Las disyuntivas acerca de cómo administrar una organización están presentes, inclusive, en aquellas entidades deportivas o equipos grandes considerados como empresas exitosas en su ámbito. La administración de ingresos por mercancías, la gestión del talento humano o el aprovechamiento de sus principales activos (jugadores) hacen que los dueños de esos equipos estén en constante evolución para superar los obstáculos que el mercado les presentará.

Un problema peculiar nace en este tipo de empresas, ya que el control y “preservación” de los jugadores parece una tarea imposible: estos “activos” están en constante cambio, abrumados por la fama y un ego imposible de dominar, lo cual hace de ellos una herramienta a veces disfuncional, pero totalmente necesaria para el progreso de la compañía. Sin embargo, irónicamente, algunos casos son lo contrario: la sumisión de los jugadores ante sus dueños afecta enormemente los “activos”, haciéndolos cada vez menos independientes y convirtiéndolos más en empleados sin voluntad.

Un caso reciente que ha dado de qué hablar está relacionado con la declaración del presidente Donald Trump sobre los jugadores de la NFL (la liga nacional de fútbol americano): “los dueños tienen miedo de sus jugadores”. Esto debido a la discrepancia de los jugadores ante el racismo que afecta el deporte y al país. El resultado es que gran parte de Estados Unidos se ha dividido entre los jugadores y personas que creen que Trump está completamente equivocado y aquellas personas, y dueños de equipos, que aseguran que él está en lo cierto.

Trump argumenta que, por su influencia y su fama, los jugadores tienen a las masas de su lado creando una demagogia racial y un insulto a aquellos que suponen son sus “jefes”; mientras tanto, los jugadores y quienes les apoyan dicen que la razón de su desacuerdo frente a la comunidad futbolística y la NFL, es el trato injusto de los dueños y el gobierno a la comunidad negra, que afecta los derechos y aumenta la desigualdad. Según los jugadores, la declaración de Trump, “es solo un drama político para atraer el apoyo de capitalismo americano”.
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