El Black Berry es una adicción

Por: Jessica Melissa Martinez
Nueve de cada diez usuarios de Black Berry son adictos, reveló un estudio realizado por la universidad MIT.
Shadya Gandur es un claro ejemplo de la adicción que existe por los teléfonos celulares Black Berry. Ella se acuesta al revés, es decir, con los pies hacia el espaldar de la cama, para alcanzar el enchufe y poder dormir con su Black Berry en la mano, al mismo tiempo que el aparato se carga. “Simplemente no podría vivir sin mi blackberry, no sé qué haría yo sin él, me he comprado tres este último mes porque los pierdo, pero lo importante es volver a tener otro lo más rápido posible”. Ella se despierta varias veces en mitad de la noche porque en sus sueños escucha el timbre pero en realidad no suena.
El psiquiatra Alejandro Ortiz revela que sí existe una adicción por los teléfonos celulares Black Berry. En el momento en que el usurario depende del aparato para relacionarse con las personas pero al mismo tiempo se empieza a aislar de su entorno, quiere decir que ya presenta una adicción por el aparato. El adicto le da preferencia y privilegio al contacto virtual más que al contacto personal. Esto demuestra, según él, un aislamiento del mundo real, un síntoma clave de adicción.
Es muy difícil que uno mismo detecte el problema de adicción con respecto al Black Berry. No siempre es tan evidente pues hace creer al consumidor que está socializando al tener comunicación con tantas personas al mismo tiempo. Pero mientras sea por medio del celular, hace parte de un mundo virtual, un mundo alejado de la realidad.
Una vez identificado y aceptado el problema, se debería buscar ayuda profesional con un psicólogo o siquiatra especialista en trastornos de conducta y adicciones. “Una terapia psicológica de tipo conductual seria personalmente lo que recomendaría, esta terapia busca modificar conductas anormales del ser humano”, afirma Ortiz.
Ana María Arias, una estudiante de mercadeo de la Universidad Sergio Arboleda, es también adicta al Black Berry. Tiene todos los síntomas determinados por los doctores especializados en esta adicción, para saber que tiene una dependencia con el BB. “No me considero adicta al Black Berry, pero es el tercer Black Berry que compro en menos de seis meses, porque sin él me muero, no soy nadie”. Ana María cuenta como lleva el cargador de su celular a todas partes con ella, porque en ningún momento esta dispuesta a perder la comunicación con su mundo virtual. En otras palabras no esta dispuesta a que se le apague el celular.
En la Universidad de Maryland, Estados Unidos, se descubrió que la mayoría de los estudiantes cuando no tenían el Black Berry, experimentaban un síndrome de abstinencia similar al visto en los adictos a las drogas y alcohol, presentando síntomas como la ansiedad y la preocupación. El estudio demuestra que sólo bastan 24 horas sin el aparato para ver alteraciones en el ánimo de las personas con la adicción a la tecnología, en especial con los celulares Black Berry. Algunos de los estudiantes dijeron que el hecho de mandar mensajes y hablar por el “Black Berry Messenger” (red de comunicación interna entre los usuarios de Black Berry, que funciona alrededor del mundo entero) les daba un constante sentimiento de comodidad y felicidad.
La psicóloga Daniela Benedetti Delgado, nos recuerda a “Rollo May”, un filósofo que habla acerca de que la existencia se torna importante hasta el momento en el que la persona elige conscientemente un valor dominante que guíe su vida satisfactoriamente. Dado que la vida es un constante cambio, estos valores dominantes tienen también que cambiar, lo que produce en cualquier persona ansiedad. Para superar la ansiedad es necesaria la adaptación, y cuando está se esta llevando a cabo, se experimenta la soledad. Y es en este punto específico en donde el Black Berry se convierte en “Crack Berry”, término utilizado por los doctores para definir los usurarios adictos al teléfono celular.
La tecnología que hoy en día nos ofrecen, como cualquier droga, alivia la ansiedad y esto en palabras de Rollo May representaría “eliminar la oportunidad de crecer, es decir la oportunidad de transformar los valores de los cuales la ansiedad es el adverso”. Eliminar el síntoma sin ayudar a la persona a descubrir su conflicto básico es despojarla de su mejor antena direccional y de la motivación para comprenderse a sí misma y seguir creciendo. Es importante concientizar al usuario de su problema de adicción.
Partiendo de un sondeo realizado a veinte personas que utilizan a diario el Black Berry, encontramos resultados sorprendentes. Como por ejemplo, 70% de los usuarios, consideran que no son adictos al aparato, pero al mismo tiempo aceptan que no podrían vivir sin el. Muchas personas, mientras contestaban las preguntas fueron reflexionando acerca de su posible dependencia con el Black Berry. Cuando se les pregunto al publico, si el “BB”, como muchos lo llaman, tenia un valor sentimental, muchos respondieron que si, que el celular los alejaba de la soledad y los acompañaba. Refiriéndose al aparato tecnológico en términos afectivos, como si se estuviese hablando de alguien.
