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VIAJE A LA CASA DE LOS MUERTOS: EL CEMENTERIO CENTRAL

Por: María José Ruiz

 

El medio día de un sábado frió y lluvioso de febrero el camposanto comienza a ser visitado. Las ventas de flores empiezan y lo bogotanos comienzan a llegar para visitar a sus seres queridos que han dejado este mundo o para pedirle a un santo que les pueda hacer un milagro.

El cementerio central tiene la forma de un ovalo y existe hace 181 años, cuando lo construyeron quedaba a las afueras de Bogotá, pero con el tiempo la ciudad fue rodeándolo hasta dejarlo en el centro, en el barrio Santa fe en la localidad de Mártires, sobre el comienzo de la avenida 26.

Desde las rejas de acceso al camposanto sorprende la tétrica arquitectura, el portal está formado por dos pilares que sostienen un frontón en el que esta escrito: “expectamus resurrectionem mortuorum” (esperamos la resurrección de los muertos) un mensaje que puede ser aterrador pero, que para muchos no significa nada. Sobre ese gran portón posa con severidad la estatua de cronos, que es el dios griego del tiempo, sosteniendo en la mano un reloj de arena y en la otra una guadaña, símbolo histórico de la muerte.

Algunos relatos dicen que es habitado por brujas y fantasmas, en medio de un panorama de personajes históricos, entre los que hay ex presidentes, empresarios, figuras de la historia de Colombia y gente del común concentrados en su mayoría en el pabellón central y sus alrededores.

De acuerdo con la revista de “viajar a Colombia” el cementerio también es un retrato de la difícil historia política y social de Colombia, con personajes tristemente desaparecidos como el humorista Rendón, que se suicidó a los 37 años o el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán que murió asesinado en 1989.

En los callejones hay gente que ora, que le hablan al oído a las figuras o deja escritos con peticiones. Junto a las lápidas, restos de piezas asociadas con rituales de ultratumba. Un singular retrato del país de hoy y el del pasado, cuya riqueza es imposible de medir. “Para la actual administración, ese lugar es una prioridad”, afirma Mauricio Uribe, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural. “Vamos a invertir en él porque se lo merece, porque lo que se pueda recuperar le va a servir al sector, al centro de Bogotá y a la memoria de la ciudad”, le manifestó a la revista semana en un escrito publicado en el 2017.

 

HISTORIAS DE TERROR QUE RODEAN AL CEMENTERIO CENTRAL

CEMENTERIO

Un hombre con un largo vestido blanco que camina lento por los laberintos lúgubres y silenciosos del Cementerio Central de Bogotá, recorre las esquinas, su halo se enciende y se apaga en las madrugadas brumosas de la capital. Quienes aseguran haberlo visto dicen que es el Barón de este camposanto, un viejo monje que es el custodio de las almas en pena que aseguran hay allí.

Esa es apenas una de las historias que envuelven cada esquina del cementerio central y que en vísperas de Halloween se narran a diario en los caminos del camposanto más antiguo de la capital.

En un artículo publicado por el Tiempo Doris Jiménez, una mujer morena de 60 años ha sido testigo en sus años de trabajo de personas que a hurtadillas irrumpen en algún laberinto, sacan una bolsa negra, como de basura, y al abrirla se ve una pasta con la foto de alguien a quien piensan «desgraciar», la imagen es chuzada en repetidas ocasiones con alfileres.

Rodolfo Camacho sacerdote desde hace 10 años del cementerio central afirma que en todos los cementerios se facilita hacer brujería “a donde llegue el hombre siempre habrá gente buena y gente mala” no solamente en este cementerio “así como van unos a orar hay otros que van a hacer maldad”.

La mayoría de las viejas y acabadas tumbas están resquebrajadas y polvorientas; los arboles y las plantas, marchitas; los adoquines empiezan a ser tragados por la maleza y un silencio imperante esconde algunos ritos pavorosos de solo suceden allí.

Dicen que en el “caracol” se aparece una luz blanca, el caracol es uno de los tantos lugares que adornan el cementerio, es un sótano donde reposan los restos de decenas de personas con unas escaleras metálicas prácticamente oxidadas, este sitio permanece cerrado para evitar su ingreso, debido a que la gente le gustaba entrar a hacer vudú, magia negra, velas, velones, muñecos y todo tipo de brujería para hacerle daño a las personas. Según el Tiempo, una de las cosas que mas ha causado misterio en este lugar es la muerte de un hombre que decidió ahorcarse allí dejando una nota escrita contando las razones por lo que lo hacía.

 

LOS MILAGROSOS MUERTOS DEL CEMENTERIO CENTRAL

Según la alcaldía mayor de Bogotá, los lunes se evidencian rituales de intercambio de favores con algunos de quienes reposan allí, pues es el día considerado como el de las benditas almas de los difuntos. Otra época en la que se evidencia mayor afluencia de visitantes en busca de favores es en noviembre, debido a que se celebra la fecha de todos los santos.

