Ubicada en Barcelona, España, el Conservatori Liceu se ha convertido en excelente aliada de La Sergio Arboleda. A través de múltiples eventos e intercambios culturales y académicos, las dos entidades trabajan desde hace más de 20 años buscando la excelencia en la creación e interpretación de las artes.
Gracias a ello, Juan Ricardo Castaño, estudiante Sergista de Música, pudo vivir su experiencia académica en Barcelona, mediante la figura de intercambio académico. En entrevista con la Oficina de Relaciones Internacionales – ORI, compartió lo que significó esta vivencia para él.
¿Por qué decidiste hacer un intercambio?
Ya había viajado a Barcelona y tuve oportunidad de visitar el Liceu. Me pareció chévere por las instalaciones y el pénsum… Y como conozco a una persona que estudió allí, entonces me ilustró acerca de cómo eran las clases, el conservatorio y todo lo que ofrece. Luego, me enteré que La Sergio tenía convenio con el Centro, y decidí postularme.
Además, en esa primera visita, la ciudad me pareció muy bonita, el clima y todos son ‘buena gente’. Fui a jams, que son lugares o bares donde permiten que uno se suba al escenario a tocar un instrumento… entonces te pones de acuerdo con otros músicos para tocar algún tema. Allí vi que el nivel y la exigencia eran muy altos. Fue como un reto para mí y eso fue lo que me impulsó a hacerlo.
¿Cuál fue la primera impresión?
Al principio a uno le cuesta adaptarse a todo lo que implica vivir un intercambio en una ciudad que no se conoce… se llega con algunas concepciones o creencias, pero en realidad es completamente diferente; tuve que considerar varios aspectos desde otra óptica para avanzar por cada una de las etapas de esta experiencia.
Qué opinas del nivel académico del Liceu
Son exigentes y por ello mi reto era estar muy bien preparado para mantenerme. Además, como en Colombia tengo mi estudio, mi batería, mis cosas, eso me permite practicar en cualquier momento… allí, en cambio, me tocaba ir hasta la universidad y llevar platillos, todo era diferente pero desafiante para mí.
¿… y el transporte?
También fácil. Mi sitio de residencia era en Sabadell, una ciudad cercana a Barcelona, lo que me permitía tomar un tren de cercanías que se demora alrededor media hora hasta la plaza de Cataluña, que es en el centro… de ahí al Liceu son 5 minutos en metro.
Qué percepción te deja la gastronomía
Probé los Quebacs, que no son tan comunes en Colombia. A pesar de que ya los conozco, en España son completamente diferentes, degusté varías comidas españolas, como los callos, pero por lo general disfruté la comida de mar, gallega, por así decirlo. Lo que más me gustó fue el pulpo, ¡buenísimo!
¿Pudiste hacer turismo?
Conocí el acuario en Barcelona, también estuve en Valencia y Girona, la primera a 3 horas y la segunda a 40 minutos en promedio. Algo curioso es que en esas dos ciudades grabaron algunas escenas de la película “El perfume”, y quien la haya visto reconoce las locaciones de inmediato. Eso me pareció genial.
En Valencia, fui a la sede internacional de Berkleee College of Music, aunque no pude entrar, estuve por sus alrededores; visité el centro y algunas iglesias y plazas. Lo más atractivo fue la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un complejo que a la luz del día parece incompleto, pero en las noches, debido a las sombras que proyectan las estructuras y las luces que iluminan el lugar, se completa la imagen. Su arquitecta tiene una concepción medio futurista, y juega mucho con esos aspectos.
Algún sitio o actividad imperdible
Me gustaba mucho, entre clases, ir al muelle que queda muy cerca al Liceu; estar en la playa, que es muy bonita, ir a la Plaza Cataluña y al Parque del Laberinto de Horta que también aparece en “El Perfume”.
En cuanto a esparcimiento están las jams Jamboree, The Jammin’ Cat y El Marula, en ese último, los jueves son de salsa. También hay un lugar muy emblemático, no visitarlo es como no haber ido a Barcelona, se llama “La Oveja Negra”, recomendadísimo.
¿Tocaste en Jams?
Sí, las primeras veces fueron interesantes. No me fue tan bien, pues estaba nervioso y acababa de subir una persona que tocaba muy bien, y la mayor parte del público eran músicos. Cuando me animé, fue complejo, pero a medida que pasó el tiempo iba notando más confianza. Las últimas sesiones en las que participé fueron mucho mejor.
¿Qué destacas de la experiencia?
El crecimiento a nivel personal y profesional. Siempre me he concebido como una persona independiente, pero al estar en otro país debía encargarme absolutamente de todo; descubrí muchas cosas que no sabía que podía hacer y aprendí otras… a cocinar -antes no lo hacía muy bien-, a ser más organizado y a preocuparme más por mí. A nivel profesional cambió mi perspectiva, entendí que para ser músico hay que darlo todo y estudiar mucho para ser un profesional destacado.
Tu mensaje…
Lo primero es animar a mis compañeros a que hagan su intercambio en el exterior, esta es una oportunidad que de verdad le cambia a uno la vida en muchos aspectos. Considero que es importante ir con la mente abierta, estar dispuesto a recibir comentarios o críticas constructivas para mejorar, porque muchas veces nos cerramos a otras posibilidades. Yo la repetiría… háganlo, de verdad es una gran experiencia.