
Durante el primer semestre de 2025, Arianna Velázquez estudiante de la Escuela Mónica Herrera, en El Salvador, cursó su intercambio académico en el programa de Publicidad Internacional de La Sergio. Una experiencia que inspiró diversos sentimientos, y que le dio la oportunidad de conocer una ciudad, cultura y estilo de vida completamente nuevos. En entrevista con la Oficina de Relaciones Internacionales – ORI habló de sus vivencias.
¿Cómo fue tu llegada a La Sergio?
La verdad es que todo fue muy agradable. Las personas son muy chéveres y eso hizo que todo fuera más sencillo. Hacer amigas y encontrar un grupo para adaptarme a las clases, fue fácil.
Yo llegué pensando en salir de mi zona de confort porque soy muy introvertida y esta fue mi oportunidad para enfrentarme a hablar con nuevas personas y hacer amigos. Y definitivamente la Universidad te da espacio para desenvolverte. Los profesores son muy chéveres y eso me ayudó mucho a no sentir el choque cultural y pensar incluso en que, si pudiera, me hubiese quedado otro semestre.
¿Qué percepción tenías antes de llegar a Colombia y qué cambió cuando llegaste?
El tema de seguridad. En mi familia me decían, que tuviese cuidado, que no anduviera con el celular, nada de ir sola, pero al llegar tienes que empezar a moverte solo. Tenía que aprender a moverme en un transporte público que no conocía. Empecé a salir con precaución, pero sin miedo.
¿Cómo fueron los primeros días?
La primera semana tenía miedo de salir yo sola, de perderme, entonces me costó un poco. Pero ya para la segunda semana me sentí con más en confianza, por iniciativa mía decía, bueno, “voy a salir y caminar”, pensaba “vamos que queda cerca, a pie llegamos a todos lados”.
¿Qué diferencias culturales sentiste?
Lo más destacable es la calidad de las personas, en El Salvador quizá tienden a ser un poco más frías, y acá la gente te transmite mucha seguridad.
Otra cosa es que yo considero que tengo paladar de niño, pero cuando llegué a Colombia dije “todo lo que me ofrezcan lo voy a probar, porque no sé cuándo tenga otra oportunidad”.
Me di cuenta de que le ponen queso a casi todo, lo aman. Y eso de combinar lo dulce con lo salado, era algo que al principio no me convencía. Por ejemplo, el mote, que es como una sopa dulce… Yo la vi y dudé, pero ya al probarla me di cuenta de que era muy rica. También probé un batido de lulo, que estaba muy bueno. La morcilla, la oblea, el bocadillo, el aguapanela con queso, ¡qué cosa tan deliciosa! Todo sabe muy rico, logran tener ese balance entre lo dulce y salado y eso hace que te den ganas de probar más.
Otra cosa que he notado mucho es que me dicen, estás cerca, son 4 horas y llegamos. Y me genera ese choque, porque a mí me dices, está cerca, es 10 minutos, 30 minutos ya es lejos. Cerca para ustedes es 2 horas.
¿Qué lugares has visitado?
El primer fin de semana, hice amigas que eran de otros países y las 3 dijimos, nos han hablado mucho de Monserrate, deberíamos ir… Nos perdimos. Para llegar allá, hay que tomar Transmilenio. Me dijeron “tomas la ruta 6 y te bajas en Universidades”. Con una de mis amigas esperamos la ruta y creímos que todos los buses que paraban en ese vagón eran el 6, pero nos subimos en una ruta que nos llevó al sur de Bogotá.
Yo iba viendo el mapa, y decía que llegábamos en 5 minutos, luego 15. Después de una hora y media llegamos a Monserrate. Pero eso nos ayudó a entender mejor el mapa, y son experiencias que creo que son necesarias para aprender cosas básicas.
Ya en Monserrate, decidimos subir a pie. Cada 5 escalones que yo subía tenía que tomar aire, respirar e ir con calma. Después de 3 horas logramos llegar a la cima. Y cuando llegué arriba y vi el letrero que te dice “Estamos a 3.152 m sobre el nivel del mar”, caí en cuenta de por qué se me iba el aire todo el camino.
Llegar arriba fue un “lo lograste”. La vista es hermosa, me hizo sentir pequeña, pero también me hizo darme cuenta de que había muchas cosas por explorar, fue inspirador, me dije a mí misma “estás aquí y no puedes perder la oportunidad de seguir conociendo”. Fui a Mosquera, a las minas de sal de Zipaquirá, un lugar muy precioso. Planeamos visitar el eje cafetero, Cali, y Medellín.
¿Cómo fue estudiar en La Sergio?
Las personas son muy agradables, la gente es muy amistosa y sociable. Y en la universidad todos se preocupan por todos. Las clases son muy familiares y eso me ayudó mucho. Mi universidad es muy similar, somos grupos pequeños en los que se permite tener esta charla entre estudiantes y docentes.
Honestamente, las 4 materias que inscribí me gustaron mucho. Siento que por ejemplo la asignatura de “campañas políticas”, se centra en Colombia y quizás porque me apasiona mucho la historia, es una de esas materias a las que voy y quedo encantada de que el profesor hable dos horas. Muchas cosas que nos enseñan los puedo poner en perspectiva con lo que está sucediendo en mi país y entender mejor el contexto. Además, las clases me han ayudado a entender el camino que voy a seguir cuando me gradué.
En todas las materias, los profesores son muy amables y se preocupan porque de verdad estés entendiendo. Igual los proyectos que me ayudan a complementar mis conocimientos y me han aclarado muchas cosas en el ámbito de la publicidad. Puedo decir que salí de mi zona de confort y ahora no quiero regresar.
¿Qué crees que has aprendido a nivel personal y profesional?
Aprendí a desenvolverme estando sola. Tenía el sueño de estudiar en el extranjero, pero no creí que se iba a dar. Y ahora veo hacia atrás, y digo, hice todo para terminar aquí, y me sorprende de mí misma haber tomado la decisión y ahora ser una persona más independiente, más libre y capaz.
En el ámbito profesional, siento, me ha abierto muchas puertas y me ha abierto la mente hacia lo que me quiero centrar. Antes tenía esta lista de cosas que me gustaban, pero ahora tengo un poquito más claro, el camino que antes veía superborroso.
Y por supuesto, los contactos que se hace ayudan a hacer conexiones y te permite destacar en el mercado laboral. Tengo un compañero que nos contó cómo después de poner en su hoja de vida la experiencia del intercambio empezaron a llover ofertas de trabajo, porque la gente sabe que tu conocimiento va más allá de tu país, ya conociste otra cultura, viste cómo funciona el mundo desde tus ojos, y esa es otra motivación.
Me divertí, viví experiencias nuevas, pero aprendí mucho. Estoy trabajando en nuevas áreas, conociendo nuevas personas, nuevas culturas y es muy chévere saber que si tienes la oportunidad y lo puedes hacer puedes vivir todas estas cosas.

