A veces, los mayores propósitos nacen de los momentos más difíciles. Así lo vivieron Natasha y Paloma Moreno, egresadas Sergistas que, tras enfrentar una serie de desafíos personales y económicos, decidieron convertir la adversidad en oportunidad para otros jóvenes que sueñan con estudiar una carrera profesional.
El origen de la Fundación ALNA se remonta a una etapa compleja de sus vidas: un grave accidente que afectó la movilidad de Natasha, las dificultades económicas familiares que amenazaban con interrumpir su formación y la necesidad de recurrir a créditos educativos para poder graduarse. De esa cadena de obstáculos surgió una idea poderosa: crear un camino para que otros no tuvieran que pasar por las mismas barreras para acceder a la educación superior.
Hoy, esa idea se ha convertido en una realidad transformadora. La Fundación ALNA ofrece becas del 100%, además de apoyos en transporte, alimentación, materiales y acompañamiento académico. Su propósito es empoderar a jóvenes con excelencia académica, compromiso social y necesidad económica, para que puedan continuar sus estudios en instituciones de calidad sin preocuparse por deudas o limitaciones financieras.
En este proceso, Paola Moreno cumple un papel esencial: acompaña de cerca a cada estudiante, haciendo seguimiento a su rendimiento académico, sus procesos de adaptación universitaria y sus desafíos personales. “Más allá del apoyo económico, queremos que sientan que no están solos, que hay alguien pendiente de ellos y de su crecimiento”, afirma la cofundadora.
En menos de dos años, la Fundación ha logrado impactar la vida de 37 jóvenes, de los cuales 20 estudian actualmente en la Universidad Sergio Arboleda. Este logro refleja el compromiso y la visión social de dos egresadas que entendieron la educación como un vehículo de transformación.
El próximo 21 de noviembre, ALNA celebrará su evento “Sabor a Futuro” en el Hall 74, una experiencia gastronómica dirigida por el chef Jorge Rausch, con el propósito de recaudar fondos para continuar apoyando a más jóvenes. La velada incluirá una cena de autor, una subasta y un bingo, combinando el arte, la solidaridad y la esperanza en un solo escenario.
Con la mirada puesta en el futuro, Natasha y Paloma proyectan que en los próximos tres años la Fundación ALNA apoyará a más de 100 jóvenes, formando una comunidad de donantes comprometidos con la educación y el impacto social. Su sueño, como lo expresan con convicción, es “ver a cada uno de ellos convertirse en profesionales capaces de transformar el país desde su propio talento.”
La historia de Natasha y Paloma Moreno representa el espíritu Sergista en su esencia más profunda: la capacidad de convertir las dificultades en propósito y de transformar el conocimiento en servicio a los demás.



