‘A LAS FARC ES PREFERIBLE TENERLAS DE CORBATA QUE DE CAMUFLADO’: ANTANAS MOCKUS
La no violencia ha sido siempre su consigna, la misma con la que logró toda una revolución de pensamiento en Bogotá entre 1995 y 1998 y de 2001 a 2003, cuando fue alcalde de la ciudad
Anatanas Mockus parece un individuo encarcelado en una mente lúcida y brillante que suele traicionarlo. Aunque tiene la seguridad para expresar sus ideas a través de acciones simbólicas y excéntricas, es una persona tímida e introvertida. Poco se relaja, casi siempre parece dictando clase.
La no violencia ha sido siempre su consigna, la misma con la que logró toda una revolución de pensamiento en Bogotá entre 1995 y 1998 y de 2001 a 2003, cuando fue alcalde de la ciudad.
Por ello, sus apuntes podrían ser importantes cuando de posconflicto se habla, a propósito de las conversaciones de paz que se realizan en La Habana, pues luego de este tipo de procesos el país puede quedar trastornado, por lo que la solidez de las instituciones y la capacidad de transformación de los ciudadanos desempeñan un papel importante.
¿Cómo ve el proceso de negociaciones con las Farc?
Lo veo con esperanza. Soy creyente. La pre negociación, que es la tarea más compleja, ya está hecha. Pero hay que tener en cuenta también que aún con la paz se pueden seguir cometiendo crímenes, porque también se pueden acrecentar los demás problemas del país.
¿Se debe alcanzar la paz para solucionar los problemas del país o se deben solucionar los problemas del país para alcanzar la paz?
Ni lo uno ni lo otro. La paz no puede volverse lo último que se haga ni tampoco se puede hacer depender esto a la solución de los problemas del país.
Se necesita que haya paz, pero a la par es necesario ir combatiendo lo demás problemas del país, porque de lo contrario se podría reproducir la violencia de alguna otra forma, como pasó con las Bacrim.
¿Se debe negociar agenda política con las Farc?
El ideal es que las Farc negocien únicamente las condiciones de su reinserción y su seguridad, pero seguramente parte de ellos desearán participar en política. Esto podría ser posible siempre y cuando no hayan cometido crímenes de lesa humanidad.
Pero la mayoría de ellos han cometido crímenes de lesa humanidad…
Eso es lo que hay que entrar a ver, porque de todos modos debe haber algún castigo, sea cárcel u otro mecanismo, pero también debemos estar preparados para indultar muchos de los delitos, como pasó con el M-19. Un proceso exitoso incluye algo de perdón y está condicionado a la no repetición, como ocurrió con el hoy alcalde de Bogotá, él es el mejor ejemplo de lo que se puede lograr.
¿Qué más se necesita para que haya paz en Colombia?
Se necesita una combinación adecuada de justicia, paz y verdad, que deje a mucha gente satisfecha, pero es imposible que todo mundo quede satisfecho.
En Colombia, las raíces de la violencia son muy diversas. Hay crimen organizado, crimen común, desplazamiento, problemas de convivencia, entre otros, habría que empezar a combatir primero eso, junto al tema de la desigualdad. Pero muchas veces es mejor una mala paz que una buena guerra.
¿Cómo es una mala paz?
Después de esos procesos el país puede quedar trastornado y la reintegración de los guerrilleros a la vida civil tiende a ser complicada, por eso muchas veces se crean bandas urbanas delincuenciales. Pero es preferible tenerlos aquí que en el monte, aquí se pueden implementar herramientas a mediano y largo plazo para evitar la violencia, allá no. Es preferible tenerlos de corbata que de camuflado.
¿O sea que hay un riesgo alto que después de una hipotética desmovilización se aumenten los problemas sociales?
Parte de eso es inevitable. En este caso convendría que las Farc se conviertan en un partido político, porque sería una herramienta de disciplina para los exguerrilleros.
Es necesario aumentar la colaboración ciudadana con la justicia. Por eso la sociedad se fortalecería mucho con unos niveles altos de cultura ciudadana, hay que inculcar que ‘no todo vale’ así las circunstancias sean adversas y en esto la democracia es fundamental. La existencia de las Farc es un síntoma de debilidad de la democracia.
¿Cómo se logra ese ‘no todo vale’?
A través de dos mecanismos: uno es la capacidad de reflexionar moralmente para llegar a la conclusión de que algo no debe hacerse, la culpa, y al lado de eso debe existir la norma social, que es el temor a perder la confianza de los demás, la vergüenza. Hay que cambiar culpa por vergüenza.
En los últimos días se le ha visto muy cercano al santismo, ¿va a volver a la política?
No es indebido que un grupo de individuos se organice para buscar influir sobre su sociedad.
Tampoco es indebido que Antanas Mockus vuelva a la política …
Es una decisión que no depende sólo de mí, pero no me quiero cerrar posibilidades.
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