NUEVOS TIEMPOS PARA EL PERIODISMO
Muchos piensan que la apertura a nuevos esquemas de información desmejora nuestro oficio. Muchos creen que por usar canales digitales las producciones crecen en forma, pero se desvirtúan en el fondo.
Hace tres semanas tuve la oportunidad de visitar las instalaciones del diario El Espectador. Lo cual fue una experiencia aleccionadora, en muchos aspectos. En especial porque palpé de cerca la vivencia de ser periodista en tiempos tan multitarea como los de ahora.
Solo presenciando la junta de redacción de una publicación de circulación nacional uno puede darse cuenta de lo que pasa más allá de los cuatro muros que delimitan un salón de clase. La puesta en acción del periodismo “minuto a minuto” dista bastante de lo que dictan los libros de texto. Entonces, no hay más que dos posibles reacciones: desilusión o ánimo de seguir con más ahínco en el mismo sendero.
En la junta antes mencionada podían identificarse en estado puro muchos fenómenos que, impresos en papel, parecen más simples de lo que son en realidad. Una mesa ovalada al interior de las oficinas de El Espectador reunía aproximadamente a quince personas, que decidirían el rumbo de la próxima edición del diario. Eran los editores de cada una de las secciones, además de algunos representantes de Blu Radio, Caracol Tv y de las versiones web y iPad del periódico.Un par de palabras para definir eso: convergencia digital.
La anterior no es más que una estampa fidedigna de lo que ya es el día a día en muchos medios de comunicación. La tecnología marca el paso y al hacerse los consumidores de información más exigentes, no queda más que acoplarse o ‘morir’. Esto ha entrado de lleno a modificar la forma en que concebimos la comunicación, incluso nuestra forma de hacer y presentar periodismo.
Abrir esquemas
Muchos piensan que la apertura a nuevos esquemas de información desmejora nuestro oficio. Muchos creen que por usar canales digitales las producciones crecen en forma, pero se desvirtúan en el fondo. Sin embargo, las posibilidades (casi) ilimitadas de la tecnología, han demostrado en múltiples ocasiones que, si se usan de forma responsable y oportuna, pueden ser incluso más benéficas que la modalidad tradicional.
La ventaja que nos da ahora la convergencia digital es que podemos acceder a mucha más información en (relativamente) menos espacio y con más efectividad. A través de la magia del hipervínculo y la completud del multimedia, podemos aprehender en un sentido más amplio lo que se nos presenta aparentemente plano en una pantalla de ordenador o en un pliego de papel.
Cuando la curiosidad del lector es considerable, su búsqueda puede convertirse en una fuente interminable y multirreferencial de conocimiento. Incluso si el texto no llega a serle suficiente, tal vez sí un video, una imagen, una infografía, un podcast… O quizá todo junto. Los avances de la tecnología sorprenden, muchas veces hasta nos superan. El lector es quien ahora manda.
Es sano abrir nuestros esquemas. Hay que tener en cuenta que al mundo lo hemos cambiado nosotros, que es una contradicción quedarnos atrás.
La otra cara
Pero nada puede ser tan perfecto. Y con todo lo que estas posibilidades puedan seducirnos, hay que tener en cuenta ciertas contraindicaciones.
Al ser espectadores y copartícipes de un cambio de esta envergadura, es sensato tener conciencia de que varios aspectos más serán tocados por las modificaciones. Y al ser (tristemente) nuestro oficio un sembradío en potencia de explotación mercantilista, es obvio que no todo será igual en ese sentido. Para disminuir costos, las empresas de medios están optando por tomarse muy en serio la “convergencia” y recortan personal para delegar a una sola persona el trabajo de cuatro o cinco más.
Por eso es tan reducida la cabeza editorial de El Espectador y su plantilla de reporteros (entre todos no pasan de sesenta personas, incluyendo funcionarios. ¡Sesenta personas!). Y aunque ello puede darle uniformidad de estilo al seguimiento de una nota o un reportaje, sí puede llegar a descuidarse la calidad.
En este oficio la hora de entrega es una línea de muerte.
Otra salvedad a tanto elogio: no todos pueden tener igual acceso a la maravilla de la convergencia. Por desfortuna los canales digitales están disponibles para quienes puedan pagar por los soportes digitales y las redes que permitan el acceso a la información. En Colombia el uso de internet es una realidad para el 80% de la población, pero si la estadística se extrapola a nivel mundial, esta cifra cae al 35%, aproximadamente. *
El futuro de este tópico permanece velado, incierto. Seguro que han de venirse encima más avalanchas de cambios. La convergencia digital es una realidad, ya no hay algo que pueda frenarla (y es difícil pensar que ello pudiera ser conveniente). Pero para hacer nuestros todos sus beneficios, deben primero internalizarse sus desventajas y trabajar en su mejoramiento.
Como todas las creaciones del hombre, esta tiene sus facetas impecables y oscuras. De nosotros depende cuál de ellas se potencia.
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*Acceso a internet en escala mundial. Disponible en http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/01/31/acceso-a-internet-alcanza-a-un-30-de-la-poblacion-mundial/ . Consultado el 6 de noviembre del 2013, a las 13:34 horas.
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