El índice S&P 500, la principal referencia en Estados Unidos, tardó sólo 16 días en caer un 20% en febrero.
Aunque los datos económicos han continuado deteriorándose, los precios de las acciones han experimentado una notable recuperación. Después de haber tocado fondo el 23 de marzo, el mercado de acciones se recuperó en un 27% al Primero de mayo.
Los bancos centrales y los gobiernos están respondiendo enérgicamente ante los problemas económicos y financieros, y es posible que los contribuyentes terminen soportando una mayor carga de la crisis que los inversionistas.
Algunos especuladores aceptaron vender acciones al precio del momento, aunque no fueran de su propiedad. Para ello, tomarían prestadas las acciones, una práctica conocida como “venta al descubierto”, con la esperanza de devolver el préstamo con acciones compradas a un precio más barato.
Como resultado se produce un boom. Los beneficios aumentan y los inversores se vuelven cada vez más confiados. En las primeras etapas del auge, esas estrategias son muy rentables, lo que alienta a otros a seguirlas.
Sigue la euforia. La propiedad raíz suele ser un foco particular de especulación: los picos de los mercados alcistas con frecuencia están asociados a la construcción de rascacielos.
Eventualmente, el boom lleva a la inflación, ya que las empresas compiten por las escasas materias primas y los trabajadores. Los bancos centrales responden aumentando los tipos de interés.
El mercado bajista llegó después de una de las carreras alcistas más largas de la historia, que comenzó en marzo de 2009. Un evento importante fue la decisión de los bancos centrales de reducir los tipos de interés a nuevos mínimos y de utilizar la flexibilización cuantitativa para forzar la reducción de los rendimientos de los bonos y así apoyar el crecimiento económico.
Cuando las acciones se negocian a un alto múltiplo de los beneficios pasados, la implicación es que los inversores esperan que los beneficios futuros crezcan rápidamente. Pero incluso antes de la pandemia, la tendencia no era alentadora.
Por lo general, los mercados bajistas tienden a prolongarse a medida que la caída de los precios de los activos interactúa con las crisis económicas y las agrava.
La etapa en que se reversa la tendencia de mercado bajista puede estar aún lejos de ocurrir. El FMI, espera que el PIB mundial disminuya en un 3% este año.