Inocencia perdida en las filas de las FARC

Niños del conflicto que cambian los juguetes por armas, las escondidas por trincheras y las canciones infantiles por versos revolucionarios que ni siquiera entienden y que sin embargo repiten una y otra vez para amenizar las marchas por la selva.
En los lugares más apartados, inaccesibles y olvidados del territorio colombiano, no hay Dios, ni ley, solo guerra. Entre selvas, valles y llanuras se entretejen las historias de víctimas y victimarios, historias que no solo hablan de balas, sino de cuerpos, que además de ser testigos del conflicto, se convierten en armas de guerra. Este el eco de las voces que retumban en la selva, voces que hablan del abuso sexual en las filas del conflicto.
En Colombia 27 niños son abusados diariamente por actores del conflicto armado colombiano según el más reciente informe de la ONG británica Oxfam llamado ¡Que dejen de cazar a las niñas y los niños! Estas cifras según el ICBF son atrevidas, ya que es muy difícil, casi imposible, registrar los abusos sexuales a menores en las filas de los grupos armados debido a la falta de denuncias. ¿Qué tan común es el abuso sexual a menores dentro de las filas de los grupos armados?, ¿Son estos combatientes menores de edad víctimas o victimarios?, ¿Qué prevalece, la edad de los menores, o sus posibles crímenes?, hasta el momento solo hay especulaciones, ya que ningún informe oficial da respuesta a estos interrogantes.
LOS NIÑOS GUERRILLEROS
Serafín mira el tablero de ajedrez, no hace mucho aprendió a jugar pero le encanta, analiza todas las posibilidades antes de mover cualquier ficha, sabe de estrategia, es a lo que se dedicaba antes, era su trabajo a pesar de tener tan solo 16 años. Hace poco más de un año pertenecía a las FARC, hoy se encuentra bajo el amparo del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar (ICBF), en el seno de una familia sustituta, que además de enseñarle a jugar ajedrez, le ha brindado la vida que jamás se atrevió a soñar.
Serafín es de Mapiripan, Meta, una de las zonas con más presencia de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Desde pequeño ha estado acostumbrado al sonido de las balas, por eso no le teme a la guerra. El pueblo cambiaba continuamente de dirigentes, pero no precisamente Alcaldes, sino de grupos ilegales al margen de la ley que tomaban el control por completo.
A los 12 años Serafín asistía de vez en cuando a la escuela porque la mayoría del tiempo se dedicaba a trabajar la tierra para ayudar a mantener a su familia, conformada por su mamá y sus tres hermanas menores. Su padre desapareció en las épocas en que las AUC controlaban la zona.
Trabajando en un cultivo de arroz conoció a un hombre muy generoso, le regalaba comida y dinero, le inspiraba confianza. Le ofreció trabajo, tres comidas al día, un buen sueldo, la posibilidad de contribuir al país y la oportunidad de vengar a su padre. Pasaba horas hablándole a él y a otros niños sobre revolución, sobre lo malo que era el Estado y finalmente les ofreció pertenecer a la guerra como una solución a todos sus problemas. Las FARC se convirtieron en una esperanza para Serafin, su única opción.
EL DÍA QUE DEJÓ SU CASA, SU MAMÁ NO ESTABA, ASÍ SE LO ACONSEJARON PARA EVITAR DESPEDIDAS, SE EMBARCÓ EN LA LUCHA ARMADA EN UN CAMIÓN JUNTO CON OTROS NIÑOS DE VEREDAS VECINAS.
Después tuvieron que caminar varios kilómetros, pero él estaba acostumbrado, también lo hacía para ir al trabajo o a la escuela. Cuando llegaron al campamento, les dieron uniformes y comenzaron las capacitaciones, que quizá, le robaron la inocencia para siempre.
Además de las clases teóricas sobre marxismo, armas, granadas y emboscadas; les enseñaron a no sentir, a perder la sensibilidad. Los crímenes más graves en contra de los niños se dan en la primera etapa de entrenamiento, son sometidos a un proceso de deshumanización, en los cuales les enseñan a matar sin compasión y a desmembrar cuerpos sin asco. Los obligan a acostumbrarse a la muerte para convertirlos en victimarios.
Los peones de la guerra son los niños vinculados al conflicto. Miles de menores son incluidos en la guerra de diferentes formas: por manipulación, oferta de mejores condiciones económicas o como impuesto de guerra para someter a los pueblos en la dictadura del miedo y de esta forma convertirlos en cómplices y obligarlos a guardar silencio.
