William Ospina, un verdadero escritor…
“La más honda importancia de una obra está en los aportes que haya hecho a su lengua y a la sensibilidad de su pueblo, así ese pueblo reciba muy lentamente ese legado y se lo incorpore de una manera que no puede ser gobernada por nadie”: W.O
Por: Jaime Andrés Benavides
Comunicación Social
Universidad Santo Tomás
William Ospina es un escritor innato. Sus facultades se vislumbran cada vez que uno de sus libros es publicado. A diferencia de muchos que escriben poco, éste se caracteriza por escribir entre cuatro y tres libros llenos de ensayos por año. Además de ello, últimamente ha dejado leer sus poemas, en los cuales se nota el gran sentido que para el autor tienen, la naturaleza y la universalidad.
Conocedor exiguo de la obra de Borges y Márquez, tanto así que fue el primer autor en leer “Vivir para contarlo” de Gabo, antes de su publicación, fuera de eso es un amante de esas literaturas que para muchos son extrañas e incluso recónditas, entre líneas citadas, se remite a autores que rara vez se nombran por otros escritores.
Desde hace un tiempo son publicados sus ensayos en la revista “Cromos”. Allí promueve ideas que estimulan la reflexión, de muchas personas seguidoras de su obra, con respecto a infinidad de temas.
Su imaginación, al igual, que su creación no tienen limites. A esto se le atribuye su inmensa capacidad de producción literaria, algunos adeptos a sus ideas y a sus escritos, aseguramos con certeza y seguridad, que allí en esos bellos relatos, esta el que en unos años será, el nuevo Nóbel para la literatura colombiana.
En sus libros, deja ver esa inclinación y esa admiración que tiene por la cultura oriental, pareciera como si en sus ideas valiera más esa misticidad propia de dicha cultura, que a los occidentales nos parece tan confusa y extrema, que la misma civilización a la cual pertenece. Es por ello que sus ideas son fuertemente cuestionadas, motivo por el cual lo han rotulado como soñador e idealista.
Sus ensayos se acompañan, por nombres y fechas concretas, elementos que otros escritores no abarcan con tal facilidad, por ejemplo, menciona con exactitud los nombres de todas las tribus americanas antes del descubrimiento, incluso se remite a los nombres de algunos de sus caciques, así como a los nombres de esos primeros cronistas que la España trajo a cuestas en momentos de la colonización; de igual manera lo hace con las cruzadas, de ellas menciona las rutas y los siglos precisos. “ello en distintos ensayos, -la cruz y la media luna- y -la conquista-”
Como si esto fuera poco, es uno de los pocos que realiza análisis poéticos tan precisos y valederos, tanto así que en ”el llamado de la tierra” uno de los ensayos publicados en “la herida en la piel de la diosa”, se atrevió a descifrar poemas de José Manuel Arango, un poeta al que describe, como un escritor que no vino a satisfacer ningún publico, pero que si lo hizo para enriquecer el lenguaje.
En su libro ¿Dónde esta la franja amarilla? Habla de la situación colombiana y de los aparentes porqués de la situación perpleja, para ello se remite al legado de los franceses y de su revolución, así como al inmenso conflicto trágico y suculento que suscito el horror de la violencia entre partidos y entre guerrilla, hace un tiempo no tan lejano al actual.
En su último libro América Mestiza el país del futuro, realiza una hermosa compilación de datos que constituyen esa vieja historia que muchos se han dado a la tarea de negar, la historia de esa América que antes de la llegada de los españoles era mucho más civilizada que ellos mismos. En esta explica leyendas y mitos, así como también de la profunda misticidad de estos pueblos, de sus creencias y sus ceremonias. Y hace un llamado para todos los pueblos del actual continente, este consiste en esa vieja idea de Simón Bolívar expresada en su famosa carta de jamaica, la idea que asume el continente como un país.
Entre tanto, sigue realizando y publicando en la revista número, traducciones de importantes autores y emitiendo juicios que como el bien lo diría: son a la vez biología y lenguaje, naturaleza y cultura, huellas de la historia en la arcilla y pupilas que buscan las estrellas.
