
Como lo señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mundo se enfrenta actualmente a un repunte de casos de depresión y ansiedad, producto de los estragos de la pandemia. Colombia no es indiferente a este escenario y reconoce que el 70% de los jóvenes ha manifestado afectaciones en su salud mental. Por este panorama, la intención de empatizar con la ansiedad se volvió el reto de 15 estudiantes de los últimos semestres del programa de Ingeniería Industrial de La Sergio.
El proyecto, que se realizó en el marco de la clase de Ingeniería Organizacional III, se centró en estudiantes de la comunidad Sergista y determinó, por medio de la aplicación de 51 encuestas, que el 66% de los participantes no busca ayuda psicológica cuando siente ansiedad, sino que, por el contrario, intentan gestionar sus emociones por sí mismos.
“Como equipo, decidimos enfocarnos en los estudiantes que, teniendo situaciones retadoras como todos, se les dificulta gestionar sus emociones, empiezan a ver muy grandes sus problemas –más grandes de lo que son– y enfrentan un montón de pensamientos abrumadores que desencadenan síntomas físicos… A esto lo conocemos como ansiedad”, explica Juan David Sánchez Corredor, estudiante de octavo semestre de Ingeniería Industrial.
En consecuencia y para vislumbrar un panorama más amplio de esta situación detectada en la Universidad, los estudiantes recurrieron a tres psicólogos del área de Orientación Emocional de La Sergio, quienes constataron que cerca del 70% de los estudiantes que acude al servicio de orientación, lo hace por casos relacionados con problemas de ansiedad.
Para confrontar este hallazgo, los estudiantes crearon varios prototipos de productos funcionales en el marco de este proyecto. El primero, un perfil en Instagram con tips de manejo de la ansiedad, con la ruta para acceder a servicios de apoyo psicológico en la Universidad. También crearon una página web con un test para medir los niveles de ansiedad y un buzón anónimo para compartir experiencias relacionadas con este trastorno.
Finalmente, ofrecieron una experiencia sensorial que mostraba a los estudiantes cómo es vivir con ansiedad mientras se realizan actividades que requieren concentración. De este modo, lograron ‘ponerse en el lugar’ de aquellos que conviven con un trastorno a diario, que, como la ansiedad, afecta su vida en la cotidianidad.

