Alberto Caparros Álvarez, ciudadano español y docente de idiomas en el Centro de Idiomas de la Universidad Sergio Arboleda

Proveniente de Málaga, España y con una maestría en idioma español, Alberto Caparros llegó a La Sergio para unirse a la comunidad y apoyar desde el Centro de Idiomas el desarrollo de habilidades en el idioma español de los estudiantes extranjeros y el aprendizaje del idioma inglés en los Sergistas de niveles que van desde intermedio a avanzado.

El docente, que además habla portugués, alemán e italiano –y que, según dice, está “loco por empezar a aprender chino-mandarín–, ha vivido la mayor parte de su vida descubriendo el mundo, pues desde los dos años ha cambiado de casa, razón por la cual, ya conoce Madrid, Barcelona, Melilla, Inglaterra, Alemania, Suiza, Portugal, Brasil, y ahora Colombia.

Estas experiencias, que en el pasado le crearon conflicto por el constante movimiento, son las que hoy agradece, pues han forjado en él su amor por otras culturas y su espíritu aventurero, dispuesto a abrir nuevas puertas y a probar suerte en otras latitudes.

“Al quedarte en tu zona de confort, pueden salir muy bien las cosas, sin embargo, soy partidario de probar, de salir, y ver aspectos diversos, por ejemplo, cuando llegué a Colombia, tenía una vida en Málaga, y, aun así, surgió esta posibilidad y, entonces, pensé ‘me quedo en mi confort, en mi nido, con todo lo que conozco, y con mi vida tranquila y demás o salgo y empiezo de cero’. No lo dudé ni un momento; para mí era una puerta abierta por donde decidí entrar, intentar y continuar… La verdad, solo recibo cosas buenas” , destacó Alberto.

Su llegada a Colombia se dio, luego de aplicar en línea a una oferta de docentes con habilidades en idiomas para trabajar como examinador del Instituto Cervantes y, por supuesto, para vincularse después con la Sergio Arboleda.

“Hice una maratón para sacar las acreditaciones necesarias para el puesto y viajé en enero. Tras la primera reunión, en septiembre, me gustó mucho, investigué acerca de la Universidad Sergio Arboleda, y me di cuenta de su importancia y reputación. La verdad, nunca lo dudé. Claro, tuve miedo ante la incertidumbre de lo que iba a encontrar, pero qué va, lo hice”, agregó el docente.

Alberto se define como una persona animada con todas las ganas de explorar. Un gusto especial es hacer deportes, correr, caminar, realizar acrobacias sobre tela e, incluso, practicar el Pole Dance; sin embargo, al principio no fue tan sencillo para él por la altura de Bogotá (2640 metros sobre el nivel del mar, mientras que Málaga está a tan solo 11 metros), además, acostumbrarse a respirar en un aire tan denso ha sido todo un proceso.

“No era capaz ni de cruzar la calle corriendo, dice este intrépido deportista, el clima es una locura, y me cuesta mucho el tema del frío”. A pesar de ello, no piensa detenerse, ya ha encontrado algunos lugares ideales de la capital que le permiten hacer ejercicios de alto impacto y que demandan toda su fuerza y destreza.

Ahora, Alberto es fan de la cultura colombiana, de su amabilidad y aplaude la forma tan acogedora en la que lo han recibido. Le encanta el arroz y los fríjoles, ya tiene una olla a presión para disfrutar de los sabores diversos; disfruta de la arepa y aunque se define como ‘pescatariano’, ya probó el sancocho de gallina y el arroz paisa… Todos, motivos que lo llevan a familiarizarse más con la gastronomía colombiana.

Y cuando habla de España, dice echar de menos a su familia, aunque trata de no pensar en ello para evitar tener sentimientos de tristeza, pero afirma “no ha habido una ruptura real, pues voy a trabajar como todos los días, hago actividades, voy a Pole, conozco gente nueva, es la misma vida, pero en otro lugar y con otra gente”.

Este nuevo Sergista sigue preparándose como profesional. Adelanta su tesis doctoral en España y tiene planeado solicitar una cotutela en Colombia. Se emociona al ver todo lo que Colombia tiene para ofrecerle… muy pronto se irá a conocer otras ciudades del país que lo atraen.


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