”Confieso que fui yo la que le compré el primer Black Berry a mi hija Melissa, pensé que ese aparato le iba a ayudar a comunicarse con sus amigas en el exterior y me parecía interesante el hecho de que pudiera tener Internet en su bolsillo. Mejor dicho, yo pensé que le serviría para su universidad, para sus tareas. Lo que nunca imagine, fue que mi hija se iba a convertir en una adicta, ahora no lo suelta ni cuando estamos almorzando toda la familia en la mesa. El aparato, ese bendito celular, ha traído problemas a nuestro hogar, siempre es la misma pelea”, dice Beatriz García, madre de Melissa Martínez un joven estudiante de comunicación social de 21 años.
Realidad Mundial, así se llama la materia de noveno semestre que dicta el profesor Eugenio Merlano en la Universidad Sergio Arboleda. El profesor Merlano afirma que desde que salieron los Black Berry, el estudiante se encuentra notablemente más distraído. Dice que a veces siente como si estuviese dando la clase para él mismo, porque todos los alumnos son chateando por ahí. Él ha resulto poner reglas estrictas para tratar de calmar un poco el problema. “Las reglas consisten en que el estudiante que se encuentre hablando, chateando por el celular, obligatoriamente tendrá que hacerme entrega del teléfono y al final de clase discutiremos la forma en que se lo devolveré”, comenta Eugenio Merlano.
“Hay que entender que quien es adicto simplemente esta en busca de un escape porque no acepta en un 100% su realidad. Darse cuenta de cualquier adicción es muy difícil, pero sobretodo darse cuenta de que hay una adicción por el Black Berry es aun mas difícil. Es más difícil porque esta adicción es nueva, esta recientemente descubierta. Darse cuenta que se esta teniendo un problema de socialización es el primer paso. Esto no siempre es evidente porque la persona piensa que esta socializando al tener comunicación con más personas de las que normalmente podría hacerlo personalmente”, define el psiquiatra Alejandro Ortiz el problema de adicción que algunas personas de la sociedad actual están padeciendo.
¿Existe una cura para esta adicción? ¿Cuál es la mejor alternativa para empezar a dejar la adicción por el Black Berry? “Pienso que una vez identificado el problema, la persona debería buscar ayuda con un psicólogo especialista en trastornos de conducta y adicciones. Actualmente manejo varios casos de adicción al Black Berry, la mayoría son mujeres, y la mejor forma para curar al paciente es empezar una terapia de tipo conductal. Es un tipo de terapia psicológica en que se busca modificar conductas anormales en la vida de alguien”, agrega Alejandro Ortiz.
Los representantes de la marca Black Berry en Colombia han tratado de explicar este alto deseo de las personas por obtener rápidamente un teléfono de esta marca. Los encargados de importar al país los teléfonos celulares, dicen que la razón de la alta demanda es debido a que la marca se ha popularizado demasiado a nivel mundial. Volviéndose así una idea, una moda para todas las edades. Desde los niños, jóvenes, adultos, todos desean tener un celular Black Berry.
Un estudio de la universidad MIT, ha revelado que el uso de «teléfonos inteligentes», como los famosos Black Berry, produce dependencia a nueve de cada diez usuarios. Pese a reconocer esta dependencia y a percibir que el uso de estos teléfonos rompe la barrera entre la vida privada y la laboral, los ejecutivos que participaron en el estudio consideran que su uso tiene más ventajas que inconvenientes. El estudio fue realizado Por Paul D. Morales, ingeniero de sistemas que se desempeña en “Tendencias Científicas” de la universidad.
El estudio consistió en observar durante varios meses el uso de estos dispositivos en una prestigiosa empresa norteamericana de valores. Esta empresa proporcionó a todos sus empleados un teléfono celular Black Berry con la idea de compensar la balanza entre vida privada y trabajo, así como calmar la autonomía de sus empleados a pesar de la importancia de la interacción constante entre empleados que requiere la empresa.
De pronto la adicción se debe a que las personas no estaban psicológicamente preparadas para una tecnología tan rápida y eficaz. El teléfono celular ofrece opciones muy interesantes. Como por ejemplo el “Black Berry Messenger” que consiste en una red interna de la marca Black Berry, y todos los usuarios, es decir, las personas que poseen uno de estos, podrán comunicarse gratuitamente por mensajes, fotos, mensajes de voz etc. Todo esto por medio de la red interna que brinda estos celulares. La gente que vive “pegada”, son personas que “sobre utilizan” el servicio, demostrando que no estaban preparadas para esta alta tecnología.
No faltan aquellos que rechazan de forma rotunda la idea de tener un Black Berry. Pedro Juan Mendoza, un exitoso arquitecto se niega a comprar un celular de este tipo. “Me da risa porque todos mis clientes me piden “mi pin” y yo les contesto que no tengo “pin”, no quiero perder mi libertad, no quiero que todo el mundo pueda encontrarme tan fácilmente, no quiero tener que contestar siempre mensajitos de mis amigos preguntándome donde estoy, con quien y que voy hacer. Quiero defender y cuidar la privacidad de mi vida.”
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