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“SALÍ PA’ LA 33”: ALEJANDRO PÉREZ

Por: María Paula Romero

De las calles de Cienfuegos Cuba, hasta Bogotá, golpeando las congas de La 33, Alejandro Pérez ha encantado al mundo con su particular estilo.

Fue hace 18 años que Alejandro, como muchos cubanos, abandonó la isla que lo vio nacer, en busca de una mejor calidad de vida. Su destino y el de su familia: Colombia. Sin embargo, y sin pensarlo, lo que encontró al llegar a su segunda patria fue la oportunidad de explotar un talento excepcional.

El nacimiento musical de Alejandro se dio precisamente mientras él cursaba bachillerato, gracias al P.E.I (Proyecto Educativo Institucional), un programa educativo, que permitía a los estudiantes explotar sus habilidades musicales y artísticas, y que irónicamente a él no lo acogió.

“Fue mi hermana quien me enseñó la percusión. Ella fue la primera que me enseñó a tocar un tambor” dice Alejandro, con un tono de admiración hacia su hermana, quien estudió bajo los parámetros del P.E.I, y resultó siendo su primer mentor.

A partir de esta pequeña iniciación en la percusión, la carrera musical de Alejandro empezaba a tomar forma. Tras graduarse del colegio y prestar dos años de servicio militar obligatorio, le dieron la posibilidad de tocar los bongos en la orquesta de la Policía Nacional.

“En la orquesta de La Policía conocí a Ángel Rey, un pianista que me recomendó un profesor con el que trabajaba dos veces por semana, y con el que logré un total avance”, afirma Alejandro, con humor tras recalcar que aquella época fue determinante para su decisión de ser músico.

No obstante, la mayoría de su talento, Alejandro o como lo llaman sus familiares “Ale”, lo aprendió a desarrollar en la calle, donde la percusión finalmente se consagró como su preferencia instrumental. “En la calle es donde se coge más experiencia”, dice Alejo respecto a este hecho.

Pero aún cuando para Alejandro todo estaba claro, a su familia parecía no convencerle esta elección como proyecto de vida, por esta razón él tomó la decisión de estudiar una carrera profesional.

“Me gustaba y me gusta el diseño gráfico, pero en ese momento era muy costoso, por esto decidí estudiar Tecnología en Sistemas, y aunque alcance el título como tecnólogo, la música ganó”, dice Ale.

De este modo, “Cuba”, como le dicen sus amigos, procuró formalizar sus conocimientos musicales, ingresando a la fundación Gentil Montaña, en donde tomó clases de batería y un semestre de música; pero sentía que esto lo esclavizaba mucho y lo desviaba de su enfoque instrumental.

Aun así, gracias a todo el conocimiento adquirido en la calle y en esta institución, Alejandro confiesa que su enfoque es y será la percusión. “Las congas son las que me matan”, responde con voz enamorada cuando se le pregunta por su instrumento.

Es en este punto, es donde la formación artística de Alejandro dio frutos, ya que en la televisión, encontró un espacio para darse a conocer como músico, y donde podría sostenerse económicamente.

Aunque, no todo fue sencillo en la prematura formación musical del percusionista, él tuvo que hacer frente a diversas críticas y prejuicios que en Colombia hay con respecto a los músicos.
“Es como que te presentan a la familia de tu novia y dicen: él es músico. Seguramente la mayoría va a pensar que tú eres mujeriego, que te montas a buses a pedir plata o que te bebes todo lo que haces. Es una visión errada”, comenta este cubano sobre uno de los prejuicios que hay frente a su profesión.

Además, Alejandro agrega, frente a aquellos prejuicios, que si las personas conocieran el verdadero oficio de un músico, que lucha diariamente para evolucionar en su carrera, cambiaría totalmente este pensamiento.

“Soy juicioso, puedo reconocer el talento que tengo, puedo decir que lo se explotar y estoy en un momento óptimo de estudio” objeta Alejandro, sobre su situación actual.
Y a pesar que él tiene este concepto acerca de la música y de él como músico, está consciente que su profesión no está bien paga, y que en este mundo se necesita la “palanca” para triunfar.

“Este mundo es para gente buena profesionalmente y que tiene contactos” dice Alejo y complementa con “Si tienes muchos contactos estas hecho económicamente porque trabajas mucho”.

Después de su paso por la orquesta de la Policía Nacional, vino Ritmo Latino, con la que Alejandro estaba en los pueblos en feria o festividades. Pasó, luego, por Yamblog, en la que se tocaba salsa rencauchada, después llegó a Guayaba Orquesta, en la que duró 4 años, para continuar tocando su percusión en Taxi Orquesta.

Cabe notar, que durante la carrera de Cuba, él, igualmente, ha sido parte (de manera provisional) del staff de Fanny Lu, Carlos Vives, Andy Caicedo, Mickey Taveras, Ensamble Y Roberto Antonio.

“En la música uno se mueve mucho y se trabaja el contrato por prestación de servicios, tú decides en que trabajas, con quien trabajas y por cuanto trabajas”, se refiere Alejandro a lo que es ahora el negocio musical y agrega, “ya no es muy común casarse con una orquesta”.

Más adelante este artista formo parte de Umploge, un grupo en el que no solo se interpretaban géneros como Salsa y Merengue, sino también Pop, Rock, Reggaeton y Tropical. En esta duró un año. Y de ahí “Salí pa’ la 33” dice Alejandro con tono de triunfador.

La etapa en la que este cubano se encuentra y en la que se quiere quedar por un largo tiempo inició gracias a unas audiciones para congueros, que le recomendó el un amigo, uno de los trombonista de la 33, y en las que participo y quedo seleccionado junto a Miguel. La decisión de esta orquesta fue quedarse con el otro, ya que Alejo hacia parte de la banda de Toño Barrios.

“Cuando Miguel empezó a girar con Monsieur Periné, la 33 me llamo para que fuera a reemplazarlo, e hice tres o cuatro presentaciones, pero cuando el regreso tenía otra gira con este grupo, así que decidieron quedarse conmigo” dice Alejandro entusiasta.

Este grupo ha traído muchas cosas positivas y grandes satisfacciones a la vida de Alejandro Pérez, y al preguntarle por las diferencias de la 33 con otras bandas, él se refiere a la organización y el amor que tiene esta empresa por la orquesta. Y dice “tal es el orden que todo es equitativo para todos”.

Ahora él solo quiere seguir con este grupo, y aunque sus aspiraciones son altas, expresa que siente que está en un momento en el que quiere trabajar con la 33. Sin embargo tiene muchos proyectos personales, y muchos caminos por recorrer.

“Me encantaría hacer un proyecto de salsa al igual que producir a mi hermana en un proyecto de rock” y continua con “quiero ser productor musical”.

Aunque es una persona muy feliz con lo que tiene ahora, y que sabe que ha crecido con cada experiencia vivida, siente que debe seguir estudiando música, ya que en esta carrera es necesario un constante aprendizaje; piensa también que debería a largo plazo centrarse en la ingeniería de sonido y llegar a tocar junto a artistas reconocidos mundialmente como Eddy Palmieri.

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