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DOS SERGISTAS BECADOS POR KTH, UNA DE LAS MEJORES UNIVERSIDADES TECNOLÓGICAS DEL MUNDO

Gracias a su excelencia académica, Julián David Martínez Sánchez, egresado de Ingeniería Ambiental y Juan Pablo Mariño Ardila, egresado de Ingeniería Electrónica, fueron becados por KTH Royal Institute of Technology y la compañía sueca SAAB para cursar un semestre de maestría en Suecia

Desde 2019, La Sergio, KTH Royal Institute of Technology y SAAB, firmaron un acuerdo que permite que dos Sergistas de últimos semestres de ingeniería puedan cursar un semestre de maestría en la institución sueca, totalmente financiados por SAAB, empresa enfocada en el desarrollo de tecnologías alrededor de la defensa y la aviación.

En efecto, Julián David Martínez Sánchez, egresado de Ingeniería Ambiental y Juan Pablo Mariño Ardila, egresado de Ingeniería Electrónica fueron los primeros dos Sergistas en ser elegidos para vivir esta experiencia en 2021.

En reconocimiento por su desempeño y su destacado perfil académico, ellos fueron preseleccionados junto a otros seis estudiantes para aplicar a esta convocatoria, que les permitiría vivir y estudiar durante seis meses en una de las mejores universidades tecnológicas del mundo . Tras una serie de entrevistas en inglés y la evaluación de sus aptitudes, les fue notificada su selección para tener esta vivencia en el exterior, una noticia que los sorprendería gratamente.

“Anteriormente, había aplicado a otras becas y siempre era rechazado, por lo que ya estaba preparado para eso, y cuando vi el correo por primera vez, no vi mi nombre en la lista. Luego, con más calma, revisé la información y mi nombre aparecía resaltado al final… En ese momento, estaba solo en casa y empecé a temblar, leí como 10 veces mi nombre, mi cédula, mi carrera, porque no lo creía. Y sí, ahí decía claramente que habíamos sido elegidos”, explicó Julián David.

Una situación similar vivió Juan Pablo: “Estaba nervioso y temblando apenas leí el correo. Lo leí una y otra vez. No sabía ni a quién decirle, pero decidí no contarle a mis papás porque seguía teniendo mis dudas. Hasta que la ingeniera y decana Margarita me llamó, y ahí sí me di cuenta de que era verdad”.

Aunque por su parte Julián David, ya había realizado un intercambio durante su carrera, en México, para Juan Pablo esta beca significó una experiencia completamente nueva, ya que gracias a esta tuvo su primera vivencia en el exterior, marcada por nuevos conocimientos, como el aprendizaje del idioma sueco y por supuesto la práctica del idioma inglés, pero también, por la posibilidad de conocer Gotland, la isla más grande del ártico, visitar lugares como Linköping, Upsala, Kiruna, el círculo polar ártico, y transportarse en trineo con perros, conocer renos, manejar motos de nieve, pescar en el centro de la ciudad, realizar caminatas y hasta disfrutar de una espléndida aurora boreal.

“Ver este espectáculo natural fue algo único porque fue dentro de la ciudad. Allá contamos con una alerta para ver auroras boreales, es una aplicación y justo yo había acabado de llegar al apartamento y la app dio aviso, entonces, nos alistamos para ir a hacer la caminata durante una hora, hasta que llegamos a una playa, subimos a una especie de mirador y ahí fue donde la vimos, ¡maravillosa!”, dijo Juan Pablo.

Aun cuando el idioma oficial de Suecia es el sueco, según los becados, no existen barreras de comunicación: “Podemos decir perfectamente que, por lo menos en Estocolmo, un gran porcentaje de las personas habla inglés. Por ejemplo, hay muchas empresas que dentro de su política está hablar en este idioma, y eso nos permitía comunicarnos con todos”, precisó Julián David.

Y aunque el idioma no fue problema, sí tuvieron algunos choques culturales, como asumir el estilo de vida de Suecia. Por ejemplo, la particular costumbre de los suecos, en el metro, de preferir quedarse de pie y no sentarse al lado de una persona desconocida. “La pandemia nos hace sentir incómodos porque queremos volver a nuestro espacio de 5 metros, no de dos metros”, dicen.

Por otro lado, resaltaron el valor del bienestar individual que allí se tiene y que es evidente en actividades como el Fika, práctica que consiste en hacer una pausa para tomar café y disfrutar de una charla con amigos. “Para muchas personas el Fika es muy bien visto, es valorado y hasta obligatorio. Así que, a las 3 de la tarde, paramos 15 minutos y tomamos algo. Incluso, durante las clases lo hacíamos y es porque tienen muy presente la importancia del bienestar, saben que estar bien es para lo que deben trabajar”, enfatizó el ingeniero de electrónica.

Así mismo, exaltaron los servicios de los que dispone la universidad sueca, que facilitaron su aprendizaje y los acercaron al mundo laboral real, mostrándolos como engranajes necesarios para el desarrollo de nuevas tecnologías. Aun cuando el campus de KTH los dejaba anonadados por su extensión y especial belleza, parecido, según ellos, a “un segundo Hogwarts”, lo que más les impactó fue la cantidad de laboratorios en donde los estudiantes podían trabajar en sus proyectos y ser los primeros implicados en cualquier tipo de avance.

Laboratorios dirigidos por estudiantes, dispuestos para cada tipo de ingeniería, con todo tipo de instrumentos. Un reactor nuclear y una cámara anecoica, especial para probar redes y sistemas de comunicaciones, y espacios de trabajo preparados por empresas como Volvo, Stocolm Exergi, son un claro ejemplo de ello.

“Uno al que yo quería acceder era el reactor nuclear, por una parte, y también hay otro campus en Albanova, en donde tienen convenio con la corporación Espacial Sueca, donde casi todos los satélites y todo lo que se quiere ensayar en Estocolmo va a allá para poner a prueba un cámara de vacío, una cámara térmica, cámaras de vibración, y muchas otras cosas”, dijo Juan Pablo.

Finalmente, estos dos jóvenes no dejaron de destacar la importancia que tuvo para ellos la oportunidad de representar a La Sergio en el exterior, tener contacto con estudiantes internacionales y explorar otras posibilidades de proyección. “Esta experiencia nos dio una visión más grande acerca de cómo funciona el mundo, nos enseñó a priorizar nuestros objetivos. Allá todos son juiciosos por convicción y eso te motiva a hacer más, te hace sentir más capaz, y te hace ver que los objetivos que tienes como profesional, en realidad pueden ser alcanzables”, concluyó Julián David.


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