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SER CANÍBAL NO ES TAN MALO

No soy caníbal y tampoco concibo consumir algún día un filete de carne humana, pero la realidad es que aunque el canibalismo es un tabú en gran parte del mundo, hoy día existe toda una intención gastronómica con los restos humanos.

Sin duda alguna, la antropofagia y la historia del canibalismo son un tema prodigioso con diferentes interpretaciones a lo largo de la evolución, pero considerados hoy en día como un crimen.

De acuerdo con la antropología, la antropofagia se divide en dos tipos: el canibalismo aprendido, llamada antropofagia consuetudinaria, y el canibalismo de supervivencia, un mecanismo innato al que acude el ser humano ante una necesidad, como es el caso del grupo de rugby uruguayo que se perdió en los Andes cuando su avión se estrelló. Los sobrevivientes que permanecieron allí durante setenta días, decidieron comer a los compañeros que habían muerto en el accidente para sobrevivir.

De ambos tipos de canibalismo hemos visto casos en todos los lugares del mundo, y ambos han sido repudiados por la gran mayoría de la población. Sin embargo, tal mayoría niega el cercano y estrecho camino que hay para ser caníbal. Un camino que está por venir, pues ante desastrosos fenómenos naturales como los cambios climáticos, los alimentos tradicionales están al borde de la escasez desde que los recursos naturales dejaron de ser infinitos.

Según el Panel sobre Sostenibilidad Mundial de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en menos de 20 años no habrá suficiente alimento, agua y energía para suplir las necesidades globales. Evidentemente una afirmación alarmante, pues para el 2040 la población mundial aumentará de 7.000 millones a los 9.000 millones de habitantes y la tierra necesitará al menos un 50 por ciento más de alimentos, un 45 por ciento más de energía y un 30 más de agua, para así tener un nivel de vida estable.

¿Entonces cuál sería la otra alternativa? A falta de alimentos, el ser humano tendrá que buscar la sustitución de los cárnicos tradicionales (todos estos al borde de la extinción) y por ello, países como China, que tiene la mayor población de mundo, no está muy lejos de vivir tal experiencia, pues su densidad y las necesidades de esta, no dan abasto con el consumo alimenticio, por lo que se pronostica una posible revolución alimentaria.

Es así como para el 2020, según el Partido Comunista de China, el país asiático empezaría a ver con ojos gastronómicos la carne humana. Fenómeno que no sería difícil de aceptar, pues el sistema de gobierno comunista tiene un pueblo disciplinado, patriota, obediente, poco religioso e independiente en el Sistema Internacional.

Una muestra del avance cabalista en este país es la gelatina humanoide, hecha con ADN humano y cepa de levadura, un nuevo método que busca reemplazar 300,000 toneladas de tejidos animales que se destinan anualmente a la producción de gelatina en el mundo.

Si bien el canibalismo volvería a marcar una característica importante en la evolución del hombre, algo así como un Homo Sapiens Cannibalism, similar a los antepasados del Homo Sapiens, que se comían a los otros para evitar la competencia por el territorio. No obstante las razones de esta práctica en pleno siglo XXI serían por la hambruna generada por la escasez de animales, frutas y verduras, lo que nos llevaría a buscar su supervivencia con carne humana. Entonces esa carne dejaría de ser desperdiciada, pues cada año fallecen en el mundo más de 50 millones de personas, lo que indica que miles de toneladas de alimento con alto valor proteínico se están perdiendo en los cementerios.

antroofagia“En mi país ya no hay caníbales. Hace un año nos comimos el último”
Entonces, ¿realmente estamos lejos de comer carne humana? No es un secreto que nuestros ancestros fueron caníbales. Desde México, país de asombrosas pirámides y templos, se ha hablado de rituales y canibalismo, un mito o leyenda que viene desde los aztecas para quienes tenía tanta importancia los sacrificios humanos formando parte de la vida cotidiana y la religión politeísta de muchas culturas mesoamericanas como los mayas y los arahuacos. De ahí el termino caníbal (caríbal) que se define como un adjetivo referido a los nativos del caribe que eran considerados antropófagos.

No obstante, el progreso económico y social, como también la religión y la moral intercedieron en la práctica del canibalismo, pero eso no quiere decir que no haya un resurgimiento de este. Como se ha observado en los medios de comunicación y documentales, actualmente existen historias de escalofriantes casos de individuos que asesinan personas para luego ser consumidas, ya sea por ellos mismos o para el comercio en los restaurantes.

El cerdo largo
Hay que aceptar que existe una línea muy estrecha entre lo que actualmente consumimos y lo que nunca imaginaríamos comer, y un ejemplo es la carne humana, pues si el origen es saludable y su composición suple los nutrientes de otras carnes y adicional a eso, evita otras enfermedades, se podría empezar a ver con buenas intenciones el canibalismo, ¡claro! sin que este se convierta en una acción de homicidio, es decir, que tendríamos que acudir a la necrofagia (el consumo de los órganos de quienes ya han muerto a casusa de la inanición) y por ende, cumplir con una estricta normativa de higiene.

El ser humano, también conocido como «cerdo largo» y «cabra sin pelo», en el caso de los jóvenes, se debe descomponer a partir de la figura completa y en cortes finos. Para empezar el carnicero deberá contar con un lugar amplio, baldes grandes para los desechos y las guarniciones, además de unas cuantas herramientas como cuchillos, hachas, sierras y un nevecón. Al observar la anatomía y el esqueleto, es notable que el animal no es criado por su carne, y por ello, no proporciona tanta carne como un cerdo o una res. Sin embargo, se pueden obtener cortes proporcionalmente perfectos de las nalgas, la pierna superior y el muslo.

