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CONTAMINACIÓN DEL AIRE: REFLEXIONES Y DESAFIOS PARA PROMOVER LA COLABORACIÓN GLOBAL

Alejandro Casallas y su equipo de investigación, nos ofrecen un análisis sobre la contaminación atmosférica en Bogotá, evidenciando la necesidad de implementar políticas de mitigación efectivas.

En Bogotá, cada año, en los meses de febrero y marzo sufrimos de un fuerte incremento de contaminación del aire. De hecho, recuerdo aún, como en mi primer año (2019) como docente, la contaminación subió considerablemente en semana santa, y como algunos colegas me preguntaban la razón de este incremento de contaminación. En ese mismo año, salió un artículo científico en el que lograron relacionar los incendios forestales que se producen en los llanos y en la frontera colombo-venezolana con casos de alta contaminación del aire en Bogotá, Medellín, y Bucaramanga.

Esta investigación fue la piedra angular para empezar entender la evolución de la contaminación atmosférica en Colombia, lo cual ha sido un trabajo que hemos realizado desde la Universidad Sergio Arboleda desde el 2020.

La profesora Ellie López, el profesor Carlos Peña, y yo, Alejandro Casallas, con ayuda de estudiantes y otros integrantes del grupo de investigación, nos hemos asociado con diferentes universidades nacionales e internacionales para tener una comprensión general pero profunda de la contaminación del aire, pues este es el primer paso para poder crear, diseñar e implementar políticas de mitigación eficientes.

En este sentido, lo primero que tratamos de comprender fue cómo han evolucionado los diferentes contaminantes atmosféricos, en aquellas ciudades con datos confiables (al menos 75% de datos fiables) en al menos los últimos 5 años (2018-2023). De este modo evaluamos 19 ciudades de Colombia. Encontramos que en la mayoría de las ciudades el material particulado que produce daños respiratorios graves está disminuyendo, posiblemente por las políticas restrictivas que se han llevado a cabo. Sin embargo, ciudades cercanas a Bogotá han presentado un incremento considerable en material particulado grueso, y además no hay datos disponibles para material particulado fino, por lo que generar seguimiento de estas zonas es importante.

En términos de óxidos de nitrógeno, estos han presentado un aumento considerable especialmente después de la pandemia, un incremento que además en Bogotá ha producido un aumento en la concentración de ozono troposférico que es capaz de irritar considerablemente las vías respiratorias. Aunque, en las ciudades evaluadas, exceptuando a Bogotá, el ozono ha presentado una reducción considerable, mientras que no hay casi datos disponibles para evaluar específicamente los óxidos de nitrógeno.

En cuanto a la evolución diaria de los contaminantes, estos presentan dos incrementos considerables. El primero de 8 a 10 de la mañana, a causa del rápido incremento en el número de vehículos en las calles. Algo similar pasa de 17h a 18h, cuando el número de vehículos es alto y además la mezcla vertical de la atmósfera es débil. Esto es importante, porque cuando la mezcla vertical de la atmósfera es fuerte, la contaminación disminuye, similar a lo que pasa con el Chocolisto. Si uno quiere hacer Chocolisto, debe generar una mezcla para que quede distribuido en la leche, si este paso no se realiza, todo el Chocolisto estará en la parte de abajo de la tasa, y por ende cuando lleguemos a ella el sabor va a ser muy fuerte. En la atmósfera pasa lo mismo, sin mezcla, los contaminantes se quedan en la superficie, y por ende son más dañinos.

En términos mensuales, la contaminación tiene un pico muy fuerte en diciembre-febrero y marzo-abril en la mayoría de las ciudades, exceptuando Cali, que el pico sucede en julio y agosto. Hay un segundo pico, bastante más débil, en el mes de noviembre, que está asociado a condiciones meteorológicas. El primer pico por otro lado se debe a incendios forestales, en diciembre-febrero la mayoría de los incendios que afectan a Bogotá son producidos en la zona de Caquetá, y en menor medida por incendios que se generan en el Valle del Magdalena.

En marzo-abril, la contaminación viene de incendios que se producen en la frontera colombo-venezolana, y en el caso de Medellín, de incendios que se producen en el Magdalena. En el caso de Cali, los incendios son más locales y producidos por quemas de agricultura. Además de esto, en algunos casos, durante los meses de julio-agosto incendios forestales que se producen en el Amazonas brasileño y ecuatoriano pueden afectar a Bogotá, como de hecho sucedió en agosto de 2019.

Esto al final nos enseña que es esencial que actuemos y diseñemos políticas para reducir los incendios forestales, no solo desde un punto de vista local y regional, sino también internacional, pues los incendios que se generan en un país pueden afectar considerablemente a otro, es por ello que, si bien los esfuerzos internos son esenciales, las relaciones internacionales también se deben enfocar en proteger los suelos y reducir los incendios, aspectos importantes para mejorar la calidad de vida de las personas.

Al final, volvemos un poco a la famosa canción de John Lennon, “Imagine all the people, Sharing all the world”, lo cual traduce: “imaginen a todas las personas, compartiendo el mundo”, pero yo agregaría: “y colaboraría para su bienestar”.


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