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SERGISTA OCUPA EL TERCER LUGAR EN ENCUENTRO NACIONAL DE PRÁCTICAS DE PSICOLOGÍA 2023

Con el proyecto piloto ‘Cárceles para la paz’ y como practicante en la cárcel ‘El Buen Pastor, Valentina Estrada Bermúdez, estudiante de la Escuela de Psicología, se ubicó en el primer puesto a nivel regional y el tercero a nivel nacional.

Luego de terminar en la clínica Shaio sus primeras prácticas como futura profesional, Valentina Estrada Bermúdez, estudiante de décimo semestre del programa de Psicología, llegó a la cárcel ‘El Buen Pastor’ para incursionar en una segundas experiencia, esta vez, en el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario – INPEC. y así enfocarse en una rama poco conocida de su carrera: la psicología jurídica.

Gracias a los buenos resultados obtenidos en la implementación del proyecto “Cárceles para la Paz”, Valentina obtuvo el primer premio a nivel regional y el tercero a nivel nacional en el Encuentro Nacional de Prácticas Significativas de Psicología 2023.

El primer encuentro, realizado a nivel regional, se llevó a cabo el pasado mes de mayo, mientras que el nacional tuvo lugar en Pereira a finales del mes de agosto. Valentina cuenta su experiencia de práctica:

¿Cómo fue esa experiencia de prácticas?

Se dieron en el INPEC, sede central y se basaron en la psicología jurídica. Allí realicé el pilotaje de la iniciativa “Cárceles para la paz”, un programa diseñado por la Escuela de Justicia Comunitaria de la Universidad Nacional de Colombia, junto con el INPEC.

Específicamente, mi proyecto se llamó “Implementación del programa piloto ‘Cárceles para la Paz’ en la comunidad terapéutica de la reclusión de mujeres Buen Pastor”. Fue una idea que, a pesar de que ya se había creado años atrás, no se había implementado ni ejecutado.

¿Cuál fue el alcance de “Cárceles para la paz”?

La idea era implementar estrategias y herramientas para posibilitar y promocionar la construcción de mecanismos pacíficos dirigidos a la gestión transformadora de los conflictos, en este caso, al interior de establecimientos de reclusión a nivel nacional. Para lograrlo, revisamos a fondo el programa para determinar el alcance del mismo, así como la organización y ejecución para luego presentar el plan a la coordinadora de atención y tratamiento de la sede central del INPEC. Una vez aprobado, se dio paso a la ejecución.

Cabe destacar que para lograr este gran objetivo de desarrollo del programa nos basamos en el cuaderno de actividades para el análisis del conflicto, el cual contiene varias herramientas que permiten reconocer los elementos que lo componen, la importancia de las emociones en él, las diversas respuestas que se pueden tener y las alternativas de reacción pacífica ante dicho conflicto.

En concreto, el piloto tuvo diez sesiones y 35 participantes. El rango de edad era de 20 a 60 años y la población era la comunidad terapéutica de mujeres privadas de la libertad de la cárcel El Buen Pastor.

Vale precisar que esta comunidad es muy importante, ya que está conformada por mujeres con historial de consumo de drogas de larga data y que, voluntariamente, hacen parte de la comunidad y están en un proceso de desintoxicación.

¿Qué problemática se identificó?

‘Cárceles para la paz’ nació a raíz del desconocimiento que hay en Colombia de las estrategias de resolución pacífica de conflictos. En tal sentido, las prácticas en torno al conflicto están cargadas de violencia, especialmente, en escenarios de privación de la libertad.

A través del proyecto, entonces, se identificó cómo la violencia se asocia con conflicto y, tal vez, esa asociación se relaciona con la inexistencia de herramientas y la incapacidad para responder de manera diferente. Por eso, el objetivo del programa se centra en entregar herramientas clave para entender que existen otras formas de responder ante un conflicto y que no necesariamente implican violencia.

Ahora bien, el hecho de evidenciar que la violencia se ha naturalizado, nos obliga a propender por una transformación de las representaciones individuales y colectivas del conflicto, acciones que nos permitan deconstruir la idea de que la violencia es la única respuesta posible ante un conflicto.

¿Qué es lo que más resaltas de esta experiencia?

Quiero destacar la receptividad de las participantes. Todas demostraron un notable interés por el programa y, precisamente, ese fue mi mayor incentivo, pues es claro que la convivencia no es fácil al interior de estos establecimientos. También fue muy gratificante compartir con ellas una serie de herramientas útiles en la resolución de conflictos, más cuando están dentro de un contexto de encierro.

Un tema que les gustó mucho fue el manejo de emociones en situaciones propias de conflicto. Mi percepción es que realmente aprendieron y sacaron provecho de ello, tal y como lo demostraron los resultados de la prueba piloto.

Valoro mucho la retroalimentación que cada una de ellas me brindó. Me hicieron saber que lo aprendido dentro del programa lo estaban aplicando para su convivencia y para resolver sus conflictos.

¿Tuviste algún obstáculo en la implementación del proyecto?

Solo hubo uno, pero no fue grave. En la sesión de cierre, no se pudo realizar la ceremonia de clausura, básicamente porque se detectó una epidemia causada por un virus al interior de la cárcel. Por lo demás, en la institución todos fueron muy receptivos y el apoyo fue total.

¿Qué se puede destacar de la Escuela en el proceso de prácticas?

El apoyo de la Escuela de Psicología fue muy grande. Me eligieron como representante de la Universidad en el encuentro regional, nodo centro, de prácticas significativas. El respaldo fue incondicional tanto para el encuentro regional como para el nacional. Gracias a la Escuela pude asistir a los dos eventos donde ocupamos el tercer puesto en prácticas significativas.

Un mensaje final…

No pensé tener tanta visibilidad ni reportar resultados tan positivos con la comunidad con la que trabajamos. Quedó expuesta la gratitud de la institución con el programa piloto y la satisfacción de saber que ahora pueden implementarlo a nivel nacional en otras cárceles del país.

Participar en el evento de prácticas significativas y ganar a nivel regional, me llena de orgullo. La verdad me sorprendo de este gran logro. Mis agradecimientos a la profesora Luz Cristina, pues ella me llevó a la cárcel Modelo y allí decidí que quería trabajar para beneficio de estas personas.


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