EL NUEVO ESTUDIO DE RADIO LLEGA A LA SERGIO
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Por: Sergio Alejandro Rodríguez Jerez.
Decano, Escuela de Educación, Universidad Sergio Arboleda.
Tener la oportunidad de representar la educación colombiana implica una gran responsabilidad por el compromiso que se debe asumir y la importancia de enaltecer el arduo trabajo, esfuerzo y dedicación de los que trabajamos en la loable labor de enseñar.
Por esto, cuando el Gobierno de la India me invitó a ser partícipe de uno de los congresos de tecnología e innovación más destacados del mundo, IndiaSoft, la felicidad y la preocupación se mezclaron en un sentimiento especial.
Recuerdo que, al salir de casa, rumbo al aeropuerto El Dorado, me quedé mirando fijamente las luces, los edificios y los anuncios destellantes que se observan en la noche, cuando se recorre la famosa Calle 26 o avenida “El Dorado”.
Esta insigne avenida es el signo de aquellos próceres que recorrieron distancias impensables para llevar el conocimiento que cambiaría sociedades. También es el signo del destino final al que querían llegar aquellos descubridores. La búsqueda de “El Dorado”, o la luz, se puede asociar con la antigua ansia de los humanos por obtener la luz.
Pensando en la luz, en la historia de “El Dorado”, y en los extensos viajes a nuevas tierras, también recordé la enseñanza de Platón para salir de la caverna. En el mito de la caverna de este filósofo, se nos enseña que hay personas que nacieron dentro de la oscuridad y tuvieron la oportunidad de ver las sombras causadas por el rayo de una luz…
Creo que repetirlo sería innecesario, no obstante, me parece oportuno rememorar la pregunta que encierra ese mito: ¿Pudieron salir las personas de la caverna? Y si la respuesta es sí, ¿cómo lo hicieron? La solución a este cuestionamiento es sencilla: pudieron salir gracias a la propiedad fundamental del ser humano. Una propiedad que tenemos desde el momento de nacer y que jamás se aleja de nosotros. La misma que nos hace levantarnos cada mañana a buscar nuevas oportunidades, a estudiar, a trabajar, a alcanzar nuestros sueños, a tomar decisiones… Dicho de otro modo, la propiedad que sustenta nuestra vida: la inconformidad.
Desde que nacemos, un certero, pero necesario golpe nos da la bienvenida al mundo. Nuestro confort en el vientre materno se acaba y aparece ante nosotros la inconformidad, detonando así, la necesidad de volver a encontrar el confort. Es decir, que al sentirnos inconformes buscamos modificar la forma, buscamos la transformación. La inconformidad es la madre de la transformación.
El juego de palabras es interesante: sentirse en una forma no deseada (in-con-forme) obliga a cambiar de forma, a superarla (trans-forma-r). La transformación no es otra cosa que el resultado de la búsqueda incesante para llegar a la luz, al conocimiento, a un mejor estado de confort. Por ello, como humanos, hemos desarrollado técnicas para crear y mejorar las condiciones y circunstancias en las que vivimos. Y es, precisamente, el estudio de esas técnicas lo que se conoce como tecnología y transformación digital.
Por todo ello, mientras recorría el camino al aeropuerto, no dejaba de asombrarme de lo simple que parece todo lo que hemos alcanzado con el transcurso del tiempo. Sin embargo, el esfuerzo y dedicación que implica alcanzar el estado de confort en el que ahora vivimos no se puede ni medir ni cuantificar.
Con esto en mente, supe que mi objetivo no era solamente mostrar lo que hemos hecho frente al adelanto tecnológico en materia de educación, sino, además, declarar la necesidad de nunca perder el sentido humano que gobierna todo lo que hacemos.
En la Universidad Sergio Arboleda hemos alzado la bandera de la transformación digital en medio de este mundo 4.0. En materia de educación, por ejemplo, hemos sido pioneros en la integración de nuevas tecnologías en la educación, que incluyen la realidad virtual y la realidad aumentada, entre otras.
Incluso, realizamos el primer foro de educación digital en Colombia en el metaverso, antes de que este se convirtiera en tendencia. Pero esto nunca ha sido nuestro fin, en la Sergio Arboleda, el fin no pretende ser confundido con los medios, nuestro fin siempre ha estado centrado en el ser humano y en su realidad.
Con el corazón más tranquilo, y con el peso de la carga alivianado, dado que había encontrado el punto de inicio para demostrar lo que estamos haciendo en Colombia, emprendí mi viaje de más de 20 horas de vuelo para llegar al grandioso país de la India. Un país en donde la tradición de su cultura se funde con la innovación y el desarrollo digital.
India es potencia en tecnología y en cultura, quizá por esto, realiza uno de los congresos más importantes de software y avances tecnológicos del mundo. Un congreso en donde este humilde servidor pudo exponer los grandes avances en materia de didáctica digital, transformación digital, educativa y comprensión de los procesos de enseñanza y aprendizaje de la civilización digital; avances que solo fueron posible, gracias a la comprensión de nuestra naturaleza humana.
La conclusión a la que llegamos los que estuvimos presente en IndiaSoft, es clara: solo lograremos una verdadera transformación digital del mundo cuando comprendamos que la innovación es el resultado de la necesidad humana de ser cada día mejor.
La innovación, por ende, no es más que el efecto de una tradición ancestral que busca perfeccionar lo que hacemos. Debemos trabajar para que lo que transformemos se sustente en lo humano y en el mejoramiento de nuestra condición. La tecnología debe estar a nuestro servicio y debemos ser más humanos… Esa debe ser nuestra decisión, pues únicamente habrá más tecnología si promovemos el humanismo.
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