Fuente: EFE
El Banco Mundial (BM) pronosticó la caída del precio promedio del barril de crudo prosiga en 2016 hasta los 37 dólares, en un contexto de debilidad de las economías emergentes y el aumento de la oferta con el reingreso de Irán a los mercados internacionales.
En apenas tres meses, cuando el BM situó su previsión para 2016 en los 51 dólares el barril, el organismo rebajó sus estimaciones hasta el promedio de los 37 dólares, y advirtió que esta tendencia se mantendrá «por algún tiempo».
Esta revisión responde a factores entre los que se encuentran la autorización a las exportaciones de Irán tras el fin de las sanciones fruto del acuerdo nuclear con las potencias internacionales; la «resistencia» mostrada por los productores estadounidenses a los actuales bajos precios al mejorar su eficiencia y el «cálido invierno» en el hemisferio norte. Asimismo, las débiles perspectivas de crecimiento económico en mercados emergentes contribuirán al descenso de los precios ante una menor demanda de algunos de estos países, con China a la cabeza.
Según Ayhan Kose, Director de Perspectivas de Desarrollo del BM, para los países importadores «toma un tiempo para que los beneficios de los menores precios de materias primas se transformen en mayor crecimiento económico, mientras los exportadores sienten el problema ahora mismo». Entre los más afectados, la institución citó países como Ecuador, Rusia, Nigeria, Venezuela, Angola o Colombia.
Para 2017, las previsiones sitúan el precio del barril de crudo en 48 dólares. Este «gradual» repunte vendrá dado porque los productores se verán obligados «a recortes de la producción ante las crecientes pérdidas, lo que probablemente compensará cualquier oferta añadida», y porque la demanda se fortalecería «ligeramente» en el mediano plazo, gracias a un repunte global. Pero ese rebote será mucho menor que los experimentados después de las fuertes caídas de 2008 y 1998.
Otras materias primas sufren efectos similares: los precios de los metales descenderán en un 10 % en 2016, después de la caída del 21 % sufrida en 2015. El hierro caerá en un 25 %, seguido del níquel, con un descenso del 16, y el cobre con una rebaja del 9 %, todo ello determinado por el frenazo de China y los altos niveles de suministro como consecuencia de la nueva capacidad instalada en países como Australia o Brasil.