Ser Sergista es para siempre fue una de las frases que más pudieron repetir y llevar en sus corazones los más de 60 egresados, docentes y administrativos de la Escuela de Filosofía y Humanidades que compartieron en el encuentro de egresados coordinado por la misma Escuela y la Oficina de Egresados de la Universidad Sergio Arboleda.

Desde las 5:00 p.m. se abrieron las puertas de un evento que contó con la participación de diversas generaciones, desde las primeras graduadas, quienes alcanzaron sus títulos profesionales en el año 1993, hasta las más recientes generaciones, graduadas en el semestre inmediatamente anterior, 2022-1. De manera similar, se juntaron las propuestas artísticas más variadas a través del concurso de talentos que reunió la interpretación instrumental, la capacidad vocal y, de paso, las fortalezas actorales de diversos egresados, quienes hicieron vibrar, reír y compartir a la heterogénea audiencia.

Con las palabras del Padre Mauricio Uribe y la Dra. Gloria Patricia Rodríguez, decano y vicedecana de la Escuela, se dio inicio a la celebración comunitaria. Un repaso de los días que enarbolaron el inicio de la comunidad de aprendizaje más transversal de la universidad fue el aperitivo para la posterior degustación de una tarde y noche llenas de historias, narraciones, anécdotas y nuevos recuerdos.

El momento más emotivo del encuentro fluyó a través de la Laudatio preparada para los docentes eméritos, grado más alto posible en la academia, que marcaron huellas indelebles en la vida y corazones de los egresados. Las palabras estuvieron a cargo del egresado y también docente Francisco Tamayo. A continuación hacemos eco de dichas palabras en aras de honrar la labor humanística de nuestros queridos profesores:

María Ángela Martínez de Gómez nació con el Mediterráneo en su alma y en sus ojos, y desde el esplendor catalán se hizo filósofa, brillante artista en la enseñanza del arte: Maestra. Sus clases eran un viaje abierto a la belleza, invitación honesta a conocer un mundo tan rico en obras excelsas de la pintura, la escultura y las artes plásticas en general, como en posibilidades de descubrir la estética como excusa para respirar. Tanta generosidad permeó el espíritu de centenares de alumnos, discípulos que siempre llevamos en nuestra memoria existencial el tono reposado y sabio de la inmensa profesora de Arte que la Vida nos regaló con tan infinito y sabio desparpajo. ¡Gracias, doctora María Ángela!

Mario Acosta Gómez, el maestro de voz profunda y conocimiento universal, discípulo dilecto de Leonardo Polo, marcó el latido de muchos corazones que nos acercamos a las esencias del espíritu en sus clases fabulosas, parecidas muy seguramente a las que alguno de los sabios griegos tuvo a bien impartir en los albores de Occidente. La presencia de lo Eterno y la evolución del hombre como individuo pensante es el legado de un Maestro que, además de Filósofo, médico psiquiatra y espléndido hombre de Dios, siempre supo enseñarnos con su ejemplo, la elegancia y dignidad académicas, mucho más de lo que él mismo pudo imaginar. Dr. Mario Acosta Gómez, hoy damos gracias al Creador por todo lo que hizo en nosotros a través suyo.

Leonor Bonilla Mesa, la querida Maestra Leonor, Dama de la Literatura, nos permitió adentrarnos en el océano luminoso de las letras más hermosas escritas por el genio de los hombres a través de los tiempos. Sus clases, tranquilas y bien preparadas, siempre fueron un deleite, una cita imperdible con los libros y los personajes de la Literatura de todas las épocas, para romper con la cotidianidad y aproximarse a lo más grande del espíritu creativo de los artesanos de la palabra, creadores de novelas, cuentos, poesías, obras de teatro, testimonio universal de lo eterno. Gracias, gracias por su decencia y su rigurosidad, por su calidez y asertividad, por el inmenso privilegio de avanzar en tan ilustre campo del conocimiento y las Humanidades de su mano. La llevamos en nuestros corazones.

María Eugenia Carreño Sinisterra de Llorente, gran Señora, filósofa y profesora que nos permitió conocer la Ética con el respeto y la dignidad que tamaña empresa requiere. Con marcado interés por Scheller como guía, reflejó esencialmente lo que debe ser el ejercicio vital desde una perspectiva axiológica práctica, que manifieste una profunda comprensión de los valores como camino de crecimiento personal con honestidad y coherencia. La doctora María Eugenia disfrutaba de la docencia y del contacto con sus estudiantes a través de un diálogo ameno, que recorría el contenido teórico con la intención de hacerlo propio en el día a día para todos. Gracias por tanto y por la pulcritud de tu persona, Maestra.

Campo Elías Burgos, Doctor en Filosofía, fiel discípulo de Kant y de Popper, autoridad en los temas de Educación y referente de lo que es un tutor de vida para muchos de los egresados de la Escuela. Sus clases, reposadas y dialógicas, nos enseñaron el camino para pensar con autonomía. El Dr. Burgos supo ir más allá de los salones de clase, pues se convirtió en numerosos casos, en consejero, tutor y paternal referente académico para muchos. Siempre con humildad, con la discreción que exige la construcción de realidades profesionales nuevas para sus estudiantes, quienes hoy enarbolan diplomas de Doctorados y Maestrías con la gratitud perenne hacia el Maestro que les enseñó la ruta que hace grande a los investigadores, con rigor y silencio, tributo inmenso a la grandeza de los sabios que en el mundo han sido.

Edgar Arias Garavito, Maestro de la Lengua, pedagogo en cuerpo y alma, ser humano generoso. Humilde en su infinita grandeza, ha ejercido la docencia con el amor de quienes conocen a fondo su materia, varón estudioso que nos impulsó a escribir mejor, a ser profesionales de la Filosofía y las Humanidades preocupados por los textos que surgían de nuestras cabezas, siempre atentos a las normas gramaticales, al rigor de un idioma versátil que invita a crear, reflejar y comprender un mundo inmenso, que se abre a nuestra alma con la contundencia de la realidad que nos acaricia desde el gesto.

A nuestros maestros destacados, la Escuela de Filosofía y Humanidades hoy rinde un tributo merecido, recordando a quienes iluminaron con sus conocimientos y enseñanzas nuestras vidas.

También elevamos nuestra oración agradecida, como homenaje en esta ocasión memorable, por las almas de los Maestros que desde el Cielo hoy nos acompañan: Dr. Ramón Bulla Quintana, Decano Fundador de nuestra Escuela; Dr. Germán Bustillo Pereira, Dr. Hernando Correa Peraza, Dr. Mariano Juan Escobar, Dra. Blanca Lía Tamayo y Dra. Carmen Lucy Bautista. Paz en su dimensión definitiva.

Como plato fuerte del evento se presentó una virtuosa agrupación de son cubano que interpretó clásicos como Guantanamera y Chan Chan. Durante la interpretación los invitados compartieron animadamente y disfrutaron una variedad de platillos caribeños especialmente escogidos para calentar la fría tarde capitalina.

El cierre iluminó con sonidos flamencos y algarabía social el evento. Ángel Daniel Pérez, junto a Miguel Romero, compartió una interpretación y contrapunto virtuoso en guitarra flamenca, infundiendo la calidez mediterránea en cada uno de los asistentes.

Con rifas de becas (Diplomado en Humanidades Digitales), medias becas (Maestría en Filosofía y Mundo Digital), bonos de la librería sergista y una tablet para los que asistieron al evento, se finalizó este emotivo espacio que reunió a muchos de los profesionales que, hoy por hoy, guían el proceso de observación crítica y pensamiento analítico en el país.

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