Para los creyentes es el día de las ánimas, todas las semanas es una jornada especial para venir a hablar con ellas, para pedirles favores y agradecerles. Muchos hacen un recorrido que comienza en la estatua de La Piedad, con la que uno se encuentra tan pronto cruza el arco de entrada del camposanto. Luego, cada devoto sigue diferentes recorridos por unas tumbas específicas, dependiendo de su vínculo con uno u otro de los que aquí descansan.

La revista semana manifiesta que, todos los lunes siempre permanece una fila de casi 20 personas frente a la dorada escultura que corona la tumba de Leo Kopp, el fundador de la cerveza Bavaria, la más grande del país, lo acarician, se acercan a su oído tapando su boca para que nadie sepa que dicen, piden un favor. Si vino a agradecerle y no a pedirle, debió hablarle del otro oído, dicen algunos que se le pide de un lado y se le agradece del Otro.

Según la revista Cívico la tumba de luis Calos Galan Sarmiento ha sido visitada por cientos de ciudadanos, muchos de ellos porque soñaron con ser gobernados por este político liberal.

Rodolfo Camacho sacerdote del cementerio central manifiesta que, las personas que van a pedirle favores a estatuas es cuestión académica y cultural “entre menos formación académica tenga la persona, la gente mas cree en eso, es cuestión de mitos y costumbres” asegurando que el único que hace milagros aquí es Dios “los demás son intermediarios, son herramientas para acercarse a Dios”.

La devoción de los visitantes se extiende más allá de las tumbas de Kopp, Garavito o las hermanitas Bodmer; son varias otras las que visitan, son varios difuntos a los que les piden.

En las sagradas escrituras en Eclesiastés 5 y 6 “ los vivos saben que han de morir pero los muertos nada saben, ni tienen mas paga, hasta su memoria queda en el olvido, también su amor, su odio y su envidia perecieron ya y nunca mas participan en nada” por tal forma Ana Ariza, que pertenece a la religión adventista manifestó que “nosotros debemos tener los muertos en el olvido porque ellos ni escuchan, ni ven, ni oyen, ni sienten, por lo tanto ellos no nos pueden ayudar en nada”. Entonces, ¿por qué seguirle pidiendo milagros y favores a los muertos?

La tumba de las hermanas Bodmer, hijas de un empresario que murieron siendo pequeñas, y los dulces que les dejan; la tumba de Julio Garavito en la que indigentes se reúnen a hacer brujería y a consumir marihuana. Las tumbas quedan atrás, pero uno se pregunta si no es necesario que esas historias se preserven, se guarden, no se pierdan en el olvido de la indiferencia de los miles de bogotanos que jamás han entrado a él.

 

TIERRA DE NADIE: EL ABANDONO DEL CEMENTERIO CENTRAL

 La revista ARCADIA expresó que el cementerio central es un reflejo de lo mucho o poco que el país cuida su memoria. “Tener esto en el olvido refleja la mentalidad de ‘esto no es problema mío’. Es un síntoma de una indiferencia que nos condena”, manifestó Margarita Nariño, una mujer que ha luchado en años recientes por mantener viva la memoria de un cementerio que, ¨aunque me costara aceptarlo, se cae a pedazos¨.

Hace poco concluyó la recuperación del muro de cerramiento. Además, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) y el Ministerio de Cultura planean invertir unos 1.200 millones de pesos en restaurar tumbas y realizar obras para mejorar el espacio público. También aspiran a renovar los recorridos guiados diurnos y restablecer, con cuidado, los nocturnos.

“El Cementerio Central puede convertirse en un museo de puertas abiertas, en un parque de esculturas por el cual resulte agradable, interesante y seguro pasear”, sostiene Mauricio Uribe.

 

Terminando el recorrido me encontré con una imagen, donde había varias veladoras y al lado de imágenes y flores y solo se escuchaba como se iba quemando poco a poco las velas que estaban allí. Pájaros completamente negros y una cámara de vigilancia que enfocaba el lugar día y noche por si llega a ocurrir algo extraño, una imagen realmente aterradora.

La revista semana en un articulo publicado en el 2013 relata que, hoy, la soledad de su sepulcro, las visitas son pocas, casi nulas y el abandono de sus tumbas en el cementerio central de Bogotá es fiel retrato de las paradojas de la condición humana. Se diría que solo esperan la resurrección de los muertos.

Aunque en esta vida, 
falténme riquezas
sé qué allá en la gloria
tengo mi mansión.
Alma tan perdida
Entre las pobrezas
de mi Jesuscristo
Tuvo compasión

Mas allá del sol
Mas allá del sol
yo tengo una hogar, hogar
bello hogar
más allá de sol

Así me despide el cementerio Central, mientras le cantan a un señor entre llanotos la partida de este mundo. Solo queda saber que en este mundo lo único que tenemos fijo es la muerte sin llevarnos nada, solo queda el recuerdo, como dice el gran cantante mexicano de música ranchera Antonio Aguilar solo nos llevamos un puño de tierra.

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