Aunque el hombre no es considerado como una fuente de alimento de primera necesidad, ser caníbal también traería beneficios en nuestra tecnología y construcción de artículos como instrumentos musicales, pues actualmente materiales preciosos como el marfil y el carey están al borde de la extinción debido a la caza furtiva de animales exóticos como el elefante africano y la tortuga marina. De manera que teniendo en cuenta el reciclaje del cuerpo humano, este no sólo serviría para alimentar, sino que generaría una industria del hueso, el cual es considerado como un material resistente para las herramientas.

¿Cuál es la diferencia entre la carne de humanos y la carne de animales no-humanos? La carne humana parece saber a carne de cerdo, afirmación que explica con más razón por qué el pozole (un guiso típico mexicano) incluía carne humana y luego, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fue sustituida por el puerco.

Son muchos los testimonios que han comentado que la carne de cerdo sabe a carne humana, algo que no es difícil de asimilar, pues estudios científicos han demostrado un 90% de similitudes fisiológicas y anatómicas por las cuales el puerco ha sido utilizado para curar al hombre: cirugía cardiaca (válvulas aórticas), producción de heparina (anticoagulante). Lo que indica, una vez más, que estas semejanzas convierten al hombre en un buen candidato para la nutrición del ser humano.

Es así como en la recopilación de nuestra historia han obtenido recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, en la que señalan que nunca se consumía asada y que era habitual añadirla al pozole.

El canibalismo político
En 1962, un informe elaborado por expertos de las Naciones Unidas, describía el estado de la alimentación mundial, mostraba que de las tres zonas más grandes de canibalismo (África, Oceanía y América) el consumo de carne humana resurgía especialmente en las zonas azotadas por las guerras o por la hambruna, estas dos determinadas por decisiones políticas. La estimación de los especialistas fue que el 0,3 % de los hambrientos en el mundo, es decir, unos 6 millones de personas, se alimentaba de otros seres humanos.

No obstante, una mayoría, entre ella líderes políticos, afirman que el canibalismo es un fenómeno utópico, argumentando que en medio de la pobreza que acoge los países tercermundistas, no se ha llegado a tal extremo de necrofagia. Lo cual es totalmente errado, y quizá lo sea porque el canibalismo es una acción moralmente reprochable, pues lo cierto es que mientras China planea a mediano plazo este consumo, Corea del Norte ya lo vive en carne propia.

En 2013, en medio de crisis en Corea, varios medios internacionales confirmaron dramáticos casos de extrema hambruna y canibalismo entre la población como es el caso de un hombre que desenterró el cuerpo de su nieto para comer sus restos, y el caso más escalofriante, el de un padre que mató a sus dos hijos y cuando su esposa regresó a la casa le ofreció comida diciendo: “tenemos carne”. Según el informe, Norcorea oculta una hambruna que en las provincias de Hwanghae le habría costado la vida a 10.000 personas al tiempo que los casos de canibalismo se multiplicaban de manera alarmante y todo porque la población no tenía acceso a los alimentos.

Ser carnívoro es una necesidad
Ni una dieta estrictamente vegetariana nos podría salvar ante la hambruna. En primer lugar porque, como lo dije anteriormente, los recursos no dan abasto con la población y en segundo lugar, careceríamos de vitamina B12, la cual es crucial para nuestro desarrollo y juega un papel muy importante en el desarrollo del cerebro, el sistema nervioso y la formación de la sangre. La deficiencia de B12 puede tener consecuencias irreversibles para el sistema nervioso y para el cerebro, pero su detección es muy compleja. Su carencia también ha sido asociada a estados de psicosis o manías.

Entonces muchos se preguntarán ¿Cómo los veganos obtienes tan importante vitamina? En general, las dietas veganas estrictas deben suplementarse con fuentes de vitamina B12 procedentes de levaduras, o sintetizadas en laboratorios, las cuales, muy probablemente, desaparecerán en un futuro.

La evolución nos ha seleccionado para comer carne o productos animales, en nuestro caso, en el momento en el que cambiamos nuestra dieta predominantemente vegetal por una dieta más carnívora, nos hicimos dependientes de las proteínas animales como fuente de vitamina B12.

Aunque aún quedan hartas especies en la cadena alimenticia, la necrofagia podría favorecer la selección de animales para producir una carne de mejor calidad, a menor costo, y con un impacto menor en el medio ambiente. La intensa explotación, el crecimiento demográfico, y como consecuencia los altos costo, nos llevarán a buscar los beneficios de utilizar carne humana como fuente de proteínas animales.

Ser caníbal ante una necesidad no es malo y menos si se habla de un mundo más sostenible. Si lo miramos desde un punto de vista biológico, es una mala estrategia para crecer como especie, ya que atenta a largo plazo contra la supervivencia de la raza, pero es una buena estrategia a corto plazo para la supervivencia del individuo. Además, el canibalismo parece ser un comportamiento innato en todos los animales, pues muchas especies como gallinas, chimpancés, osos polares recurren al canibalismo como forma de supervivencia, lo que demuestra que la antropofagia sería un buen planteo.

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