10 años aprendiendo a volar
Con ocasión del 10 aniversario de ALTUS en línea, editamos una antología con una selección de escritos de estudiantes. Transcribimos aquí el prólogo.
Por: Javier Forero
Editor
Hace 10 años nació una musa. Una fantasía sombría cuya belleza resulta especial porque condensa lo infernal y lo sagrado, lo criminal y lo virtuoso, lo bello y lo sensible, lo doloroso y lo placentero.
Una musa que está ligada más bien a la locura, a la aventura, porque hace una década hablar de periodismo juvenil digital en Colombia era un compromiso de muchas dudas y pocas certezas.
Pero de la mano del espíritu alegre de ‘Kike’ Alvarado y la magia desatada por un grupo de jóvenes de distintas carreras emprendimos un viaje al que poco a poco se fueron uniendo más expedicionarios.
Esta travesía hoy, 10 años después, tiene nombre propio: Altus en Línea, la revista digital de los estudiantes de la Universidad Sergio Arboleda.
Una década en la que, desde los distintos géneros periodísticos, hemos recorrido los vastos territorios de nuestro país, donde se entierran los despojos de lo que somos, donde los ríos inmensos y caudalosos portan vida y muerte a la vez, cadáveres y peces multicolores que se mezclan en el ecosistema acuático, mientras las tupidas selvas guardan secretos milenarios.
Un país que sigue allí, lleno de heridas, multiplicado en sus cicatrices, en sus tajos, en su savia que traspasa el tiempo. Un territorio acostumbrado a verse en el espejo verde que lo cruza, que lo va dividiendo, fértil e incondicional, ambientado por esas cadencias armónicas y naturales, para concretar una identidad que va más allá de la raza o la cultura, que está ligada más bien a la pasión, al erotismo, a las ganas de vivir.
Junto a miles de lectores un día cruzamos la frontera para dejarnos deslumbrar por la belleza de la naturaleza tropical en la Guyana venezolana, mientras al siguiente amanecer atravesamos decididos el Mar Egeo para aterrizar en Santorini, la mítica isla griega, y luego regresar a nuestro territorio para sentir los frailejones venidos a menos en el Páramo de Ocetá, en Boyacá.
Gracias a colaboraciones provenientes de distintas partes del país, así como de corresponsales en Argentina y México, indagamos por el acontecer político, analizamos la crisis europea, escuchamos los testimonios de los privados de la libertad, compartimos las glorias del deporte y presenciamos la partida del único satélite colombiano en el espacio, entre otros cientos de hechos.
Nos propusimos narrar las historias que se esconden detrás de los acontecimientos que enlutan a diario a nuestro país, para comprender que lo que ocurre aquí no causa números para guardar en un archivo de estadísticas, sino que destruye vidas, seres humanos con sueños y frustraciones, a quienes les pusimos nombre propio, y encontramos en este mecanismo una forma de dignificar su dolor.
No hay subalternos ni superiores, acá hay amigos, compañeros y hermanos, con quienes hemos realizado más de 1500 historias, en las que retratamos pasión, diseñamos aprendizaje y escribimos compromiso.
Con esta publicación queremos exaltar a todos aquellos que decidieron acompañarnos en esta travesía. Quisiéramos que esta antología fuera infinita, para incluir decenas de trabajos maravillosos que no alcanzaron a ingresar en estas páginas, pero esto es lo que convierte paradójicamente a este libro en un ejercicio de especial fascinación, en un reto dantesco por lograr capturar esa presencia singular que atraviesa el meridiano de los hechos y la geografía de los lugares.
Hay en estas páginas múltiples colores, sabores, sensaciones, texturas, diálogos y, sobre todo, el alma de una publicación que cumple una década, en medio de una pasión que traspasa las épocas y las generaciones.
Bienvenido a bordo.
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