Es por esto, que aun sabiendo que su interés no es simpatizar, ni responder a ningún publico, sino que más bien al lenguaje, que nos atrevemos a decir que con ansías infinitas, esperaremos sus escritos y esa anhelada novela que publicara en el segundo semestre de este año.
Esos extraños prófugos de occidente.
Si con alguien se conocen a personajes, extraños y desconocidos, ese es William Ospina, su visión del universo y su ambición por recorrer el mundo, le han permitido conocer sobre pasajes y concepciones, autores y poesía, vidas y obras, historias y mitos, que en occidente sobre todo, no se conocen.
Arthur Rimbaud, Walt Whitman, Emily Dickinson, Lord Byord, William Faulkner y Friedrich Holderlin, son las biografías que de forma especial y completa, trasmite en este su libro.
Su capacidad para traducir libros en idiomas europeos, le ha permitido traer algunas de la obras de estos autores, al español.
¿Donde esta la franja amarilla?
Que fascinante visión la que describe en estos ensayos, aquella que muchos consideran idealista, utópica y fantasiosa, es más bien un completo compilado de cada uno de los factores que antes y ahora, inciden en la realidad colombiana.
La falta de un proyecto nacional conjunto, que brote de las mentes de todos los colombianos y no de un limitado grupo de personas, es la idea que entre líneas deja, esa sustanciosa recopilación de ensayos que en este se presentan.
Advierte que si durante años la Colombia se ha fraccionado entre dos partidos políticos “rojos y azules” liberales y conservadores, se hace necesario hallar el amarillo, que también tiene nuestra bandera, pero que aun no ha llegado. Aquel amarillo sería ese gran proyecto nacional, producto de la iniciativa de todas las gentes que habitan la maravillosa Colombia.
La herida en la piel de la Diosa.
En este, el primero que publico con Aguilar, presenta a sus lectores, ensayos con todo tipo de actividad temática. Para hablar de él, habría que hablar de cada uno de ellos y dar vuelcos totales entre párrafo y párrafo, y sin embargo nos atreveríamos a decir, que sin uno de los publicados, el libro no tendría el sentido que en realidad tiene.
En su libro “la herida en la piel de la diosa”, se habla de indios y se habla de Bush; se habla de “la cruz y la medialuna”; se habla de dos leños y se dice región; se habla de “el llamado de la tierra” y se habla de cruzadas; se habla de descolonización y se habla de las nuevas colonias… Empieza por mencionar, con fechas y nombres cada una de las cruzadas, y termina por hablar de la política intervenciónalista de los Estados Unidos, cruzando por “la poesía de los Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y “Lo que tomamos de Francia.”
Trece ensayos en los que no hay afinidad temática y sin embargo, ideas vagan por la mente del lector, con un timonel que permite el dialogar en la diversidad de matices, de tonos, de temas. Permite a su vez, dice el autor -que convivan la opinión y la ciencia; la biología y el lenguaje; la decencia y la ironía; la naturaleza y la cultura-, crea conciencia y debate con lectores, impulsando ideas nuevas, llamadas por el, pero a fin de cuentas propias del lector.
América Mestiza, El país del futuro.
Muy seguramente las ideas expuestas en este, le abrirán camino hacia todos los países de Sur América. Aludiendo a que somos pueblos inexpertos, con memorias que datan de tan solo cinco siglos atrás, pretende retomar todo aquello que hace un tiempo nos hizo no una América fraccionada y si más bien un territorio hermano, civilizado mucho antes de que los europeos hallan determinado como serlo.
Sus ensayos, fruto de la experiencia y del conocimiento, exponen de manera exquisita, la real historia de América, esa misma que en estos tiempos es tratada desde su descubrimiento y no desde su totalidad. En ellos también expone el porque somos el choque de tantos mundos, del africano y del europeo, remitiéndose al claro ejemplo, de los mil colores del arte que exponen los pueblos latinos.
Su libro es un bello tema dedicado no solo a su Colombia natal, si no que también a los peruanos y a los ecuatorianos, a los argentinos y a los brasileros, a los venezolanos y a los uruguayos en fin, a todos los países de la América mestiza
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