también lo considera básico Rodríguez.
Ya son siete años los que Cantor lleva de regreso en Colombia y dice no arrepentirse de su decisión porque aquí está su felicidad. Pero como este último concepto es tan diferente en cada ser humano, Rodríguez se siente bien porque sus hijos están recibiendo una educación de calidad y están abriendo su mente a diferentes culturas “Todo es cuestión de adaptarse”, concluye la fisioterapeuta.
De la misma manera, Rodríguez recomienda que el colombiano que desee vivir en Canadá debe llegar sin ningún tipo de mitos, con esto se refiere a que “Algunos piensan que, por ejemplo, si uno pidió la residencia por la provincia de Quebec debe permanecer en este territorio y no es así, hay muchas predisposiciones de este tipo que a uno le puede llegar a dificultar la adaptación”.
Asimismo, la convocatoria del gobierno canadiense para colombianos que deseen residir en este país permanece abierta; mientras que Cantor sigue su vida aquí en Colombia, Rodríguez debe esperar un poco más de tres años para convertirse en ciudadana y poder volver a su país.
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