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UN AMOR QUE SOLO EXISTE EN EL RECUERDO

Por: Juliana Niño

En las horas de la noche, a las 11:30 p.m., el 8 de diciembre del 2019, en el edificio Colors, ubicado en Envigado, Antioquia, ocurrió un hecho devastador que cambió la vida de Natalia Moreno, la mejor amiga de una pareja de recién casados.

Esa noche, Lina Paola Aguirre y Juan Felipe Botero Villegas de 30 y 35 años murieron en un fatídico accidente en la torre 3 donde se ubicaba el shut de basuras del edificio. Según testigos del cuerpo de bomberos, todo sucedió debido a que uno de los ciudadanos arrojó a las basuras un elemento tóxico o algún combustible, lo cual se mezcló con otras sustancias hasta generar una explosión en el primer piso, así lo aseguró el diario El Espectador el 18 de diciembre de 2019.

Esta noticia dejó sin aliento a Natalia, quien con cariño había llevado una amistad de 6 años con esta pareja y quien según ella fue como su “Cupido” en la relación de Lina y Felipe. Natalia, solo recuerda con afecto cada momento que pasó junto a ellos, en su mente no hay día que no le afecte y que recuerde con una lágrima que cae en sus mejillas lo triste que fue despedirse de ellos.

Con voz cortante, sus ojos aguados y con un suspiro como el sorbo de vida en el que ella se deshace, coloca sus manos en sus rodillas baja la mirada y dice “Cantar a grito herido con Felipe, es el mejor recuerdo que tengo de él y ayudarle a escoger cada detalle o canción cuando estaba conquistando a Lina.”

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Como un recuerdo en sepia, se le viene a la mente el momento en que se conocieron, es una versión atenuada de regalos que no volverán pero que duelen, el hilo rojo de una amistad que nunca llegó a pensar que se rompería en tan poco tiempo. “Nos conocimos trabajando, yo empecé trabajando con Lina y por cosas de reestructuración empresarial nos unieron con Felipe y yo era el vínculo para hablar entre los equipos porque peleaban mucho y eso era muy divertido, y desde que llegaron Felipe siempre me dijo que Lina le parecía muy bonita y Lina decía que él le parecía un hombre muy guapo, entonces yo los molestaba y les hacía como de cupido y así…” Me mira y se ríe.

Al oírla y ver que le costaba hablar de ellos, que lo disimulaba en su risa, se me vino a la mente una frase de Miguel de Cervantes “No hay recuerdo que el tiempo no borre ni pena que la muerte no acabe” aquella frase que solo entre palabras se reconstruían en mi mente me hizo preguntarle ¿Cómo llegaron a ser amigos y a tener una amistad tan fuerte? Con un suspiro, me responde “Un día cuando Lina salió del trabajo yo les hice una despedida y Felipe fue. Ahí empezó la relación de ellos y con Lina, trabajando juntas, ella rechazaba todo aquel nuevo que llegaba, pero me la fui ganando y nos volvimos amigas y peleábamos y reíamos y jugábamos y cantábamos y la pasábamos muy chévere en el trabajo.»

El solo hecho de enterarse la fatídica noticia le hizo pensar muchas cosas, fue muy triste para ella como para los que la conocieron enterarse de lo ocurrido, todo se le pasaba por su mente menos que sus compañeros con lo que había planeado y compartido tantas cosas fueran a irse de este mundo en un abrir y cerrar de ojos.

“Es algo muy triste fue una noticia sumamente impactante porque ellos no tenían ningún problema de salud, estaban perfectamente bien, llevaban 3 años de casados y eran normalmente jóvenes, a uno no se le cruza por la cabeza que algo tan terrible como les pasó a ellos pudiera pasar y tan doloroso.»

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No solo era el tiempo de amistad que habían cultivado, sino un sin fin de recuerdos que el tiempo no borra de todo lo que los unía.

Camina, mantiene su mente ocupada, piensa en muchas cosas y se dirige a la cocina, mientras eso me responde “Esto me hizo valorar más a mis amigos y a las personas que amo, de la necesidad que tenemos de recordarles lo mucho que los queremos y a pensar más en casos como qué hacer en caso de un incendio, conocer la salida de emergencia, cómo actúa el fuego y que rectificar en casa y así.”

Conocer la historia fue algo sorpresivo tanto para mi mamá como para mí, Natalia llegaba al apartamento, algo triste, pues según mi mamá, quien fue la primera que supo la historia, me comentó que ella llegaba de visitarlos en el hospital San Vicente Fundación en Medellín. Ya que Lina y Felipe ante la gravedad de las quemaduras ingresaron de urgencias al hospital, pero su estado era bastante grave.

De repente al verlos así, ella no me quiso comentar sobre ese momento, solo me responde lo bueno de esos 6 años que pasó junto a ellos y que recuerda con amor esa pareja tan unida que quisieron irse a vivir y pasar un tiempo en Medellín, pero que el destino decidió arrebatarles la vida en un hecho inesperado.

En momentos como ese ella camina al cuarto, evoca el último día en que los vio en la clínica, se detiene y se recuesta en la pared de ladrillo, quizá es una imagen que no esperaba ver en su vida, o por lo menos no a ellos. Solo le da gracias a Dios por haberse despedido y no tener esa culpa en su corazón. Entonces, me responde que nunca se olvidará de lo que Felipe le enseñó en su trabajo “Con Felipe la amistad fue mucho más fuerte porque nos gustaba la misma música y me enseñó muchas cosas en lo laboral y personalmente también – respira- con él trabajé 4 años juntos. Él y yo éramos como los líderes del equipo y en ese transcurso me enseñó muchas lecciones de vida.”

Eso la impactó muy fuerte, en plena pandemia, sin tener a sus amigos con los que salía, o hablaba, el estar sola en su apartamento y no tener con quien desahogarse sintió deseos de estar al lado de sus amigos. Pero mantuvo la calma y pocos días después llamó a su hermana menor, quien con cariño la acompaña durante este tiempo.

***

Le pregunté a mi mamá que fue lo primero qué le dijo Natalia o cómo la vio después de que llegara del hospital y me dice que “Si noté que le afectó lo que pasó, no se sentía como era antes cuando llegaba y nos visitaba.”

Y sí, apenas llegó no nos dijo: – “Hola veciiiii ¿Cómo han estado?”, nos dijo – “hola Juliana”, – “hola Elisa”, se notaba que en su corazón le hacía falta algo, era esa sensación física, dolor en el pecho y escozor de ojos que su cara y su alma reflejaban.

Pero ahora, se queda con los momentos buenos que vivió y que nadie se los quitará, quizás por eso es bueno evocar y dejarlos con la frase de Gabriel García Márquez: “La nostalgia, como siempre, había borrado los malos recuerdos y magnificado los buenos.”

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