Por: Mg. Diana Socha Hernández “Este es el caso del conflicto colombiano, el cual por su larga duración se ha tendido a explicar de acuerdo con los marcos de análisis que dominaron cada momento histórico. Se pasó así de un combate contra la penetración del comunismo al combate antinarcóticos y más

El actual Gobierno tiene en sus manos la paz, pero si no la manejan correctamente es probable que nuevos grupos se rearmen como ocurrió con las Bacrim. En este caso debe haber una dejación de armas exitosa y definitiva.

Es el amor hacia un país, el arma más poderosa que cualquier hombre puede poseer en tiempo de guerra. Con el fusil al hombro y las piernas firmes, Enrique Murillo disparó su arma, casi por última vez.

La impunidad es uno de los mayores problemas cuando se habla de violencia sexual en el conflicto armado colombiano.

La paz no llegará en un sobre proveniente de La Habana, pero sí será el insumo para que la reconciliación se impregne en el espíritu de cada colombiano. No hay mejor arma que la libertad ni mejor escenario que la paz.

En un país multicultural, afligido por la violencia de grupos armados, delitos de lesa humanidad desangran a sus habitantes y destruyen lazos familiares. La desaparición forzada, un delito que obligó a dirigentes sindicales a esconderse bajo la protección de entidades internacionales. “Lo queremos vivo, porque vivo se lo llevaron”, fueron

Niños del conflicto que cambian los juguetes por armas, las escondidas por trincheras y las canciones infantiles por versos revolucionarios que ni siquiera entienden y que sin embargo repiten una y otra vez para amenizar las marchas por la selva. En los lugares más apartados, inaccesibles y olvidados del territorio

A principios del mes de febrero de 2015, salió a la luz pública el documento publicado por la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, titulado “Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia”. Un informe sobre los orígenes y las múltiples causas del conflicto, los principales factores y condiciones

La no violencia ha sido siempre su consigna, la misma con la que logró toda una revolución de pensamiento en Bogotá entre 1995 y 1998 y de 2001 a 2003, cuando fue alcalde de la ciudad

Justa o no, la guerra no perdona edad. En medio del fuego, un bebé de un segundo de nacido ya tiene la edad suficiente para morir.

La posible resolución de un conflicto armado no tiene ni debe por qué llamarse paz, porque las causas de la violencia en este país trascienden mucho más allá que la que existe con las Farc y otros grupos insurgentes.

La Fiscalía General de la Nación está cambiando su estrategia de judicialización para poder condenar a la mayor cantidad de exparamilitares posible, antes de que éstos queden libres a partir de julio de este año sin haber sido condenados.