COCA-LOMBIA ESTEREOTIPADA

El escándalo generado por una actriz neerlandesa y unos locutores australianos por sus declaraciones sobre Colombia y la cocaína, que ha involucrado desde UNICEF hasta las cancillerías y entes diplomáticos de varios países, es muestra del triste estereotipo que nos corresponde en el extranjero.
Colombia exporta “súper producciones” en las cuales se ensalza el papel del narcotráfico dentro de nuestra cultura: novelas, cine y hasta literatura. La llamada pornomiseria, ha evolucionado a lo que podría llamarse porno-narco-miseria. Una especie de tendencia mediática y literaria donde la exposición visceral, al estilo pornográfico, del narcotráfico y sus miserias, es el sello característico.
Y eso es lo que ven de nosotros en el extranjero, esas son las películas que ganan premios en los festivales internacionales, y los libros que resultan best-sellers traducidos a 5 idiomas. En un mundo donde nadie indaga más allá de lo evidente, una sociedad de la información que se queda con lo más superficial de ella; ésta primera impresión es la que se queda.
Nosotros mismos hemos contribuido a esa imagen, bastante deteriorada, de narcotráfico, miseria, tercermundismo e in civilización; desde los medios, los individuos, hasta el propio estado ¿O cómo creen que hemos justificado inyección monetaria internacional? Pues justificando el combate al narcotráfico.
A un país que otros le prestan plata para erradicar el cultivo ilegal de estupefacientes y su comercio, le corresponde clara, obvia y lógicamente, la imagen mental de un país cultivador y exportador. Además si lo otro que exporta no es más que reflejo de una sociedad “traqueta”, como las novelas de prepagos y capos ¿qué podemos pedir?
La imagen de narcos nos la hemos hecho nosotros mismos. Hemos contribuido más que nadie al cultivo de ese estereotipo traqueto y mulero, en la mente del extranjero. Sin embargo, parece que lo que más nos molesta, no es ser llamados traquetos o narcos, sino que nos digan consumidores.
Es cierto que Colombia, comparada con Holanda, Estados Unidos o Australia, es una sociedad donde el consumo de drogas es bastante bajo. Sin embargo esta cifra ha ido creciendo cada día más, algo que es evidente. Estamos pasando de ser cultivadores y vendedores, a ser consumidores. De ahí el desgraciado flagelo del “micro-trafico” que tiene en vilo a nuestro país.
Es la verdad, las cifras lo demuestran, los noticieros lo transmiten y nuestra realidad social lo evidencia. Sí, aquí hay coca, hay traquetos, hay guerrilla, hay paras, hay narcos, hay dealers, y hay junkies, chirretos y consumidores… Pero no es lo único que hay.
Somos nosotros mismos quienes nos hemos encargado en evidenciar las desdichas problemas, las y desgracias. Películas sobre traquetos y narcos sobran, pero documentales sobre los páramos y la cuenca hídrica, dejan en quiebra a sus realizadores.
La literatura basura sobre operaciones antinarcóticos y la brujería que emplean los narcos, se venden como pan caliente, mientras literatos jóvenes se mueren de hambre porque ninguna editorial publica sus textos.
¿Y así nos “emberracamos” porque un extranjero nos grita narco?
Miguel de Unamuno, decía que la idiotez se cura viajando. Y todo aquel que ha viajado por allí o por allá, se ha enfrentado a la broma extrajera sobre la coca; cosa que en un principio exaspera y enturbia hasta el alma, pero que con el tiempo, se aprende a tolerar.
Una de las cosas que tenemos los colombianos que no tiene casi ningún otro país, lo que nos hace muy cercanos a los polacos y griegos, es la posibilidad de burlarnos de nosotros mismos.
Así que en vez de armar líos diplomáticos, burlémonos de nosotros, y de la ignorancia del extranjero, que teniendo el conocimiento y la información en sus manos, se queda sólo con lo que Hollywood le muestra.
Además, como último recurso siempre están los estereotipos, que todo país tiene… por ejemplo, los holandeses son tildados de drogos y prepotentes, y los australianos son los presidiarios de los británicos.
La diplomacia no se define porque una anoréxica modelo hable mal de un país, o que dos zoquetes locutores afirmen algo, en ese caso a nosotros ya nos hubieran declarado la guerra (pues nuestras modelos, periodistas y locutores, son los que peor hablan de cualquiera).
La diplomacia no es otra cosa que respeto que tenga un gobierno hacia otro, y por fortuna, Holanda, Australia y Belica, de donde procede la última caricatura-insulto, son muy gratos amigos de nuestra nación.
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