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RAFAEL DURÁN MANTILLA: MÁS DE CUATRO DÉCADAS EN LA ENSEÑANZA DEL DERECHO

Con una historia de más de 30 años en la Universidad Sergio Arboleda, el abogado y docente de la Escuela Mayor de Derecho, Rafael Durán Mantilla, ha contribuido a la formación de cientos de profesionales Sergistas.

Abogado y Sergista Rafael Durán Mantilla

Aunque ya había tomado la decisión de estudiar Medicina, a Rafael Durán Mantilla, un bogotano criado en Bucaramanga, le pudo más su pasión por el Derecho. “Se me hacía agua la boca cada vez que pasaba frente a la facultad de leyes”, recuerda el hoy académico Sergista.

La decisión la tomó en Valencia, España, también en parte para seguir los pasos de su padre en el ejercicio del Derecho. Sin embargo, sería en ‘la ciudad de los parques’ y en el municipio de San Gil, en Santander, donde Durán Mantilla iniciaría su carrera como jurista, juez y docente, la cual le ha permitido desempeñarse en importantes cargos a nivel nacional, como el de Procurador Delegado para la Defensa de los Derechos Humanos.

En la enseñanza del derecho ya cuenta más de cuatro décadas, en las cuales ha tenido la oportunidad de ser rector en colegios de Manizales y Cali, y también docente universitario de varias instituciones.

“Yo no hubiera sido docente si no hubiese tenido el mejor ejemplo de un gran maestro. Él se llamaba José Agustín Nieto Cortés y fue mi profesor de química; le debo mucho a las maestras de primaria en Bucaramanga, del Colegio Monseñor Sarmiento Peralta”, expresó este abogado, nacido un jueves 20 de mayo, de 1954.

A la Universidad Sergio Arboleda, particularmente a la Escuela de Filosofía y Humanidades, llegó en 1990. Allí, aún recuerda el docente Sergista, el decano Ramón Bulla Quintana lo recibió con los brazos abiertos. Después de dos años en ese programa académico, el rector fundador de la Institución, Rodrigo Noguera Laborde, le entregó la cátedra de Introducción General al Derecho en La Sergio, la cual imparte hasta el día de hoy.

“Así como el doctor Rodrigo Noguera Laborde me entregó su materia de Introducción General al Derecho y me dio la libertad de cátedra, así han mantenido esa línea de confianza el actual Rector de La Sergio y todos los decanos con los que he tenido el honor de compartir, como el académico Jorge Vélez García, el abogado José María del Castillo, el Sergista Ernesto Lucena y el decano ejecutivo, Leonardo Espinosa”, señaló.

En La Sergio han sido 31 años ininterrumpidos de cátedra, en los que cuenta diversas anécdotas como cuando trabajó en la Procuraduría General de la Nación y en el ejercicio de sus actividades se encontraba recurrentemente con estudiantes, quienes no perdían oportunidad de saludarlo. “Cuando estaba en un barrio de Bogotá llamado Paloquemao, me encontraba todos los días a nuevos estudiantes. Tanto así, que mis compañeros de la entidad decían que yo me podría lanzar a la política, porque contaría con el apoyo de mis alumnos”, expresó.

La gratitud de sus estudiantes también ha sido una de las vivencias que más lo han marcado. “Recuerdo con aprecio cuando un estudiante, de hace unos años, me dijo que no se había decido por la institución en la que quería estudiar derecho. Cuando se inscribió en la Sergio Arboleda, contrariando a su familia, yo le impartí la primera clase de toda su carrera. Dos años después me dijo, ‘no me equivoqué’. Ese suceso lo recuerdo con mucho agradecimiento y humildad”, añadió el académico Sergista.

De los fundadores de la Universidad Sergio Arboleda recuerda su apertura, generosidad y calidad humana, pero también la conversación que quedó pendiente con Álvaro Gómez Hurtado.

“En una ocasión yo iba a hablar con el doctor Rodrigo Noguera Laborde, entonces fui hasta su oficina, pero allí estaba Álvaro Gómez Hurtado. Sin embargo, el doctor Noguera Laborde también me hizo pasar. Entonces, me presentó con palabras muy elogiosas al doctor Gómez Hurtado, a lo que él respondió: ‘tenemos que sentarnos a hablar de derecho’. Lastimosamente, al poco tiempo, fue el crimen que terminó con la vida del abogado y no pudimos hablar”, relató.

En tres décadas, Rafael Durán Mantilla ha visto cómo se ha transformado la Institución, pero no su espíritu humanista. En sus palabras, este es una virtud que debe caracterizar a todos los Sergistas, porque, como le diría en una ocasión Rodrigo Noguera Laborde, “esta, La Sergio, es la casa del humanismo”.


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