Por: Fabio A. Ribero, docente de la Escuela de Publicidad de la Universidad Sergio Arboleda.

En los últimos años, en la ciudad de Bogotá, la bicicleta se ha convertido en la mejor alternativa de movilidad. La Alcaldía de la ciudad ha promocionado el uso del “caballito de acero”, como medio de transporte para resolver buena parte de los problemas de movilidad que afectan a la capital de Colombia y también para contribuir a un sistema de transporte sostenible.

Calidad de vida, ejercicio saludable, recreación son algunos de los beneficios del uso continuo de la bici. De acuerdo a las cifras que presenta el Distrito, en los últimos cinco años, se ha aumentado exponencialmente el número de paseos en bicicletas durante los días de la semana.

En el último periodo de 2019, se estima que se realizaron cerca de dos millones de recorridos diarios en bicicletas, en los 120 kilómetros de ciclo rutas con los que cuenta Bogotá. Detrás de este crecimiento de biciusuarios existe una política distrital que cobra importancia a medida que se hacen cada vez más evidentes las deficiencias del sistema masivo de transporte.

Asimismo, se presenta una tendencia a nivel mundial para convertir el espacio público en un lugar más amigable y accesible a nuevas formas de transporte individual, que aplique diferentes sistemas de combustión, distintos a los fósiles.

El carro no permite vivir la ciudad, al contrario, dificulta las condiciones de sentir, compartir y socializar en la calle. Perder horas en un trancón, ocasiona la racionalización y la reflexión de muchos. A esto se le suma los altos niveles de contaminación que cada día sufre Bogotá.

De acuerdo a los datos expuestos por la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito, existen condiciones deficientes en la calidad del aire en la ciudad y altas concentraciones de material particulado respirable (PM10). A su vez, se evidencia su impacto en la salud y la calidad de vida en la población infantil y de la tercera edad, particularmente en las localidades de Ciudad Bolívar, Usme, Puente Aranda y Fontibón.

Frente a esta situación, las diferentes administraciones han apostado por poner soluciones aleatorias frente a los problemas planteados y han invertido millones de pesos en la adecuación del servicio público y mejoramiento de la malla vial, entre otras medidas, para solucionar parcialmente el problema.

Por esta razón, es necesario implementar medidas que realmente permitan mejorar estas condiciones de vida de todos los ciudadanos. Copenhague, Oslo, Estocolmo o Berlín han encontrado esta solución en el uso de las bicicletas. Así, la ciudad se embellece, los desplazamientos son más ágiles, la ausencia del ruido baja el estrés y limpia el aire, y, sobre todo, se mejora la calidad de la salud de sus usuarios.