REVISTA ARBOLEA 75: SOCIEDAD POSTCOVID, UNA MIRADA DESDE EL HUMANISMO
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La actual crisis sanitaria, económica y social ha cambiado drásticamente los planes propuestos para este 2020, entre ellos, los de los Sergistas que adelantaban sus programas de intercambio y doble titulación internacional en Europa, América central y Oceanía. Pero si algo destaca a la generación 4.0 es su capacidad de resiliencia, la misma que reflejan los estudiantes al compartir cómo fue vivir esta experiencia lejos de casa.
“La mayor lección de este intercambio fue afrontar la llegada de esta nueva enfermedad en otro país. Aprendí a valorar cosas tan simples como salir a tomar aire o a caminar por la ciudad. Tengo que confesar que viví momentos de preocupación y estrés por las condiciones restrictivas en las que nos encontrábamos y, peor aún, estando lejos de todo lo que conocía, pero pienso que esto me ayudó a madurar en muchos aspectos de mi vida. Aprendí a disfrutar cada momento al máximo, como lo había hecho los meses anteriores en Madrid”.
“Lastimosamente, a mediados de marzo iniciaron las limitaciones en muchos lugares del país, debido a la contingencia mundial generada por la COVID-19, así que varios planes quedaron truncados, ya que cerraron terminales y se congeló el turismo nacional. A pesar de eso, traté de seguir conociendo la cultura mexicana desde casa. Cada día preparaba platos típicos diferentes y veía los periódicos y la televisión local.
Regresé a Colombia en un vuelo de carácter humanitario junto con otros 250 estudiantes y afortunadamente todo salió muy bien. Cuando llegamos al aeropuerto El Dorado tuvimos una acogida muy amable, nos recibieron con música tradicional colombiana. Aunque este semestre ya haya terminado, quedé con muchas más ganas de regresar a continuar conociendo este hermoso país”.
“Esta experiencia me expuso a lo desconocido de una manera diferente. Fueron vivencias únicas e inigualables que me permitieron involucrarme en un ambiente nuevo que me trajo muchos aprendizajes. Sin pensarlo, debido la pandemia y a la virtualidad, me encontraba viviendo otro estilo de vida. El ambiente académico era diferente, incluso raro, pues había
otro sistema de calificación, metodologías, y procedimientos administrativos. A pesar de las circunstancias, Francia me regaló el propósito de volver, de repetir lo vivido y, como en esta ocasión, aprovechar la situación para ser una persona más auténtica y valiente”.
“Desde que se decretó el estado de alarma, la situación fue muy difícil para mí en los aspectos académicos y personales, pues aunque vivía con más personas, nadie quería socializar por temor al contagio. Fueron casi tres meses de soledad encerrado en mi habitación y sin buen acceso a internet, lo que me generó inconvenientes para conectarme a las clases virtuales. Sin embargo, aprendí cosas que desconocía, tuve tiempo para estar conmigo mismo y retomar hábitos que había perdido.
Afortunadamente, el 23 de mayo volví a Colombia en un vuelo de carácter humanitario, cumplí mi cuarentena obligatoria de catorce días y ahora me encuentro sano y salvo con mi familia. Pese a los inconvenientes que tuve, aprobé todas las materias y me di cuenta que esta fue una experiencia valiosa y enriquecedora”.
“Esta es una situación para la que nadie estaba preparado. Cuando se desató la pandemia pensé que era un tema mediático, algo no tan grave. Días después me empecé a sentir enferma, tenía fiebre, dolor de garganta, tos y malestar general, pero no recibí atención médica por cuenta de mi seguro y porque en España no estaban tomando en serio la situación. Posteriormente, en Colombia, el presidente anunció el cierre del aeropuerto El Dorado a partir del 23 de marzo, entonces, siguiendo el consejo de mis papás, y gracias al acompañamiento de La Sergio, tomé la última silla en el último vuelo comercial del 22 de marzo. Mis padres dicen que fue una señal de Dios. A pesar de eso, esta siempre será una experiencia inolvidable”.
“Regresar a Colombia fue una situación muy particular. Me registré en el Consulado y envié constantemente correos para hacer la solicitud de ingresar a un vuelo de carácter humanitario, ya que pensar en uno comercial era difícil, pues la apertura de las fronteras era y sigue siendo incierta. Aunque alcancé a entrar en desespero, la Embajada de Colombia en México me dio un parte de tranquilidad y finalmente viajé el 7 de junio. Mi vuelo era compartido con familias y cuando el piloto informó que estábamos en el espacio aéreo colombiano muchas personas lloraron, ya que estaban felices de volver a casa. Además, antes de aterrizar, desplegaron la bandera nacional y reprodujeron “Mi pueblo natal”, una canción del grupo Niche, lo que hizo más emotivo el retorno.”
“Cuando estaba terminando de adaptarme al nuevo entorno académico y social, tuvimos que entrar en cuarentena por la COVID-19, lo que transformó mi experiencia de internacionalización. La Universidad Complutense nos dio dos semanas de prueba para acoplarnos al sistema de clases virtuales y este fue un nuevo comienzo personal y académico, así que formamos grupos de estudio en WhatsApp para apoyarnos en lo que no entendíamos. Sé que en otras circunstancias habría podido disfrutar una experiencia común, pero puedo decir que esta ha sido una muy buena etapa, porque he podido ver, de primera mano, el proceso de adaptación de toda una sociedad a situaciones adversas, haciéndome entender además que, gracias a la organización, aún en los peores escenarios, se puede transmitir conocimiento”.
“Esta situación me ha enseñado a manejar mi tiempo y a valorar las pequeñas cosas. En casa dedico tiempo a mi crecimiento personal y a mi bienestar emocional. Evidentemente la vida ha cambiado desde que esta pandemia golpeó al mundo y hemos tenido que aprender a llevar un nuevo estilo de vida. Yo, por ejemplo, establecí una rutina diaria: me levanto temprano, hago ejercicio, desayuno, me siento a trabajar, almuerzo, me doy un break, continuo trabajando y finalizo el día viendo una película”.
Estas son solo algunas de las vivencias que dejan ver la valentía de los Sergistas, su capacidad para sobreponerse a la adversidad y para encontrar perspectivas positivas en cada situación. Ellos evidencian que los sueños y las metas pueden ponerse en pausa, pero nunca dejarse atrás.
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