UNA FAMILIA QUE TIENE UN HIJO EN LAS FARC NO COLABORA CON LAS AUTORIDADES POR PROTEGERLO.
Por eso los niños en las filas de los grupos armados, no son considerados victimarios sino víctimas, que por su condición de vulnerabilidad se convierten en objetivo de guerra para grupos como las FARC.
¿Quiénes son entonces los militantes de las FARC?, según Catalina Serna, funcionaria del ICBF en el departamento de restablecimiento de derechos relacionados con el abuso sexual en el marco del conflicto armado, no existen cifras exactas acerca de cuantos niños combatientes hay en las FARC, pero se estima que aproximadamente entre el 60% y el 70% de los guerrilleros, independientemente de su edad hoy, eran niños cuando ingresaron a las filas del grupo armado, además actualmente el 69% de los reclutados son menores de 15 años.
Estos niños, debido a la inexistencia de satisfactores a las necesidades básicas como educación, salud, vivienda y alimentación, además de estar en lugares de alto riesgo debido al conflicto, entienden la realidad entorno a la supervivencia en un conflicto que cambia, pero permanece. Se sienten obligados a convertirse en un actor del conflicto o ser una víctima más. Según una investigación del Centro de Memoria Histórica el 92% de estos menores estaban expuestos a combates permanentes, antes de pertenecer a las FARC. La guerra en Colombia es más un problema social que ideológico.
LOS MENORES: VALIOSO BOTÍN DE GUERRA
Según la Cruz Roja Internacional El término “violencia sexual” se usa para describir actos de naturaleza sexual impuestos por la fuerza, como la causada por el temor a la violencia, la detención, la opresión psicológica o el abuso de poder contra cualquier víctima, ya sea hombre, mujer, niño o niña.
Dentro del contexto del conflicto armado, el abuso sexual es catalogado como crimen de guerra debido a que saca ventaja de un entorno en el que el victimario obtiene el poder por las armas lo que genera incapacidad de la víctima para defenderse. La violencia sexual comprende la violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, el embarazo forzado o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable. En el conflicto armado colombiano estas situaciones son más comunes en los niños debido a la vulnerabilidad de su entorno físico y social.
El abuso sexual en las filas de las FARC según la Fiscalía General de la Nación incluye el tocar los genitales de los menores, obligarlos a presenciar actos sexuales, violaciones, abortos forzados y la más reciente modalidad descubierta por el ICBF: el uso de niñas guerrilleras como vehículo de transmisión de enfermedades sexuales como el SIDA, que se convierte en una estrategia para diezmar al enemigo.
Serafín al permanecer tres años en las filas de las FARC fue testigo y víctima de los abusos sexuales a los que son sometidos los menores. Durante el entrenamiento, fue forzado a tener relaciones sexuales con niñas que como el, eran menores de edad, en ocasiones sin el consentimiento de éstas, según afirmó al ICBF durante una sesión psicológica luego de ser recuperado del conflicto.
Esta es una de las modalidades usadas por las FARC para borrar la inocencia de estos niños que cambian los juguetes por armas, las escondidas por trincheras y las canciones infantiles por versos revolucionarios que ni siquiera entienden y que sin embargo repiten una y otra vez para amenizar las marchas por la selva.
Jair Gómez reinsertado de las FARC afirma que una de las modalidades más comunes de abuso sexual a menores es la de que cuando llegaban nuevos reclutados, el comandante escoge una de las menores como su mujer. La cual se convierte en una esclava sexual, que solo está en el grupo armado para satisfacer al comandante, quien rota las niñas a su antojo. Ningún guerrillero sin algún cargo importante podía meterse con ninguna nueva integrante sin que ésta pase primero por las ´sabanas´ del comandante.
DEL MISMO MODO, CUANDO HAY NIÑOS CON CONDUCTAS FEMENINAS, SON TRATADOS COMO MUJERES Y DE LA MISMA FORMA ABUSADOS SEXUALMENTE POR SUS COMPAÑEROS.
Posteriormente son presionados por su inclinación sexual. Según Claudia Avendaño, psicóloga del ICBF, que trata con niños abusados en el marco del conflicto, estos menores violados por personas del mismo sexo sufren un conflicto de identidad irremediable, debido al maltrato físico y psicológico, y como aun no cuentan con una personalidad desarrollada, en la mayoría de los casos los niños no son capaces de definir su sexualidad, lo que los lleva a sentirse marginados y diferentes.
