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‘LA CALLE ES LA ESENCIA DEL PERIODISMO’: FIDEL CANO

El director del diario El Espectador sueña con que en el país se empiecen a escribir las grandes historias que están por hacerse. La web no es el futuro, sino el presente del periodismo. El papel está obsoleto.

Para Fidel Cano, “mantener la esencia es lo que le permite a uno levantarse”.
Para Fidel Cano, “mantener la esencia es lo que le permite a uno levantarse”.

Desde el realismo mágico de ‘Gabo’ hasta los relatos de no ficción de Truman Capote, pasando por los cuentos de Cortázar y las crónicas de Germán Castro Caycedo, se agolpan en una improvisada biblioteca. Justo al lado, sobre una pequeña mesa, reposa la Antología de Grandes Crónicas Colombianas, de Daniel Samper Pizano, con la cual Fidel Cano, director de El Espectador, instruye a un joven periodista.

Desde este mundo de letras e imaginación, Cano vigila que día a día en su periódico se haga un trabajo “valiente, independiente, serio y profundo”. El reloj corre a un ritmo desenfrenado, el tic tac de las manecillas es el tormento que anuncia que la hora de cierre se acerca y con ella el tecleo de los computadores crece en medio de la desesperación.

Sin embargo, el director de uno de los medios escritos más importantes del país se presenta sereno, sonriente y tranquilo, pero sin dejar de lado su franqueza, la misma con la que cada semana graba ‘Redacción al desnudo’, un espacio en el que busca demostrar que “los periodistas somos humanos”.

Viste elegante y con sobriedad, a lo que se suman unas cejas muy pobladas y una mirada profunda, por lo que siempre da la impresión de estar de mal genio. No obstante, la alegría y el desparpajo se reflejan seguidos en su rostro.

“Neutralidad, contraste de fuentes, profundidad y capacidad interpretativa, son las características fundamentales de toda redacción”, afirma mientras ve desfilar a algunos de los jóvenes periodistas que ya abandonan el lugar de trabajo. Su amor a la profesión es tal que muestra con gran orgullo un legendario titular del periódico El Espectador, publicado al otro día de haber sido objeto de un atentado: “¡seguimos adelante!”, dice el titular, que enmarca gran parte de su pensamiento.

facsimil-edicion-el-espectador-atentado-terroristaEl 2 septiembre de 1989, a las 6:30 de la mañana, más de 100 kilos de dinamita estallaron frente a la sede del diario en Bogotá. La explosión voló el techo del edificio, destruyó la entrada principal y afectó gravemente la producción del periódico.

Sin embargo, “no nos han podido callar”. Según asegura, una de las grandes características del periodismo colombiano es que siempre ha mantenido la esencia a pesar de las adversidades, y eso es lo que le ha permitido levantarse. “El secreto es estar siempre en la búsqueda de la verdad”.

Fidel Cano Correa asumió en 2.004 la dirección del periódico El Espectador. Desde esa época ha intentado “cambiar el chip” con el que se ejerce la profesión en el país. “El oficio cada vez exige más. La objetividad plena es imposible, pero el ejercicio periodístico debe tratar de serlo, debe darle la oportunidad a que todas las voces estén representadas”, enfatiza el periodista, que no ha dejado de escribir, hacer reportajes, opinar, hablar, discutir temas y atender las inquietudes de usuarios y lectores, no sólo del impreso, sino del digital.

Con una melancolía casi novelesca, admite que las grandes historias en nuestro país aún están por escribirse, pues la inmediatez con la que se debe manejar la información hoy día no permite la investigación con la que se sustentaban los grandes artículos que se escribían antaño.

Otro aspecto que ha colaborado con “la muerte de las grandes historias”, tiene que ver con que “los medios nos enfrascamos en una lucha entre nosotros mismos por conseguir primero una información, cometiendo muchas imprecisiones y faltas al no confirmar datos, ni salir a buscar la ampliación de la información con el debido contraste de fuentes. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que, sobre todo en las regiones más alejadas, hacer ésta labor a veces es complicado”

De acuerdo con un informe de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), 141 comunicadores han sufrido algún tipo de censura en lo que va corrido del año, mientras que en 2011 fueron 157 los casos de atentados contra periodistas.

“Hay presiones de todo tipo que cada medio sabe cómo las maneja o si las quiere manejar o no. No obstante, sí es posible hacer periodismo independiente en el país”.

Una información de última hora rompe la parsimonia con la que trabajan los redactores que aún permanecen en el lugar. El murmullo y los pasos agitados se toman el recinto, mientras el director sólo atina a decir: “Menos mal existe la edición digital, o si no nos tocaría ‘tragarnos cualquier sapo’ hasta el otro día”.

“Más que el futuro, la web es el presente del periodismo”
“El papel se volvió obsoleto”, afirma con gran seguridad. Y los últimos hechos parecen darle la razón, pues según un estudio de la revista digital Mashable.com, más de 300 medios escritos a nivel mundial están cobrando por el acceso a algunos de sus contenidos en la web, entre ellos el reconocido periódico norteamericano The New York Times.

La web es una herramienta muy valiosa y la cantidad de información que se encuentra allí es inimaginable. “Sin embargo, tiene el peligro de que el periodismo se vuelva plano, pues muchos ya no salen a la calle a ser reportaría, y esa es la esencia de esta profesión. Ya no se hacen grandes crónicas al estilo Gabriel García Márquez, pero debemos acostumbrarnos a esta plataforma que, más que el futuro, es el presente del periodismo”.

Fidel Cano, dueño de una sinceridad lacerante, no evade ninguna pregunta, pero tampoco tiene respuestas preparadas. Dice lo que siente y piensa. ¿No cree que llegó el momento de que el periodismo se ocupe de las víctimas? ¡Sin duda!, responde de inmediato: «Cuando la sociedad escucha la voz de una víctima siente que hay una deuda frente a éstas. Es la misma gente la que está abriendo el espacio para que nos concentremos más en esa ‘otra cara de la moneda’, pero también es cierto que muchos periodistas quieren ser más importantes que los personajes y se preocupan tanto por ser reconocidos que se olvidan de hacer periodismo”.

Llega la hora cero en el periódico y los últimos detalles de la próxima edición deben ser aprobados. Con una sonrisa se despide y entra de nuevo al furor de la redacción, no sin antes asegurar que el periodismo, tanto en la web como en el impreso, debe transformarse para hablar de la vida antes que de las balas, pues como dijo el cronista Alberto Salcedo Ramos, “en Colombia estamos pasando del realismo mágico al realismo trágico”.

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