EL MUNDO DESPUÉS DEL 2020
Por: María Fernanda Latorre
REFLEXIÓN. ESPECIAL CORONAVIRUS.
Siempre que se cambia de década, la gente por tradición suele pensar que la vida será mejor, que vienen cambios inesperados y que todo será diferente. En el caso del 2020, el mundo nos sorprendió con la COVID-19. Una extraña enfermedad, un tipo de coronavirus que mutó en los hombres y no tuvo piedad en ningún caso, pues incluso los asintomáticos o los que aún no hemos tenido el virus, ahora vivimos con miedo a él. Al principio, hubo muchos rumores, agüeros, incluso creencias fatalistas pero el tiempo ha pasado rápido y, lo que parecía anormal hace unos cuantos meses hoy, es completamente normal.
La pandemia ha cambiado nuestras vidas, en algunos casos para bien y en otros no tanto, no obstante, fuimos creados con una enorme capacidad de adaptación, pues tomamos esto como un reto para seguir con nuestras vidas, seguir luchando por nuestros sueños y hasta superarnos a nosotros mismos. A quien no cree en esto, lo invito a leer sobre las grandes pandemias globales, como El Sarampión, La Gripe Española, La Peste Negra, el mismo VIH, y el “Variola Virus”, que dejó cerca de 300 millones de muertes hace 3000 años, y aun así la raza humana sigue existiendo. Ahora, con tantas herramientas tecnológicas la COVID-19, no va a poder con nosotros.
Si bien es cierto que hemos tenido que cambiar nuestras formas de relacionarnos, de vestir, de comer, estudiar, trabajar, y de ver el mundo. No poder salir a la calle ha hecho que aprendamos a defendernos desde casa, muchos han encontrado habilidades que ni siquiera sabían que tenían, como cocinar, bailar, pintar, etc. Además, nuestro instinto de supervivencia se ha visto bastante alerta, el distanciamiento en el supermercado es satisfactorio, lavarnos las manos es una manía inevitable que de cierta forma nunca pensamos tener.
En ciertos casos, es molesto ver personas sin tapabocas, pues nos sentimos en peligro de contagio y consideramos a esas personas como poco responsables, cuando antes ni siquiera nos interesamos por los demás. Pero lo peor del caso, es no tener derecho a enfermarnos de cualquier otra cosa. Un estornudo se volvió una amenaza, tener indisposición o dolor de cuerpo es casi ilegal ante los ojos de la sociedad, y ni se diga de la gripe, una enfermedad tan común, el 2020 la convirtió en la más letal de todas, es más, el ser humano hace algún tiempo viene haciendo sus necesidades básicas en completa intimidad, incluso alimentarse está prohibido en muchos lugares. Estar enfermo de cualquier cosa se volvió un tabú, pues ante cualquier dolor de cabeza, te preguntan si has tenido contacto con algún positivo de COVID-19, volvimos a la antigüedad, donde las trabajadoras sexuales y los leprosos no eran bienvenidos en la sociedad, solo que ahora son los médicos y los positivos para coronavirus.
Por último, espero que los que están leyendo esto, no entren en el gran grupo de los intolerantes que amenazan al personal médico, o hacen sentir basura al contagiado, pues todos estamos pisando la línea del medio entre el positivo o negativo para COVID-19. Todos somos una amenaza o los amenazados.
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