“Ojo al sancocho”, una experiencia alternativa
Debo decir que tuve una experiencia gratificante, en donde no solo fui afortunado al conocer invitados internacionales como Luis Carlos Nascimiento, el productor de Ciudad de Dios, (una de las películas más impactantes que he visto), sino que también compartí y divisé la magnitud de este proyecto del lado de grandes exponentes del cine latinoamericano, que han convertido muchos sueños en maravillosas realidades.
Al hacer cine desde los barrios, se promueve un cambio social en nuestra comunidad, que promueve un sinfín de oportunidades. De una manera muy dinámica y por medio de varios conversatorios, talleres y múltiples propuestas audiovisuales, en la pasada edición del séptimo Festival Internacional de Cine y Video Alternativo “Ojo al sancocho”, la mayoría de los asistentes nos apegamos a la idea de que esta forma de cine alternativo y la fuerza que este mismo ejerce en muchas partes del mundo hace soñar a muchos con la creación de un estilo cinematográfico diferente.
El cine desde los barrios, elaborado por cada uno de sus habitantes quizás para varias personas es una propuesta infranqueable, pero desde el punto de vista desde lo que pude vivir, en donde cada niño, adulto y abuelo goza el festival haciendo lo que le agrada, refleja que el cine comunitario está creciendo gracias al apoyo de organizaciones como esta y que la propuesta de la “ley de medios” promulgada por el festival no está muy lejos de hacerse realidad.
Ojo al sancocho nace en 2008 en una de las localidades más estigmatizadas de Bogotá, (Ciudad Bolívar) con el fin de expresar una alternativa de medios audiovisuales que promoviera la no violencia y la integración de zonas periféricas de la localidad hacia un camino cultural diferente.
“Es un proyecto de Vida, para cientos de niños/as, jóvenes y adultos, que han visto, una oportunidad para potencializar sus procesos creativos, talentos y experiencias, desde los medios audiovisuales, procesos culturales alternativos y comunitarios, generando acciones de Paz, diálogos interculturales e intergeneracionales, que han permitido, otros mundos posibles”, así lo resaltan en su página oficial como escudo de una muy buena causa.
Todo esta documentación previa, me atrajo a participar en la séptima versión de este festival tan galardonado, que este año rindió homenaje a Stefan Kaspar, un suizo que impulso el cine latinoamericano desde los años noventa y quien falleció a los 65 años mientras participaba de la pasada edición del festival. Espero poder seguir participando de eventos como este que realzan y muestran el talento innato que hay en la localidad y que buscan defender otra forma de comunicación clara y visible, que tanta falta le hace a nuestro entorno.
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