Otra forma de abuso muy mencionada, que muchas veces no es catalogada como violencia sexual, es el aborto forzado, ya que según las organizaciones de DDHH que una niña adolescente este embarazada implica un abuso sexual previo, ya que se considera que así haya sido con consentimiento, la menor no posee la madurez necesaria para entender lo que significa ser madre y las implicaciones que acarrea, mucho menos en el marco de la guerra.
Las mujeres según Jair, son obligadas a abortar de diferentes formas, de manera “medica”, usando utensilios destinados a este objetivo como los que se usan en cualquier sitio de abortos clandestinos, o las hacen perder él bebe a golpes. La razón por la cual hacen esto es que, el tener un hijo en la guerra, despierta en las madres el anhelo de libertad, lo cual lleva a una desmovilización.
Según Catalina Serna, en las FARC casi todo, si no es todo, tiene que ver con violencia sexual “Los menores de las milicias, o los guerrilleros adultos que entraron siendo tan solo unos niños, solo son víctimas de las circunstancias, que desde cualquier punto de vista que se analice, pierden todo sentido de realidad frente a la forma de ejercer y percibir su sexualidad”.
NO ES REINSERCIÓN, ES REPARACIÓN
“Los niños pueden ser recuperados de las FARC de dos formas, a través de rescate en un combate con el Ejército o a través del programa nacional de reinsertados”. La primera es frecuente debido a que los menores ocupan la primera fila en los combates, ya que para las FARC es mejor perder un niño sin experiencia, que un guerrillero con “trayectoria”.
Por otro lado la reinserción se da cuando a los menores luego de ser llevados a la guerra con engaños y de ser obligados a permanecer en el conflicto en contra de su voluntad y mediante amenazas, no les queda otro camino que la fuga y la entrega a las autoridades buscando protección.
Cuando los menores quedan en manos del ICBF entran en un proceso de restablecimiento de derechos que busca satisfacer las necesidades básicas del menor, el 82% de los niños recuperados sufren de desnutrición. Al empezar este ciclo en el que se les brinda seguridad, educación, salud y acompañamiento psicológico, el Gobierno busca resocializar al niño como víctima, más no como victimario.
Para Serafin este proceso fue un alivio en su vida, ya no sentía miedo, pero si incertidumbre, con todos aquellos beneficios que le ofrecía el Estado, se sentía en la capacidad de soñar, algo que nunca pudo hacer ni en su niñez en Mapiripan, ni durante su estancia en las FARC. ”Es difícil acostumbrarse a vivir sin el fierro, pero lo que yo busco es tranquilidad y un buen futuro lejos de lo que me paso en la selva”.
Paralelo a ese proceso Serafin inició un programa de atención a víctimas que busca sobretodo denuncias que ayuden a una posterior imputación de cargos. Durante este programa, además, se determina que es lo mejor para el menor si vivir en un hogar sustituto o volver con la familia, la segunda opción es muy difícil de llevar a cabo debido al alto riesgo al que estarían expuesto los menores, sí vuelven a zonas de conflicto, además muchos de ellos han perdido contacto con sus familiares.
UN HOGAR SUSTITUTO FUE LA OPCIÓN ESCOGIDA PARA SERAFÍN DEBIDO A SU EXCELENTE COMPORTAMIENTO EN EL INTERNADO, EN EL QUE VIVIÓ LOS PRIMEROS OCHO MESES, LUEGO DE SER RESCATADO POR EL EJÉRCITO EN UN COMBATE.
Se le asignó una familia que lo esperaría con los brazos abiertos, que lo ayudaría a sentirse nuevamente parte de la sociedad civil, de sus vecinos nadie sabe que el reinsertado, tampoco lo saben en el lugar al que empezó asistir este año para validar su bachillerato, el Bienestar prefiere la confidencialidad, ya que en las ciudades existe mucho rechazo hacia las personas provenientes del conflicto.
Por el momento Serafín sueña con estudiar, aún no se decide por ninguna carrera pero quiere ser profesional. Él, cómo Jair, atravesará un camino largo, pero que lo llevará a sentirse nuevamente parte útil de la sociedad estando en paz con el país, pero sobretodo con el mismo.
En la actualidad Colombia se encuentra a la expectativa de la paz que puede firmarse en la Habana y el Gobierno por su parte ya prepara el posconflicto desde todas las áreas. Para la desmovilización masiva que supondría la paz con las FARC, el ICBF está construyendo un protocolo de contingencia para recibir y atender las necesidades de los menores que sean desvinculados del conflicto, según Catalina Serna, el trabajo está bastante avanzado y solo espera que se pueda ejecutar para que los niños de las FARC, dejen de ser no solo actores del conflicto, sino el escenario de los crímenes sexuales que se esconden en la espesura de la selva.
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